MARCO ANTONIO MURILLO

OFICIOS DE MAR ADENTRO

1. Trabajos del ebanista

(Fragmento)

El oficio del ebanista no es fuego
a pesar de que sus manos ardan 
como una forja

tampoco agua

su oficio es aire, pertenece
a la vigilia de las imágenes:

¿Cómo tallar la juventud, la ahogada
belleza de la novia del guardavidas

hacerla proa del poema

poner en la punta del barco las formas
de su espíritu?

Una mujer, decía el maestro
debe ser un ángel
esta pasión
debe cumplirse bajo sus alas:

2. Belleza de las hilanderas

La luz toca la bahía, no es la misma que el alba de ultramar, es una lámpara opaca que poco a poco va adaptando sus hilos a los dedos de las mujeres. Porque las mujeres pasarán las primeras horas del día tejiendo algo más delicado que la quietud del agua, la leve tutela de los aires. Sobre la arena el terciopelo aún duerme y la aguja y las carpas de lino y algodón… Todo lo que descansa a orillas del mar es cabellera en crecimiento. “Este país demasiado pequeño, estas velas muy grandes”. Piensa quien no ha visto otro mar abierto que el vuelo del albatros. Toda muchacha que urde y se pica los dedos, toda mujer que al fin extiende su velamen como un mar a orillas de otro mar, no ha de seguir el llamado de Ulises.

Qué importan las cartas de navegación o los comercios del retorno, cuando lo que tientan los dedos se parece a la timidez del horizonte.

3. Paciencia del clavadista

Los peces no sueñan
son los seres más profundos del alma
nadie puede tocarlos…

Pasar del sueño al sueño del agua no es tarea de un pez, sino del clavadista que salta y se sumerge. En silencio, sabe que bajo sus pies descalzos se extiende un manantial de fábulas, pero ignora que en la última sílaba del imagen.  Por ese instante de vigilia donde el agua abre sus brazas y es como un jardín sumergido, el clavadista salta y devuelve a la distancia todo el aire que este día ha tomado. Al hundirse en la piscina espera que al otro lado de su asfixia. el sueño, como la superficie del agua, permanezca intacto.


4. Alfabeto de pájaros

(Terredad) Nombrar la condición tan extraña del
 hombre en la tierra, de saberse aquí entre dos
 nadas, la que nos precede y la que nos sigue.
Rafael Cadenas

Los niños juegan con pájaros
los sacan de sus jaulas
amarran un hilo casi invisible en sus patas
y los devuelven al viento.

Entre risas
la felicidad es una imagen
donde el cielo coincide con la tierra
y sólo existe el mirar.

Entre risas
los pájaros buscan
cumplir su misión de semilla migratoria
pero no saben que el círculo
trazado de plumas y enigmas
no vence la mirada de los niños.

En secreto cada pájaro
representa una casa entregada al aire
un deseo por levantarse más allá
de este arte de dibujar poemas
con hilos y alas en el calor de junio.

Por la noche cada pájaro vuelve a su jaula
y cada hilo de la vida es devuelto          
cautelosamente
a la madre
para que lo zurza u olvide
en la camisa que vestiremos mañana.

Si el hilo se rompiera
tal vez perdieran para siempre
su ritual de todos los días
su ocarina circular de cielo y de tierra.

Si pasara, en ese instante
en que el vínculo se rompiera
y sólo quede el vuelo, la mirada perdida
y por fin no exista la distancia

en ese instante
serían un poco más felices:

5. Profundidades

Descenso al naufragio: la realidad apenas toca los pulmones del buzo, y los días del agua son más largos en la oscuridad de la madera. Allí abajo la luz pesa menos que el alma de los muebles sumergidos. Una mujer de ébano, desnuda, sin carne, es llama inmóvil, los peces se arremolinan en sus ojos, sólo de esta forma pueden cerrarlos. El buzo le habla de un país donde el aire es como el agua, y la luz resiste a la memoria; pero la mujer, eternamente sincera, no logra escuchar más que la respiración, el profundo oxígeno de los minutos.
Nada turba la quietud de este instante. Digamos que una mujer dormida es un vaso que contiene toda el agua del mar.




Marco Antonio Murillo (Mérida, Yucatán, 1986). Estudiante del MFA en Creative Writing por la Universidad de Texas en El Paso. Premio Nacional de Poesía Rosario Castellanos, en 2009. Premio de Ensayo de Crítica Universitaria (CONARTE), y segundo lugar en el Premio Regional de Poesía José Díaz Bolio, en 2011. Campeón del Torneo Express de Poesía Verso Destierro, 2013. Premio Estatal de la Juventud en artes, 2014. Así mismo, ha obtenido la beca de Jóvenes Creadores del FOECAY (2009), y la Grant de la Universidad de Texas en El Paso (2013-2016). Es Autor de los poemarios Muerte de Catulo (La Catarsis Literaria, 2011; Rojo Siena, 2013) y La luz que no se cumple (Artepoética Press, 2014), y coautor de la antología Casi una isla: Nueve poetas yucatecos nacidos en la década de los ochenta (SEDECULTA, 2015). Actualmente colabora como dictaminador en la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea.

Colaboración: José Antonio Íñiguez

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