Hotel con piscina
¿Habrá que encender una luz si aún están
claras las nubes?
¿Quieres encender
la luz de un cigarro, que es más tenue?
*
He ahí el mundo:
la piscina de un hotel.
Me sumerjo en el agua,
me sumerjo.
Ellos fuman,
toman su cerveza,
hablan de los campos.
Me sumerjo en el
agua,
me sumerjo a volar.
*
¿Era Tijuana?
No, no era Tijuana
¿Era el D.F.?
No, no era el D.F.
¿Era Durango?
No, no era Durango
Era un sueño pero no era
un sueño.
Los cisnes de ¿Yeats?
¿Rilke?
Recuerdo los cisnes,
el agua en tus ojos,
tus ojos en el agua.
Nombro a los cisnes,
quiero recordar la poesía,
pero no puedo decir
la poesía que recuerdo.
*
(Yo no supe dónde entraba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí
que me quedé no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo.
San Juan de la Cruz)
*
Me sumerjo en el agua.
Nosotros, que fumamos,
hemos muerto.
La piscina, las cervezas,
las nubes
no están.
Todo se ha convertido en
Dios.
*
(Ponme como un sello sobre tu corazón
como sello sobre tu brazo
porque fuerte como la muerte es el amor.
Cantares, 8; 6)
*
Cerrar los ojos:
una piedra se hunde en el
agua,
pájaros limpian
la bóveda con su vuelo.
Abrir los ojos:
¿Quieres nadar?
¿Quieres encender
la luz de un cigarro, que
es más tenue?
*
(Yo no supe dónde entraba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí
que me quedé no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo.
San Juan de la Cruz)
*
Descansabas tu cabeza en mi hombro,
tendías un verano en mi hombro.
Tú eras el verano,
corazón del agua
corazón del pez,
corazón de un pájaro
que reza sobre los
cuerpos.
Amén.—
Miguel Ángel Ortiz (Durango, 1984), es autor de El cuaderno de las resignaciones (Premio
de Poesía “Elías Nandino”), Milagros para
una tarde de lluvia (Premio de Poesía “Carmen Alardín”), y Funerales que jamás las brujas (Premio de
Poesía “Amado Nervo”).