MAXI RACCO






Los Buenos


Nosotros escuchamos
sin hablar,
porque sabemos
que nos morimos
temprano
sin molestar

No llegamos
muy lejos
con la edad,
no duramos,
casi sonreìmos
y nos guiñamos los ojos
porque no nacimos
en el campo.

Nacimos en la ciudad,
somos de los buenos,
de los que saben
que todo es para los demás.

Nada que pensar
que tenga que ver
con ser artistas.
Sólo la soledad.

Nada de familias.
Para nosotros no hay.
Se terminan rápido las familias
para mi.

Vos casi te despegás,
pero no, pero ahí
estás.
Todavía no,
todavía no te vas.
Tenés que quedarte
un ratito más,
porque te está yendo bastante bien-
nada mal.

Nosotros es yo.
Nadie más.
Yo soy el bueno
que miente
que dice la verdad
y vos ya casi no la escuchás
ya casi te vas.
Dejá que pase un poco el tiempo,
después andá.

Pero
pero nunca dejo de ver
pero.
Nunca dejo de escuchar,
por eso me callo,
porque es mejor
escribir acá.
Porque no me quejo,
porque sonrío
porque no me importa.
En serio.
Nada.
Me importa.

Mejor digo,
qué mejor dicho
Nada me importa.
Con mayúscula.
Nada.

Yo seré
de los que son
que eran
de los buenos.
Pero no importa.
Dejá.


Tratos



Tratos
tratos
tratos
tratos
tratos:
Estoy por cruzar la calle,
mi zapato negro,
me paro en un pie.
Trazo una línea blanca,
en la senda,
enfrente está la panza
del tipo que parece el viejo,
que dijo si no íbamos a un banco de plaza.
Tratos
tratos
tratos
tratos
tratos.
Corría en el bosque de Palermo,
arriba pasa el tren,
pedí los tres deseos.
Siempre olvido uno,
sostengo los dos con fuerza.
Ahora no los quiero.
Trato.
Durmiendo
la cabeza, el vidrio
permite seguirlo,
haciendo.
Supongo,
pero es otro.
Trato.
A que me puedo
enamorar de cualquiera,
marcala, la tengo.
Trato.
Me vende
media.
Trato.
Me pide
plata.
Trato.
Recuerdo
recuerdo
recuerdo,
la voz
a vos.
Trato.
Dejo de hacerlo.
Trato.
La verdad.
Trato.
No me importa.
Trato.
Nada.
Trato.


Luz


Había libros
en una mesa
Flora
olía una vela
Yo
me dije
vos
sos
como yo Flora,
olés el fuego
aunque te queme.

Para escribir me acomodé
y te saliste de arriba
mio saltaste
al piso
frío donde
te escucho
tomar el agua
raspás el borde del cosito



Cuando me di cuenta


Un sueño es poco.
Es poco.
Trabajar,
bajar
todo
el tiempo.

Yo no quiero
trabajar.
En esto
todo el
tiempo.

Vos no
sabés,
y
yo sueño.

Cada vez
que
me preguntes,
es poco.



Sobre el autor:

Maximiliano Andrés Racco (Argentina, 1979). Estudiante de Licenciatura en Artes de la Escritura en U.N.A.
Egresado del Profesorado en Letras Alicia Moreau de Justo, de Buenos Aires.
Publicó su poema “Lincoln” en la revista “Sin siempres ni jamases”, de sus compañeros del profesorado, en 2014.
Tiene un blog donde publica sus escritos, NocheDía. http://unaca.blogspot.com
Trabajo como profesor de Lengua y Literatura en diferentes escuelas estatales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Colaboración: Gabriela Sambuccetti

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