EL DELIRIO DEL FETO
(El delirio del feto
comienza cuando el líquido amniótico de la fuente empapa al sol y nace un
arcoíris, cuando un tizón encendido acaricia la curva de la madre tierra,
cuando la mano de un Dios destroza el cordón umbilical y lo empuja a vivir
fuera de Obsidiana, sin timón. El vientre se torna en una jaula surrealista de
espejos. A punto de ser liberada, resbala, se eleva, gira, delira, despega,
mirror-travel).
JAULA DE ESPEJOS
El pez nada en la
esfera,
¿llegará el día en
que quiera salir de ahí?
SUMERGIDA en amniótico,
activo las preguntas y atrapo las respuestas de cristal, de cristal imantado a
las burbujas, a mis muñecas, a mi nariz.
Navegué por semanas y meses hasta llegar a la novena puerta, mi vida
camina con dolor sobre los años, hoy he comenzado a tejer mi ecléctica
existencia con palabras y metáforas.
Macerada bebo
botellas de amniótico, y masco flores de loto
para olvidar mi nombre y escribir un poemario.
Soy la mujer prisionera
en una jaula de espejos.
Jaula de vellos
azules,
Jaula de plumas que
asfixian,
que
purpurean los pulmones,
Jaula de viajes,
de
placentas,
de
barrotes umbilicales.
Me afirmo, me empaño y me rompo, una y otra vez.
Hoy, soy como una hoja
de papel
escrita con jugo de limón,
desnuda, expuesta a la
flama de una vela.
ESPEJO DE OBSIDIANA
MADRE, me rompo
después de dibujar tu
rostro tantas veces, abro los ojos, y veo relámpagos tornasol que danzan en
paredes blancas. Te veo.
Fui una bestia
destinada a succionar tus montañas, cascadas blancas, caricias líquidas,
embriagante vicio, tempestad prematura
para mi boca.
Soy el espejo de
Obsidiana hecho a tu semejanza, espejo de cristal suave, oscuro, tornasol,
distorsionado, castigo inaceptable para ti.
Boca, lengua, fuego, lava, soy.
Por invadir tu jaula
tantos meses, por levantar la voz en la azotea, y romper la cadena con la que
nací, nunca perdón.
Nacer, volar,
odiar. ¿Sigue molestándote el espejo a
contraluz con el sol? Sólo quería que conocieras al monstruo que floreció entre
tus piernas.
ROTA
Nací en el siglo de
las luces
rodeada de
luciérnagas apagadas por el soplo de un molino renacentista, nací en una época
que no es mía.
Nací rota y por eso buscaré amor en todos los espacios
y los tiempos, hasta que muera otra vez.
Amor en las noches solitarias, amor en hoteles baratos, en editoriales
fantasma, amor en rostros cubiertos por máscaras que se desgastan con los años,
amor en las manos inquietas y deformes de los hombres.
Amor en la nieve que
es tocada por el sol, en lo efímero, en
lo abstracto.
Amor conjugado en
tiempo pasado, futuro e imposible.
Tú que te has
olvidado del amniótico, que saliste de
la burbuja, que has dejado de ser dos
para ser uno y hoy, fragmentado, buscas ansioso tu complemento sin saber a dónde te diriges, dime ¿qué es el nacimiento sino una especie
de muerte?
Conjugaré el verbo amar en pretérito pluscuamperfecto,
te inventaré venado, mutaré en cierva y te seguiré aún después de la ceguera.
RAMAS
Te persigo intentando
esquivar las flechas que danzan en la oscuridad de tus bosques. Te persigo sorda porque mis oídos se
atrofiaron desde tu llegada, te persigo ciega porque con mis manos vuelvo a
unir la venda rosa con la que tapaste mis ojos aquel día de marzo.
Te persigo corriendo a cuatro patas,
tropezando como un venado herido,
buscando tu fuego, y te quedas
estático, pero no te alcanzo. Corro, y busco en tu casa adoptiva de hace años, donde
siempre te encuentro.
Te abrazo, me ves hacia
Abajo
y me dices sonriendo
que eres un ente
complejo, pero te persigo.
Y he de seguirte,
porque soy sólo una sierva con la columna vertebral fracturada, porque estoy hecha de cristal, y aún no sé de
qué estás hecho tú. Porque otra vez
estoy en tus bosques viendo el arco en tus manos y tu sonrisa lejana cuando das en el blanco.
Y es que soy sólo una
cierva que ha adoptado tus ramas para sentirse tuya. Soy sólo una cierva que cuando siente tus flechas taladrando su cuerpo, destila
agua, junta con fuerza los labios y se queda muda.
EPIFANÍA
Bicefalos,
sí, bicéfalos, repletos
de estrellas en el cuerpo
siluetas delgadas que
apenas pueden sostenerse
de tanto que se aman.
¿Abrazo? Falso recuerdo de este mayo,
soplo, coagulo en
calles de Morelia,
agujero negro en los
ojos,
alucinación de nariz
roja en medio del desierto.
Amor es utopía,
el arte no es Azul,
ni mayo es rosa,
las máscaras son
transparentes ante mis ojos.
Masco los pixeles de
tus fotos con ruido
escupo los poemas que
escribiste en el patio.
Disparo tu muerte,
te amputo los labios,
te suelto a la lluvia,
el paraguas que
necesitas yace en tu cama.
NAUFRAGIO
El viento me golpea,
sin luna no puedo pensar claramente.
Necesito té e invertir
palabras,
por eso estoy aquí.
Eres polvo blanco que
decora mis paredes,
inhala, inhalar
hasta que el carmesí
llegue a los labios.
Gravedad de voz octava
en el jardín,
gravedad de voz octava
plagada de mi nombre.
El agua pide al fuego
que no se apague.
Desenfocada y en
silencio retorno al naufragio
OCASO
Soy la mujer ocaso
(Naranja perverso para
los que temen a la noche),
la mujer cierva, la de
las ramas en la cabeza.
Soy la mujer roja que
dominará
al eclipse.
VIVAS
El cabello recogido
nunca me agradó,
los años de arroz y sal
me aterran,
no todas debemos seguir
el mismo camino.
Ahora que grito, abro los ojos
y me encuentro en el sótano de las que soñaron,
¿Seré yo ese cuerpo mutilado?
¿Seré yo la cubierta de tierra?
¿Seré yo la que no tiene alma?
¿La que
quemaron hace años?
Es preciso derribar y
construir,
es preciso vivir y ser mujer sin que te duela.
Karen Itzel Gabriel Froylán (Capacho, Mich., 1993). Estudió Letras en la
UMSNH. Obtuvo el Premio Ópera prima poesía de los premios Michoacán de
literatura 2016 con su poemario Jaula de
espejos.
El nacimiento, la
imposibilidad del amor y la muerte son
los principales tópicos en su escritura.