ROY SIGÜENZA

TABLA DE MAREAS


¿De qué puerto? ¿En qué aguas?  ¿Y por qué pensar en esto?
 ÁLVARO DE CAMPOS


Todos aquí apretujados contra el sinsentido “El viaje no durará”, dice tranquilo el Timonel


Somos muertos que esperamos el atraco (el agua siempre lleva a alguna parte, eso lo sabemos todos)
A veces el barco se atasca en el arenal de las playas, pero también en los mojones abruptos de nuestras preguntas,
ya en alta mar.


TEATRO



ÁNGEL ROSA: La casa no resiste. Aquí siento sólo deseos de salirme, de irme de mí. Su vientre cálido pero desesperante sorbe el movimiento de mi cerebro.

ÁNGEL PLATA: La casa es la seguridad. Di tu sueño, lo oigo.

ÁNGEL ROSA: Casa-madre, casa-padre, casa-hermanos, la gran casa-familia: el abrazo de la muerte-mata-la- semilla-del-agua.

ÁNGEL PLATA: La muerte está en todas partes, te lo recuerdo. Como los insectos.

ÁNGEL ROSA: Miente la boca de la tranquilidad. ÁNGEL PLATA: Sólo la belleza es tranquila ÁNGEL ROSA: El mar la puede decir



ÁNGEL PLATA: ¿Por qué es infinito? ÁNGEL ROSA: No, porque calla.



UN ROUSSEAU


Criaturas que fueron hechas para ser adoradas
se oscurecen de muerte si alguien las mira


El amor es una extraña prevención en el paisaje


Las caricias se pudren


Algo perdido camina buscándose entre la maleza


HABLA TIM, EL BEBEDOR


Por el alcohol voy a perder la oportunidad de verte brillar en el juego.
La Apuesta es un corazón de pescado y basura picada de enfermedad.
Por una botella de ron, sólo por eso el valor se me cuela como la lengua.
Que vaya despejado el ojo y el oído

para que puedan escuchar el verdadero rumor de la muerte
-un derroche de sabidurías inaplicables




en casos de niños-mermelada con problemas de respiración-.
Frases con manos anilladas que se van a fiestas. Agonías bajo los techos y los pisos: de puertas abiertas.
Glamorosa avalancha de miradas dispuestas a comerte el sexo.

Habla Tim, el bebedor, y llora

como si fuera una niña estropeada por su madre.

Coro:

Pobre chico que observó la llama del amor alumbrando la ciudad y la creyó verdadera, hoy tiene la cara llena de ceniza.




ELLA, LA ESTREMECIDA

  
Viana es dulce. Cree en los sueños Siente que la perdió el destino “Es un edema mi cerebro”, dice.
Se equivoca a veces y huye
“Yo no voy, sólo estoy viniendo, los que se van no regresan”, dice.
Viana no suele hacer preguntas picantes “Mañana no iré, ahí está el olvido
Amor es un paradero al cobro
Mi hombre soy yo, eso me vasta”. Viana una vez fue suicidada,
quemó la mujer: un instructivo para despresar pollos y otras sumisiones.





Coro:

Denle a Viana la ola
y le parecerá el camino. Viana-bala-perdida, parienta lejana del caballo.


PARTE DE GUERRA



Los jardines fueron hollados

-allí verdeaba la flor del veneno-.

Mujeres ovíparas pasan ahora por ahí buscando temperaturas altas donde abarcar.

        Muestra del libro Manchas de agua de próxima edición por Cinosargo


Roy Sigüenza, 1958-Portovelo, El Oro, Ecuador. Poeta. Ha publicado Cabeza quemada, Ocúpate de la noche, Tabla de mareas, La hierba del cielo, Cuatrocientos cuerpos, y el libro antológico Abrazadero y otros  lugares. Sus poemas están incluidos en varias  antologías –textuales y virtuales– de poesía ecuatoriana y latinoamericana. Ha sido traducido al inglés, portugués y catalán.



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