UN
CARRETE EN BLANCO Y NEGRO
1
Él
sube al metro, no lo miran los otros
pasajeros.
No
hay morbo acumulada debajo de los asientos.
Sus
pies equilibrados en el marchito piso metálico.
Inexistencia.
La
ciudad tiene un lenguaje deshidratado.
No
traduce sustantivos, va errado sobre la vía.
Sus
ojos respiran sudor.
Las
calles fracturadas esconden historias.
Él
es una avenida en blanco y negro.
Frenón
repentino. Se aferra del tubo, no resbala.
(La
falta de luz da miedo)
Lleva
mucho tiempo en otra parte, aún no ha tomado su café.
*
La
ciudad oprimida escapa sin sus artefactos resplandecientes.
¿a
dónde se fue?
Veo su sombra
hecha ovillo en mi taza de café.
Deambulo con sabor a sed en los labios.
Giros frenéticos
en la montaña rusa interior.
Todo se ve de cabeza desde las alturas.
Gritos.
/Desde el Sahara llega un vendaval remoto,
quema Berlín/
El viejo a mi lado pone a navegar historias
de cristales rotos
en la cerveza tibia.
Una bicicleta que desaparece con los restos
de una historia.
Sin más, el hombre decide fugarse de su
cuerpo, no le pregunté su nombre. (no necesito saberlo para terminar mi viaje)
Siempre hay una tarde desastrosa donde
giras vertiginosamente
sobre
la cabeza de Medusa.
3
No
existe cabeza ni cola, sólo unos centímetros del reptil
que
se desliza entre los arbustos.
No
comienzan ni terminan las escamas,
todo
amarrado a la tierra, costuras que me ponen de buenas.
En
la tarde la luz es suficiente para iluminar nuestra expresión.
No
tiene plumas ni es monstro mitológico,
es
un domingo sin tráfico, donde pruebo de nuevo los alfajores.
Me
retiro un poco de la escena. La tarde esta a la mitad,
es
un tráiler que se atasca sin poder
dar la vuelta.
No
me gustan repasar detalles, ni fechas, ni sobrenombres,
ni
las placas de bronce en los muros.
4
La
metrópoli es pólvora viva.
Los
pensamientos de los ciudadanos,
cometas
errantes.
Ellos
hablan con los labios sellados
cuando
exploran el piélago.
Una
mantis busca soledad
y
construye siluetas.
Los
habitantes
les
encuentran forma indescifrables.
Después
toman sus abrigos.
Huyen
de la historia.
Le sacan la lengua a la cámara.
Buscan
un circo donde aprender a flotar
de
un extremo a otro de la carpa.
5
Si
das un paso hacia delante y un perro atezado se atraviesa,
doy
un paso hacia delante también.
Si
te quedas quieto y me miras desde la otra acera,
me
quedo quieta. Esto es una montería.
No
habrá un solo movimiento tuyo
que
no sea robado por mí.
//La
alambrada no deja salir pasos huidizos//
La
noche es un grillo estridente,
mando
mensajes a tu celular.
Te
ahogas es un charco olor a perplejidad.
Ya
deja de luchar, el agua se estancó.
Hace
cinco segundos leo y descarto tus inicuos adjetivos.
Esto
tiene música ambiental que contagia. insignia de vampiro.
Enfermedad crónica que nadie ha registrado en el
navegador.
No
tengas miedo soy yo mil veces y la plataforma petrolera
es un buen decorado.
6
El
actor mudo me dijo que ya nada era como antes. La música incidental desinfecta
de adjetivos el paisaje. Él no tenía la obligación de justificar sus errores,
ni el negro y blanco de la historia. Nada era como antes, decía.
El
actor mudo pudo morir en medio de arpegios. Mientras las llamas guardaban
pavesas de mutismo. Pudo…
El
mundo es una película editada, nada comienza como debiera y nunca percibes cuando te vas a negros.
El
actor mudo no quiere seguir en esta cinta. Su voz no es tan varonil como la de los detectives de horario
nocturno. Hay doblajes, en todo caso, que persiguen al actor por el resto de su
vida.
7
El
actor mudo
siente
que se extingue.
La
gesticulación no es suficiente
tendrá
que pensar en otro comienzo.
Me
dice que las trampas
se
hicieron viejas.
Hay
nuevas formas de cazar
la
fortuna.
El
rodaje se interrumpió.
En
esta situación,
uno
se queda con las manos
en
los bolsillos, con cara
de
idiota.
Pienso
en algo para salvar
el
día, pero todo
es
inútil.
El
lenguaje florido
termina,
siempre, por decir nada.
8
Hay
una anciana perdida en
un
laberinto de fosca,
no
sabe dónde está Marcel, su nieto.
El
sofá es cómodo para
dormitar
después de un día tempestuoso.
La
anciana teje ignorancia, la nieve gotea del techo.
Ella
sólo vela el sueño de los visitantes.
Marcel
se pierde todos los días
en
el departamento que comparte
con
su abuela.
Es
un extranjero que viaja sin senda.
El
polvo de coca se arremolina en el costurero.
Todos
los días
la
abuela descubre palabras emocionantes
que luego los
gatos devoran.
Gabriela d´Arbel nació en Guadalajara Jalisco
México, pero toda su vida radicó en San Luis Potosí. Tiene seis libros
publicados, La cerca y un espejo, Cordelia y otros fantasmas, La casa azul, Un
gorro ruso, Hormiga Kamikase y Morfología de las fracturas con el cual ganó una
mención honorifica en el concurso estatal Manuel José Othón. Publica sus poemas
en un periódico local y en algunas revistas nacionales.