NICOLÁS SILVA



Abrí la boca papito

Vos lo pediste, comé, es tu viejo, vos lo pediste
escribí desparejo, lo pidió tu viejo, escribí marginal
o andá rimando por la vida como un boludo

pero la vida, si en algo no consona
es con la canción de cuna que el imperio
le diseñó a tu mamá, ¿ya te bautizaste bastardo?
te lo pregunto

porque ahora yo no les vengo
a ofrecer les vengo
a regalar tenés bocha
de canales para elegir pagá pagá pagá

y la ruta es polvo, la ciudad es un agujero
bien ganado, yo laburé, a mí nadie me regaló
la cucha la chapita que adquiriste te sujeta
es el primer candado de cien cerrojos

del amor. La madre sufre, el hijo tal vez
no desee el camino macho
desde donde el idioma le habla,
que ella defiende, le reza a un gran glande

el nene, abróchenle, por piedad,
el botón que le falta
para hacerse merecedor del cuero
que lo sujetará mejor.

Podrás también esto

Podrás ser también esto que no sos
un juguete para que los dioses
revienten
de una vez, queriendo jugarte
qué ganas de llover
cuánto maníaco queriendo volarse.

Ser podrás de escalón en escalón.
Podrás dejar la marca de tu pata
en el mundo
que será borrada
en sinfín de ánimos por el piso
se sumarán y levantarán
todos de golpe contra el monstruo
que puso el metal para salvar
la plaza del barrio.

La realidad no admite monstruos

La realidad del monstruo
hace al esclavo sentir el mundo
desde el amor al barrote, salir
a buscar la felicidad
corriendo hasta donde la cadena llegue, amando
con todo el ser
al monstruo
como límite del mundo posibe.

Atravesades entre un puerto y otro
a orillas del monstruo
nos trabamos en los juegos
de la perrera y sus códigos.
Porque el candado
puede ser sólo manipulado
por quien tenga manos, perrito.

Del otro lado del alambre

Me pongo loco
del otro lado del alambre
para que me veas, me apruebes.
No sé si será justo
pero no quisiera que me creas perro
de todas tus andanzas,
deberías verme ahora
quebrando melodía que prenda brasa
contra el mismo crepúsculo
en que cientos de píxeles
se ordenan al oírte. Tu presencia suaviza
lo incierto en la escritura de las cosas
tu mano en mi lomo, mi hocico se acerca
al espacio de tu intensidad
y soy de vuelta cachorro.

Pase por aquí con confianza

El muerto está tendido,
buen provecho.
Límpiese por favor los añicos
antes del postre.

Asociate a la ferocidad del amo

La sangre acelera y fracasa
contra el dueño de los signos
que pone todos los días
la comida en mi plato. No hay que ser ingrato
mantener firme la soga
asociarse a la ferocidad del amo
defender a todo colmillo la fe
en la política reguladora
de la perrera en constante bancarrota.
Mantener la soga, ni muy-muy ni tan-tan
mantenerla
pasarla a digital.
Dentro mío un perro botonazo vacía
los cartuchos sobre la jauría
que, según el analista, merecería vivir.

Perro que no ladra

Perro que no ladra recibe doble ración.
Perro que sirve para ordenar desprolijidades
del desfile pobretón.
El mundo necesita cada vez menos gente.
La gente no es tonta
la gente no quiere saber por qué
la opresión se siente hasta de veraneo.
La culpa la tienen los perros, señor peatón de a pie.
La culpa es del veneno que le ponen al café.
Perro de mierda qué me mirás
como si me perdonaras, cuando me pueda levantar
te voy a dar navidad, a vos,
te voy a dar vacaciones pagas.
Eppur se muove
dice el muy atrevido
te voy a dar
Eppur se muove a vos
y mucha información y noticias en pantalla chata
para que sepas lo que pasa,
si va a llover, si alguna marcha
te impedirá llegar al trabajo, con la cola limpita
a recibir el salario digno.

Rancheada de patrón

Duró indefinidamente.
¿Necesito este cristal para encontrarme?
Si adonde voy es un morir de la tarde
-acostumbrada a la mordida ajena-
el centro de lo que soy se acerca
mediante largas esperas y promesas
para hacerlo verga todo.
Esta eternidad
en la que exhibo la dentadura
y paro mis pelos, mientras por dentro me cago de miedo
también pasará.

Sobre el autor:

Nicolás Silva
Nació en Montevideo, Uruguay, en 1972 y al poco tiempo se trasladó con su familia a la ciudad de Buenos Aires. Desde muy temprano tuvo inclinación por las letras, dedicándose mayormente a la poesía y asistiendo a talleres, a lecturas y recitales de poesía. Publicó sus poemas en revistas, fanzines, antologías y en mayo de este año presentó una plaqueta que lleva por título Perro que no ladra (El Rucu Editor, 2019). Actualmente vive en Temperley, provincia de Buenos Aires y administra el blog de poesía Casa de piedra. (http://nicolasduamelsilva.blogspot.com.ar).

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