EL OTRO
A Rafael
9:09
Siempre
te vas
a
las nueve con diez
y
a las nueve con once
dejo
de existir.
Tu
aroma
todavía
me envuelve,
y
el calor de tu cuerpo
comienza
a abandonarme.
El
charco en mis ojos
inunda
las pupilas
del
color de tu piel
enredado
en mis pestañas.
Mis
labios solos
se raspan
besando
la almohada
y
el lado tibio de la cama.
9:21
Las
paredes apenas callan
los
ecos de esta casa vacía
envolviendo
mis manos
con
la sombra de tus piernas.
La
cama está sin tender
y
la sábana revolcada
con
partes de mi alma en ella
por
culpa de las ocho y veintidós,
(8:22
Quiéreme
con cada diente
con
«apúrate, ya van a ser las nueve»
con
«no te vayas y duerme acá,
siempre
es la misma contigo»).
ALACENA
En
la alacena de mi cuerpo
siempre habrá algo para ti;
para
esos días cansados
cuando
no quieres cocinar,
por
si un día vienes a cenar
o si te quedas a dormir.
DESCOMPONIENDO A CHAPARRO
La
ciudad está muerta,
las
luces son pequeños ojos rotos que nos vigilan.
El
ruido del agua inunda el bar,
la calle refleja el resplandor apagado del
día.
El
humo azul de su cigarrillo me envuelve
y
me tira la ceniza en el pelo.
Se
toma un vaso de brandy
y
me da un beso en los labios.
La
lluvia
el brandy.
Me
marea y me abro paso por su garganta,
tocando
con la lengua sus amígdalas,
su
aliento me recuerda a las mañanas de sol.
Me
inyecta sus babas en el cuello
y
todos sus sueños vueltos mierda.
Sus
palabras se meten por toda mi sangre.
Mis
manos huelen a sus nalgas,
a
sus labios de humo azul.
La
noche se nos cae a pedazos
y
nos perdemos bajo la luz
bajo
la lluvia.
AUSENCIA
Debo
dejar de desayunar tabaco
de
besar el filtro como a tus párpados
de
volver los días humo
(y contar que hace dos
cajetillas no te veo)
de
aventar ceniza al alma
y
abandonarla por partes
con cada colilla
.
LENGUAJE DE SEÑAS
Cuando
el lenguaje te abandona
oraciones
se forman en el espacio entre tus dedos
puedo
saborear el atardecer en tus lunares,
la
piel entre las uñas,
el
aliento a palabras podridas.
Cuando
el lenguaje me abandona
puedo
leer los capítulos de tu cuerpo;
vuelvo
tu piel legible,
mis
manos averiguan dónde has estado
buscando
a centímetros
las
letras que expliquen el silencio.
Cuando
el lenguaje nos abandona
armamos
conversaciones con el pulso
reconocemos
lo que callamos
y
para no descarnarnos la boca hablando,
nos
miramos
y
con los ojos secos,
decimos
adiós sin articular.
AZUL
Lame
tu lengua
y
compara el sabor de cuando me besas.
Que
tus quijadas se cansen de masticarse entre sí.
Baila
para mí
en vertical
a ciegas.
Que
gritos de auxilio sean lo que te oriente.
Dibújame
sonrisas con la sal de tu frente
y
deja a tu saliva que se llene de gozo
por convertir la noche en día,
la
sangre de tus labios al partirse.
Aprende
a proveer tu piel
en
lluvia de manos;
deja
que te aten
como
cuerdas a troncos.
Tu
pulso corre dentro de mi puño.
Libérate
siendo mi preso,
enciende
un cigarrillo
y
trata de alcanzar el humo.
Siente
al viento alabar el dolor en tus muslos.
Corre
en silencio.
Duerme
en mi respiración
(con
mi imagen en tus párpados).
Mientras
sueño
nota
mi ausencia,
y
finge no haberlo disfrutado.
Alejandro A. Benítez (Mazatlán, Sinaloa,
1993). Poeta y fotógrafo; tomó clases de dramaturgia en la ciudad de
Guadalajara (Jalisco). Ha asistido a talleres impartidos por Hernán Bravo
Varela, Christian Peña y Fernando Alarriba en Mazatlán y Josué Ramírez en
Morelia (Michoacán).
Forma
parte de la antología poética Lumbre (Palabras del Humaya, 2015) como muestra
de trabajos creativos del taller "La Frontera Indómita
Colaboración: Jesús García Mora
Colaboración: Jesús García Mora