JUAN FRANCISCO HERRERÍAS






Sehrímnir (fragmento)


1.

Problema de la República en el Tiempo
las ciudades no duran
eso
una variante de Le temps mange la vie
sin embargo insistir
resistir
sostener la Rueda con brazos pecho dientes
porque hay el olor del hermano tras bañarse
su irse fuera y su volver
esperanzas que presionan las reuniones
tanto querido que hay
eso propone la insistencia
modo de guardar los abrazos
impedir en lo posible los desgastes
la limadura de las cosas
sostener con los huesos las casas.

2.

En abrir el cuaderno hay una insistencia
la esperanza de dar con algo
y si no
el mero aparecer de la caligrafía
un poco basta
para permanecer
que ya los escritores
ni siquiera podrán vivir en sus textos
que ya no podrán vivir en su escritura
dice Adorno
se trata de una hipérbole, por supuesto
además yo estoy becado por el Estado
me dijeron 'Ve y escribe después de Auschwitz'
'Ve y escribe y no molestes'.


3.

Permanecer
en el seno de la imagen querida
lanzamiento de sí-mismo
el esperar tiende a esa recompensa:
dormir en el pecho de un abrazo
rompedura de sucesiones cotidianas
cese de absurdo
remonta la tarde que se quiso alguna vez
llega con ruido de caballos y pájaros
como meter el rostro a un lago
escuchar una voz que murmura
y dice sí, quiero
el quiero hace arquitecturas atentas
alza refugios alza cuartos
donde alguien da de comer.


4.

Ese lugar llama desde la ausencia
la foto de una granja en verdes
la foto de una mujer en 1960
incluso las lecciones de otros idiomas
aprender a decir Blumen
allí aparecen las manos emisarias
vacías desesperadas
y no dejan moralejas ni motivaciones
y más bien se llevan cosas

vendrán todos los días las nadas
a dejar sentir el robo
y finalmente las seguiremos
por el jardín
hacia la sombra de los árboles
tan mudos como la abuela
cuando buscaba duraznos.

5.

Hay que hacer cualquier cosa
para ocultar la nadie
cualquier cosa
en el nada no hay casa
nadie viene a responder la puerta
nadie te deja sentarte
hay que hacer cualquier casa.

6.

Tras el patio
pasando el muro de ladrillos
donde tu madre jugaba con sus hermanos
más atrás
donde tu abuelo leía
no se podría precisar si existió el pasado
o es sólo una alucinación a lo Philip K. Dick
una imagen dejada por el fuego
una fotografía que alguien quema
cómo comprobar que tuvimos un cuerpo más pequeño
que esa voz delgada fue nuestra

veo a mi abuelo parado junto a un árbol de duraznos
mis amigos y yo tomábamos moras del árbol de moras
detrás de mi casa
era oscura esa parte
un pasto húmedo
allí aparecería una bruja
o un príncipe
había un pozo
escarabajos
azotadores

una vez pateé un bicho en la puerta de mi casa
y se le regó la panza
y empezó a oler

lo más importante ya ha pasado.

7.

Una casa blanca con techo de vigas
ladrillo rojo
dentro
el hombre que quisiera ser
calmado
con chaqueta y barba
¿qué ciudad es? tan cerca al campo
tan cerca de producciones de cerveza y demás cultivos
nubes redondas
calma de que hay mucho sol bueno y tierra
y no se ha visto hambre
el señor camina en su casa blanca de ladrillos rojos
y mucha madera que hay
(huele a madera)
y come cosas como pollo a la nuez
o salmón
y tiene cervezas y vino y libros
¿qué ciudad es?
¿qué casa es?
¿en qué país permanece esa esperanza de la casa y la calma
y un señor que querría ser?


8.

El sabor del jabón en la boca
al bañarte
trae consigo multitud de tardes pasadas
trae tu pequeño cuerpo de niño
-la magdalena fundamental de Proust-
trae una bandera
que alguna vez se agitaba en tu casa
y ahora parece pertenecer a otra parte
trae, en fin
la certeza
de que te has vuelto un extranjero.

9.

Carcome siempre
constante
el pez que se nos pegó al costado
y nos hizo creer en banquetes y mejillas
nunca habrá una mesa fija
-vemos a un querido bañándose en el río
entre los arbustos apenas-
y la campana llama al turno.



Juan Francisco Herrerías (San Lorenzo, 1990) escribe. Sus textos están en algunas revistas electrónicas y ningún libro ha aparecido. Es parte del programa de Jóvenes Creadores del Fonca 16/17 en el área de poesía

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