ÁNGELES DIMAS

Alacranes

se desecan sus blancas pieles de embrión  
carcomen el vientre de su madre
se acumulan sobre su lomo
            desgarran las ropas que han de cubrirlos

cazan sobre suelos arenosos 
sus patas escarban imponentes pasadizos
acechan las camas de tus hijos
trepadores miran sus pies minúsculos

pocas veces fallan al inyectar el sabor del papel
desde una extremidad descalza hacia la lengua

a mordidas extraen poderes curativos
de las piernas de tus hijos
los untan en los cabellos de una diosa

una constelación les fractura su bondad

exhalan metástasis acartonadas
hacia tus ojos
hacia tus hijos
hacia tus ojos en los ojos de tus hijos
hacia los ojos de la diosa en el exilio
hacia sus manos curtidas
de tanto lavar los cuerpos de tus hijos
hacia sus cabellos recién curados
alrededor de tus hijos
salvados apenas por la sangre de tus hijos

alacranes sepultan pesados huesos marchitos
 bajo la carne de tus hijos


Circunvoluciones frente al espejo

La ciencia ensombrece como sinónimo de hermosura.
El depósito de memorias acusa de necedades a los que envidian.

Repugna ver en los ojos las palabras,
                        su velocidad variable,
el paso del yo izquierdo hacia el derecho

            /las cisuras en la corteza
abren laberintos hacia sitios denegados/

en una masa de hemisferios,
            la responsabilidad
            de un organismo que se mueve
            no se rasga por las decepciones.

El mundo se imagina                                   
como  un cuerpo al explorarlo
            no se juzga lo violento por su polaridad
            contra cientos de miradas.

A veces sirve acariciar las sienes para controlar los labios.


Los cuellos

sobre angulosas clavículas desembocan
como útiles embudos

expanden las apófisis de una mujer

gestualizan bridas marionetas entre cada seno
navegan desde las costillas prófugas de tu garganta


/descalzos/

para Miguel


colecciona balanceos en reposo

sus ojos rasgan conversaciones
fistulizan cuerpos
narran vagos ciclos de apetito

la saciedad mordida y entramada
nos encuentra

:
delgados
desbaratados
y neutros

sobre el suelo


la creación del mundo
a partir de los cabellos de una mujer

las ideas son edificios flexibles
verticales hacia sus nalgas
una ventana abierta sólo en ocasiones

sus cortinas
son talladas por estrías casi hipérboles
hacia el eje de ordenadas

sus poros cóncavos ocultan tierra entre los muslos

la piel decorada por asfalto
se erige como un poste
y atraviesa nubes de grasa subcutánea

ella abre las piernas
hilera de cables eléctricos
atados a metálicas torres

en un sistema de energías paralelas
precipita su sangre



de metálico gancho envuelto en terciopelo
el azul vestido

irritantes locas
ajustan sus alámbricas clavículas
a la caída de una tela

encaje y lencería bajo las faldas
al corsé unidos

sagitales tallas
ejes que el cuerpo esgrime entre los senos

la erosión o emoción de la figura botellainvertida

miro desde el auto
una espalda



la memoria muerde
deja hendiduras sobre las manos aún vírgenes
rasga la piel con tenedores por debajo de la mesa

nadie cree en las buenas intenciones
la memoria prueba que no existen

los buenos modales se infiltran entre las lenguas
como una cuchara
deslizándose
girando
atorándose
entre los dientes blancos

miro sus bocas exquisitas de alcohol
anuncian que la memoria los desnombra
no puede despedazarles
estalla sus copas en el brindis

presienten el vértigo



llama
y no dejes recados a ese oído extraño

conectado a nuestros labios
permanece

escucha
a través de retorcidos cables
su respuesta

recorre miles de nombres
miles de números
la sección amarilla

entrecorta su voz
la interferencia
se entromete
modifica los sonidos
la comprensión

vuelvan al cerebro los ojos 
los párpados son mantos que abrazan órbitas
nunca reaccionan a la luz

reciben la enmascarada y plástica voz
de un objeto




Ángeles Dimas (Saltillo, Coahuila, 1991). Médico interno de pregrado. Ganadora del Premio de Poesía Joven “Manuel Múzquiz Blanco”. Forma parte de la Colección de Poesía Aire Violeta de Bitácora de Vuelos Ediciones con el título “Dificultad es un review”. Publicó en la 3a Colección de Anzuelos de la SEC y en “La, literatura femenina visual y escrita” de Tres en Suma Editorial. Su obra aparece en algunas antologías. Ha publicado en revistas como Luvina, El reporte y Bitácora de vuelos. Actualmente es miembro del Seminario Permanente de Formación Literaria “Francisco José Amparán”.



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