CHARY GUMETA









BALACERA

Su caminar tranquilo fue interrumpido
Por la estampida de los transeúntes;
Un sudor frio recorrió su espalda
Y quedo estática,
Sin habla.
El “bang” de una pistola
Se escucha continua
Y los silbidos de la muerte
Pasan sobre su cabeza.
Entrar en ese lugar repugnante
Y abrazarse de su miedo
Le dijo que aún estaba viva.



SICARIA

De repente, como quien dice de la nada,
Ya tenía una “Clock” en la mano,
Una igual como la que ultimo a mi padre.
Si te digo, uno no lo pide, así nomás,
Cuando vienes a ver ya eres una matona.



EL NO SABE

Él desconoce
Que un día me iré
Que tomaré el rumbo del mar
O el de un lugar ignorado
Y me perderé en el tiempo.
Abandonado y triste
Dirá que desaparecí
Como una lágrima en la lluvia
Contará varias historias diferentes
Para no sentirse tan solo
Para que digan que él es un hombre bueno
Y yo una mujer mala.




BOMBARDEO
Para las mujeres kurdas
Y mi corazón también.

Se derrumbó tu vida junto a tu casa
Creíste que acababa el mundo
Bajo aquel estruendo hosco y seco.
Tus sentidos se hicieron espinas
Y acicatearon a tu cuerpo
Ante aquel movimiento telúrico.
Te quieres mover
Y el grito prensado en tu pecho te lo impide
Te aprieta más que tus pecados
Que tu angustia
Que tu miedo.
Una reacción tardía
Te espuelea las costillas y huyes.
Corres con el tiempo sobre tu espalda
Que pesa más que la vida
Que tratas de salvar entre las manos.
El aliento te falta
Y sientes que debes guardarlo
Para engañar a la muerte
Todo tiembla
Y las paredes se desmoronan
Ante tus ojos
Caen por la humedad de la adrenalina
Que exhala tu cuerpo.
Sigues corriendo
Con la liebre del terror metido en tu cuerpo
No sientes nada
Ni los vidrios que pisas
En el tropel incontrolable
Ni los guijarros que caen sobre tu cabeza.
Falta poco
Miras la luz al fondo del pasillo
Todo está bien
Te dices.
Llegas jadeante a la puerta
Y por primera vez
Tienes esa paz
Que no has sentido nunca.




EN ESTAS CALLES

En estas calles
No hay día que no llueva plomo
Ni día que no encuentren un cuerpo mutilado.
Los que habitan por aquí
Tienen de vecina a la muerte
Camina libremente
En la bala de algún gatillero
O en el hacha de un carnicero.

                              
APRENDEREMOS A CAMINAR


Para los más de cinco mil niñas y niños
Desaparecidos en Guatemala durante la guerra
Para que sepan que aun los seguimos buscando.

I

Con mis manos llenas de luz
Llamaba a mi abuela
Que vivía en la luna,
Contesto un grito desgarrador
Que reclamaba la presencia
De los que se llevaron vivos.

Toque mi rostro y no me reconocí.
Me llamo por mi nombre
Con un quejido lleno de dolor
Desde el filo del sueño,
contestó la injusticia
Con voz de burla,
Mis labios guardaron silencio
Y escuche lamentos
Con tono de adiós.

Camine sobre el silencio,
Vi los rostros y nombres
De los desaparecidos;
Entonces desperté
Y el recuerdo reconstruyo los días.


II

Los pájaros anidan sobre tumbas
Con un corazón en las garras,
Destrozan la carne de los muertos
Que no tienen nombre.

Con sus picos
Extraen el alma y se alejan errantes,
Vagan por el cielo,
Buscan un lugar donde puedan colocarlos
Y venga alguien a reconocerlos.

El amor también va con ellos
Para que no puedan matarlos;
Las estrellas desde el cielo
Les muestran la ruta
Y las luciérnagas
Alumbran su destino.

Morir en vida
No está en los planes de nadie,
Mucho menos ser una sombra
Que deambule por los campos
Esperando sentir que aún está viva.



III

Quien grita un nombre
En medio del desierto
Tiene heridas tan hondas
Que no le quitan la vida,
Se hacen profundas cicatrices
Como un recordatorio de que está viva
Aunque busque la muerte.


IV

Con el sufrimiento a cuestas,
Sigue la búsqueda de lo que no se extravió
Sino que se perdió
Entre el viento y el espacio.

Los ojos ya sin lluvia,
Poseen  la pupila muerta
y su espiral de luz derramada
En la esperanza,
Tienen miedo de llegar y mirar
Una casa que se ha desmoronado
Con la ausencia.

El día del dolor aún está latente,
Los recuerdos
Muerden con sus dientes afilados
A los que tratan de sobrevivir.
El tiempo le hace funerales a la espera
Con los meses y los años;
Solo una tenue luz
Alumbra el fondo de un lugar
Donde se guarda una mirada
Que no se quiere ver.

V

Aprenderemos a caminar entre sombras
Aprenderemos a tener con luz esa lámpara interna
Aprenderemos a mirar el paso de las estaciones
Pero nunca  a olvidar el rostro del amor de nuestros ausentes.

“¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”

Y yo, aquí,
Contemplando esa misma soledad.







Chary Gumeta. (Chiapas, México). Poeta y Promotora Cultural de arte y la Literatura.  Ha publicado en diversos medios de difusión, así como varios Libros de poesía. Ha sido antologada en diversos proyectos.
Actualmente es coordinadora del Festival Internacional de Poesía Contemporánea SCLC y de Literatura en el Festival Multidisciplinario Proyecto Posh.
E-mail: charygumeta@hotmail.com
Facebook: CharyGumeta

Colaboración: Luisa Isabel Villa Meriño

Entradas populares

Lxs más leidxs