CUATRO
POEMAS
I / Conversación
El
tumulto en el corazón
sigue
haciendo preguntas.
Y luego
se detiene y se compromete a responder
en el
mismo tono de voz.
Nadie
puede notar la diferencia.
Sin
inocencia, estas conversaciones empiezan,
y luego
cautivan los sentidos,
como sin
quererlo.
Y luego
no hay opción,
y luego
no hay sentido;
hasta que
un nombre
y toda su
connotación son lo mismo.
II / Lluvia hacia la mañana
La gran
jaula de luz se ha roto en el aire,
liberando,
creo, cerca de un millón de pájaros
cuyas
salvajes sombras en ascenso no regresarán,
y todos
los cables vienen cayendo.
Sin
jaula, sin pájaros que espanten; la lluvia
se
abrillanta ahora. Es pálida la cara
que probó
el rompecabezas de su prisión
y lo
resolvió con un beso inesperado,
cuyas
pecosas manos, sin sospechar, plantaron.
III/ Mientras alguien telefonea
Desperdiciados,
desperdiciados minutos que no pueden ser peores,
minutos
de una bárbara condescendencia.
-Mira los
abetos desde la ventana del baño,
sus
oscuras agujas, adiciones sin propósito
maderadamente
cristalizadas, y en donde dos luciérnagas
no hacen
más que perderse.
Oir nada
que no sea el tren que pasa, que debe pasar, como la tensión;
nada. Y
esperar:
quizá
incluso ahora el anfitrión de estos minutos
emerge,
algún relajado extraño que no condesciende,
la
liberación del corazón.Y mientras las luciérnagas
no logran
aún iluminar este árbol de pesadillas
no
podrían bien ser ellas sus alegres ojos verdes.
IV / Oh, Aliento
Bajo este
amado y celebrado pecho,
callado,
en realidad aburrido ciegamente venoso,
llora,
quizá vive y deja
vivir,
pasa apuesta,
algo que
se mueve pero invisiblemente,
y con qué
clamor por qué moderado
no
entiendo ni siquiera un murmullo.
(Mira el
delgado volar de nueve pelos negros
cuatro
alrededor de uno cinco el otro pezón,
volando
casi intolerablemente en tu propio aliento.)
Equívoco,
pero lo que tenemos en común está ahí para quedarse,
equivale
a lo que sea que debemos poseer,
algo con
lo que quizá yo pueda regatear
y lograr
una paz separada bajo
dentro si
nunca con.
Colaboración: José Antonio Iñiguez