HUMOR INVOLUNTARIO DE ANTOLOGÍA / FRANCISCO RANGEL



Mucho se ha dicho sobre la corrupción, el manejo discrecional, etc., etc. Asumiendo de la manera más inocente y optimista posible, que a los franceses les parecerá una chingonería la antología México 20. La nouvelle poésie mexicaine.


Después de seguir la discusión, puedo llegar a ciertas conclusiones:
1.    No puedo decir nada de la antología, porque no la he leído. Conozco el trabajo de los autores seleccionados, algunos me gustan mucho, otros no tanto y algunos me parecen profesionales pero aburridos.
2.    Los argumentos esgrimidos por la crítica, en especial los de Heriberto Yépez y María Rivera, se hicieron desde ad hominem, hombre de paja y demás falacias. Dejan entrever un atisbo de rencor y envidia. Después lo convirtieron en un ataque al gobierno (“el mal gobierno”).
3.    Pudimos observar cómo se le niega a los demás pensar de otra manera: el ataque personal a Tedi López Mills porque su pensamiento no se ajusta a la ideología del crítico, nos muestra cierto grado de pobreza. En lo personal, el trabajo de López Mills no es de mis favoritos, pero reconozco su profesionalismo. Y una de las cosas que me gusta al leer cualquier trabajo es que no piense como yo, que sea diferente.
4.    El alegato por si se tiene una beca o un premio gubernamental y hay que callar me parece que se desvanece con rapidez. No hay dicho compromiso en ninguna cláusula. Lo que me parece absurdo, es cuando gente como María Rivera o Heriberto Yépez dicen cosas como estar contra el Estado; pero los dos viven de dicho Estado. Por un lado, uno es profesor de Universidad Pública (el gobierno paga eso) y la otra ha obtenido las becas desde 1995. Podríamos pensar que el gobierno paga por hacer lo que hacen, hasta el punto de que se les paga para hablar mal del Estado, de los otros escritores y artistas. Parece que de eso va su apuesta. No hablan del trabajo, de la piezas, hablan de la persona y a eso le llaman crítica. Entendiendo la crítica como un espacio para el espectáculo. Y si observamos la manera en que le han contestado los aludidos, también están en el mismo espectáculo. No sé si porque fueron apuntados desde lo emocional y no desde su trabajo, o porque también les gusta el show. Julián Herbert respondió como la Doña, Antonio Ortuño sacó lo mejor de su humor mamón y así cada uno. Yepéz fungió, y lo sigue haciendo, de la Niurka de la escritura: Farándula sin contenido. María Rivera se ha conformado con ser la Pepillo Origel de este arguende. Tanto a Julián como a Antonio los considero de lo mejor que hay, inteligentes y brillantes, pero se dejaron desbarrancar: al discutir con la idiotez, no se podía distinguir la diferencia. Innegable que fue cómica la discusión.
5.    Se ha discutido hasta la saciedad sobre las personas, la corrupción, el Estado. ¿Pero sólo hay eso?

Lo reitero, no puedo decir nada de la antología, no la he leído. ¿A qué horas saldremos del espectáculo? ¿Quién será el primero en decir que nada de todo esto fue serio, sino una charada.


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