No estoy lista
No estoy lista para la roca/ no estoy lista para la seda/ no estoy lista para el amor
no estoy lista para la desesperación
el cocido lógico/el instante
el mantel sucio que vivía en sus ojos
las garras de dios
la profundidad dudosa del océano
el cuerpo:
qué difíciles son los afectos y qué agudos dolores son
las plumas de este invertebrado que se llama
odio a tus semejantes
no estoy lista para la recuperación
para sanar las heridas de mis antepasados
no soy la policía del karma
mi ingrediente secreto es un hilo que halo y me remite a mí misma
al edificio que fui en otra vida
a las habitaciones que me hicieron abrir las terrazas
y saltar a los pies de cierta estatua
que tenía en los ojos manteles sucios
no estoy lista para morir por nadie
no estoy lista para el amor.
Acapulcazo
Yo sé que dejaste de quererme bajo el sol murmurante de Caleta
durante esa tarde en que las sombras se hicieron largas
copiosas dentadas
una espora llegó para decirte
que tu vida estaba en otro sitio
la trepidación de la pastilla se apoderó
de tu calma
lejos
en ese mar mezclado dentro de un vaso
tu cuerpo vívido
se transformó
en doce mil orugas transparentes
que trazaron como frontera de tu primer país
la risa
la de la bestia
un corazón punzado con rascacielos y ríos del sueño.
Lo nuestro fue querernos
brindar por la sangrienta felicidad
pisé tu alfombra una mañana
preguntaste si el mundo era quieto
hice un calamar en la comida
con fruición lo devoraste
mientras llorabas por la vida
que le arrebatabas al cosmos
como el hombre del costal lloraba
tras comerse los dedos de los niños perdidos en el tianguis
así lloraste tú
delante de mis utensilios y la mesa
Nunca me había parecido tanto a nadie
Mis mancebías se incendiaron un segundo
te llevé entre brazos a la cama
tu pulgar fue chivo expiatorio
te rezaba no sé qué sueños rosa cálido
nacidos del verano okupa
desde ese momento te largaste
Deja de llamarme
cuando dices eso
puedo jurar sin verte que
tu cara se enrojece levemente
como cuando te llenabas los bolsillos de fruta
que se aplastaba contra tu cuerpo
el pantalón violeta se teñía de un lento púrpura que amenazaba
alguna herida insondable
Ahora es más sencillo mirarme al espejo
Es más sencillo ahora que he ganado algunos vicios
Vicios más claros como dormir
y espiar entre los vapores que se evaporan con la vigilia
reírme como pirata
tenderme
sobre una pastilla larga que conduce al cielo
predicar a una caravana de indios hablando de pecado
morir al instante
igual que árboles grandes con su sombra.
Observo a las vacas trenzando su estela a lo largo de la carretera
no falta mucho para llegar
la playa me recuerda a ti todos los días
especialmente cuando es violenta y única
especialmente cuando duermo sobre su faz sin despertarla.
Alter ego
(aquí hay un blackout de dieciocho años)
no te conocí cuando el terror bajó raudo entre las rodillas
rojísimo a decir quién vive
a decir que el himen
finalmente
había abandonado el edificio
no supe de qué estabas hecha
aunque el dolor fue levantando casas
y albercas y asientos de cine
y almejas vacías
y cárceles
y pozos
Animal feral
glaciando hacia la sutura
esa frontera entre el albañal
y el tejado de agujeros
todas mis razones estaban equivocadas
y todavía se jalan las greñas frente a sus ventanitas
mientras pasa el animal
con todo el territorio que carga
agitado en el vaivén retórico y post erótico
de la desnudez
no te conocí ante la cercanía de los otros
ni cuando el hambre fue talando los árboles
no te conocí cuando el aviario estropeó las cerraduras
y todos los pájaros huyeron
tomaron el cielo
lo hicieron negro y precioso
como el plumaje del cuervo.
no te conocí ni el polvo
nunca supe qué pasaba contigo
por qué tu afán de quedártelo todo
por qué llorabas al comer la sopa
por qué recibías suave y abierta
las envenenadas lanzas
de los extraños
no te conocí cuando las enfermedades te hicieron su presa
no pude liberarte
te veía de lejos
pensando que no eras mía y alguien al final
vendría a salvarte
a retorcerse delante tuyo
a redimirte
a revivirte
a rehacerte de la nada como a los coches de los aventaderos
te miraría a los ojos para hacerte nueva
con la ternura de un carpintero
darle lustre a la piel vencida
sanar todos los agujeros de todos los petardos
que a final de cuentas no te atravesaron
pero se quedaron a vivir en tu epidermis
animal feral
que no eras mía
te vi caer
despedazarte
sangrar te vi
caer de nuevo
no te conocía
pero te sentí
herida estabas miserable
como el perro sin hogar bajo la lluvia
como el perro palacio de sus parásitos
así te vi
tuve que llorar con toda la garra que el mundo me dio
para otras cosas
¿qué hacer por ti?
amada carroña
yo
atada a tu tobillo seré también
el mismo bocado para nuestro prometido precipicio