ASTRID SOLDEVILLA

Mariela Cordero




La montaña

He llegado desde el dolor
para aprender el arte de acariciar una herida
he descubierto que mis dedos no tocan
ni mis ojos miran
pero que en mis manos tengo el calor para acoger
el invierno de un pecho que se agita

he encontrado
que en una montaña
hay un cuerpo que se rompe
cuando lo necesita.



Primer mundo

Hoy soy diminuta
soy una mosca perdida en habitación extranjera
y todos los que me miran son arañas

todo se mueve tan lento
y me entra una pena tan grande
que desde mis ojos se ve el río Thames

Todo es tan exacto
que mi lenguaje oblicuo rebota en sus esquinas
todo es tan exacto
que mi rostro indio no entra en sus espejos
todo es tan exacto
que mis besos no caben en sus mejillas
todo es tan exacto 
que después de un polvo
tengo que despedirme de lejos
como pidiendo disculpas
sin mirarlos a los ojos
todo es tan exacto
que me avergüenza mi cuerpo
la velocidad de mi lengua
y mis dos apellidos

mi pasaporte tiene una mancha debajo de la palabra
nacionalidad

me da pena
a él nunca le pude contar que yo también sonrió cuando veo una polilla
que me dan ternura las abejas 
que me hacen llorar las hojas secas
y que cuando lloro no termina
y lo que se ve en mis pupilas
no es el río Thames
es el Rímac
y se me va a las rodillas
y que todos los días
me muero demasiado
quiero demasiado
necesito demasiado
pero solo miro una silla
pero solo miro una silla
pero solo 
miro
una silla

el calor me abraza de nuevo
como a las bancas donde duermen vagabundos
vagabundos tan blancos
vagabundos tan rubios
y me pierdo en buses de negros para sentir calma
les sonrío grande y loca
me sonríen grande y loco de vuelta
no estamos en el primer mundo nos decimos con las cejas
les beso toda la cara
y me la besan toda de vuelta
y nos vamos a un barrio pobre
para sentirnos en casa.



Victoria
                                 
A tu tacto padezco
subo y bajo escaleras de tu vientre a tus tobillos
soy plasma
materia indescifrable
que se acuesta en tu espalda
como un verso cansado
emerjo de ti como una ventana
desde donde veo mi cuerpo y el tuyo multiplicados
es primavera en las entrañas
y he descubierto mis manos 
tratando de escribir tu nombre 
es primavera en las entrañas
y he descubierto mis pies 
soñando con ir a tu casa
yo que abro una puerta 
y siempre veo
tu cara.



Cuando mi abuelo se queda dormido viendo el noticiero de las 11

Cuando mi abuelo se queda dormido viendo el noticiero de las 11
lo que me detiene es la tristeza
lo creo deshabitado
como un animal que ha abandonado la piel primera
un saco de huesos y carne que ya no es mi abuelo sino otra cosa
a la que le lloro sin entender
que lo que me da pena no es la muerte
sino el cuerpo vacío que abandona

mi abuelo se quedó dormido viendo el noticiero de las 11,
pero comprobé que aún respiraba
aún se hinchaba como un sapo viejo
aún abriría los ojos y me diría que coma
aún vagaría por la casa buscando alguna cosa
que luego su memoria mantendría en secreto
aún me diría que el amor no es para siempre
y solo es eterno para los hipócritas
aún se reiría mirando una foto en el periódico
y diría mi nombre como si fuera un sueño

mi abuelo se queda dormido viendo el noticiero de las 11
todos los días
e intento hacerme a la idea de que un día
el noticiero estará encendido
y ese sillón estará vacío.



La gota del río

Algún día viviré en la gota del río
y seré tan pura que el viento soplará mi nombre
esta camisa la tenderé al sol 
hasta que abandone mi cuerpo
y me iré lento como las hojas
todo aquel bañado por mis aguas saldrá niño e ileso
haré del dolor, un abrazo
del silencio, una caricia
de la muerte, un suspiro
en mis arcas crecerá musgo fresco
seré hogar y alimento
de minerales majestuosos 
que harán nido en mi pecho.




Sobre la autora:

Astrid Soldevilla (Lima, Perú; 1995). Artista multidisciplinaria. Poeta, música,fotógrafa y videoartista. Bachiller en Comunicación Audiovisual de la Universidad de Lima. Invitada al encuentro académico y literario “Spanish and Latin American Voices in Oxford” de la Universidad de Oxford en Inglaterra. Ha expuesto su obra fotográfica en distintas galerías de la capital. Actualmente se encuentra trabajando en su primer poemario. 



Colaboración: Sara Montaño Escobar




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