I
ser como la grandeza
del pez cuando muere
o la orilla si brilla
cómo ablandar las piedras
si son parte del río
y dónde hallarle sentido
a tan filosa arbitrareidad
pareciera que el pez es pez
y nada
tan bien podría ser una lágrima
su piedra o la misma agua
en la que se sumerge
a comprender su vida
desafiando la verdad del río
algún pez se volvió tiempo
y se encontró con que en otras historias
los ríos viven
de la belleza caduca
de los peces
VI
La veo
y su ser se deshace en un incógnito
rompecabezas irresolutible
me deshago entonces junto a su compañía,
que ya no existe.
Se estira y gotea
cascadas avalanchas y apuestan
a que todo cae para abajo
a que te toco y lo sentís.
Entonces la cuerda floja
del miedo a percatarnos
de que ni la cuerda existe
de la ilusión del equilibrio
que esconde eterna caída,
laberinto perplejo lleno de salidas
que nunca se pueden traspasar
porque el laberinto al final tampoco
existe.
Me deshago entonces en fragmentos
que corren por los pasillos refractando
más fragmentos que buscan
fragmentos
y a veces
se encuentran
y al verse ven
que no hay rompecabezas que resolver
ni totales que juntar
ni rupturas que esconder.
XI
Por un y por otro lado
los ojos le buscan la vuelta
y la hallan ¡vaya sí la hallan!
porque si no lo hicieran…
Entonces una rendija
un resquicio
algo así como un punto en el aire
que ejerce una leve resistencia
y muestra
dónde puede ser el desgarro
que acerca otros mundos
la apertura al registro donde
todo es desconocido
y a la vez todo es posible:
entonces las manos
con la certidumbre del movimiento
que no es más que el instintivo impulso
encuentran otra vuelta
¡sí, la encuentran!
y la exponen
acercan el reverso
y el esfuerzo ¡ay!
vale la pena y engendra
una gran cantidad de cosas
que a veces
y sólo a veces
porque el espectro es enorme
tienen forma de poema,
y es difícil diferenciarlos
de entre todos los poemas
¡si a veces ni siquiera tienen forma de uno!
si pueden ser caricias o vasos
y hasta cigarrillos.
Ni sustancia ni forma
lo que resulta
del reverso
descubierto
es un intercambio
una expansión,
porque nace,
la poesía
en el revés de lo conocido
y entonces lo acerca
lo incorpora
y no tus ojos son poesía, no
sino el efecto que tienen en mi cuerpo
por eso
la poesía
no es definible a partir de lo estático
sino a partir de un proceso
ese que encuentra
algún más allá del lenguaje
en algún universo dispuesto a enriquecerse.
EN JUEGO
Cerrar los ojos y no pensar en nada
más que en las caricias
en qué es lo que creo que quiero
que mis manos le susurren a tu espalda
en qué es lo que quiero que mi cuerpo
le pueda compartir al tuyo
así como de pasada
cuando garchamos o cuando
te rozo al pasarte el mate
mientras me distiendo y acuesto en tu espalda
o cuando nos chocamos y vacilamos
entonces los resabios de un movimiento inconcluso
mi mano que jamás llegó a tu cadera
porque te golpeaste fuerte
tu nariz con mi cabeza
y eso nos desexitó
siempre pienso en qué es lo que quiero que mi cuerpo
le pueda compartir al tuyo
esa desentrañable sensación de calidez
o cerrar los ojos y no pensar en nada.
DE AFTER Y CON VERGÜENZA
el otro día
te acordás?
fuimos a tu casa
después de que tomamos unas birras
en alguna esquina
y ahí
abriste un whisky
y no lo tomé
porque me es muy fuerte
yo tomé vino
y vos tomaste tu whisky
y entonces
nos besamos
te acordás?
nos besamos
nos tocamos
y de a poco
me sacaste la remera
y me empujaste a tu cama
y te besé en los labios
de la boca
y de la concha
te acordás?
y yo ahí
(y me pone triste)
y me trabo al escribirlo
yo ahí
terminé
en mis calzoncillos
como cuando era un niño
terminé
mientras nos acariciábamos
y te manché la sábana
y me dio vergüenza
ser impotente
te acordás?
yo intenté
pero ya estaba bajoneado
en otra
y sin ganas de garchar
te acordás?
quería decirte
perdón y gracias
porque yo me sentí cómodo con vos
y me gustaría
realmente me pondría contento
que nos veamos otra vez
Lucas Rodríguez Fierro (Córdoba, 1996). Codirige y edita la revista literaria Ósmosis, actualmente con 3000 ejemplares impresos. Trabaja como corrector en Editorial Buena Vista.