OFICIOS
DE MAR ADENTRO
1. Trabajos del ebanista
(Fragmento)
El oficio del
ebanista no es fuego
a pesar de que sus
manos ardan
como una forja
tampoco agua
su oficio es aire,
pertenece
a la vigilia de las
imágenes:
¿Cómo tallar la
juventud, la ahogada
belleza de la novia
del guardavidas
hacerla proa del
poema
poner en la punta del
barco las formas
de su espíritu?
Una mujer, decía el
maestro
debe ser un ángel
esta pasión
debe cumplirse bajo
sus alas:
2. Belleza de las hilanderas
La
luz toca la bahía, no es la misma que el alba de ultramar, es una lámpara opaca
que poco a poco va adaptando sus hilos a los dedos de las mujeres. Porque las
mujeres pasarán las primeras horas del día tejiendo algo más delicado que la
quietud del agua, la leve tutela de los aires. Sobre la arena el terciopelo aún
duerme y la aguja y las carpas de lino y algodón… Todo lo que descansa a
orillas del mar es cabellera en crecimiento. “Este país demasiado pequeño,
estas velas muy grandes”. Piensa quien no ha visto otro mar abierto que el
vuelo del albatros. Toda muchacha que urde y se pica los dedos, toda mujer que
al fin extiende su velamen como un mar a orillas de otro mar, no ha de seguir
el llamado de Ulises.
Qué
importan las cartas de navegación o los comercios del retorno, cuando lo que
tientan los dedos se parece a la timidez del horizonte.
3. Paciencia del clavadista
Los peces no sueñan
son los seres más profundos del alma
nadie puede tocarlos…
Pasar
del sueño al sueño del agua no es tarea de un pez, sino del clavadista que
salta y se sumerge. En silencio, sabe que bajo sus pies descalzos se extiende
un manantial de fábulas, pero ignora que en la última sílaba del imagen. Por ese instante de vigilia donde el agua
abre sus brazas y es como un jardín sumergido, el clavadista salta y devuelve a
la distancia todo el aire que este día ha tomado. Al hundirse en la piscina
espera que al otro lado de su asfixia. el sueño, como la superficie del agua,
permanezca intacto.
4. Alfabeto de pájaros
(Terredad) Nombrar la
condición tan extraña del
hombre en la tierra, de saberse aquí entre dos
nadas, la que nos precede y la que nos sigue.
Rafael
Cadenas
Los niños juegan con
pájaros
los sacan de sus
jaulas
amarran un hilo casi
invisible en sus patas
y los devuelven al
viento.
Entre risas
la felicidad es una
imagen
donde el cielo
coincide con la tierra
y sólo existe el
mirar.
Entre risas
los pájaros buscan
cumplir su misión de
semilla migratoria
pero no saben que el
círculo
trazado de plumas y
enigmas
no vence la mirada de
los niños.
En secreto cada
pájaro
representa una casa
entregada al aire
un deseo por
levantarse más allá
de este arte de
dibujar poemas
con hilos y alas en
el calor de junio.
Por la noche cada
pájaro vuelve a su jaula
y cada hilo de la
vida es devuelto
cautelosamente
a la madre
para que lo zurza u
olvide
en la camisa que
vestiremos mañana.
Si el hilo se
rompiera
tal vez perdieran
para siempre
su ritual de todos
los días
su ocarina circular
de cielo y de tierra.
Si pasara, en ese
instante
en que el vínculo se
rompiera
y sólo quede el
vuelo, la mirada perdida
y por fin no exista
la distancia
en ese instante
serían un poco más
felices:
5. Profundidades
Descenso
al naufragio: la realidad apenas toca los pulmones del buzo, y los días del
agua son más largos en la oscuridad de la madera. Allí abajo la luz pesa menos
que el alma de los muebles sumergidos. Una mujer de ébano, desnuda, sin carne,
es llama inmóvil, los peces se arremolinan en sus ojos, sólo de esta forma
pueden cerrarlos. El buzo le habla de un país donde el aire es como el agua, y
la luz resiste a la memoria; pero la mujer, eternamente sincera, no logra
escuchar más que la respiración, el profundo oxígeno de los minutos.
Nada
turba la quietud de este instante. Digamos que una mujer dormida es un vaso que
contiene toda el agua del mar.
Marco
Antonio Murillo (Mérida, Yucatán, 1986). Estudiante del MFA en Creative Writing
por la Universidad de Texas en El Paso. Premio Nacional de Poesía Rosario
Castellanos, en 2009. Premio de Ensayo de Crítica Universitaria (CONARTE), y
segundo lugar en el Premio Regional de Poesía José Díaz Bolio, en 2011. Campeón
del Torneo Express de Poesía Verso Destierro, 2013. Premio Estatal de la
Juventud en artes, 2014. Así mismo, ha obtenido la beca de Jóvenes Creadores
del FOECAY (2009), y la Grant de la Universidad de Texas en El Paso
(2013-2016). Es Autor de los poemarios Muerte de Catulo (La Catarsis Literaria,
2011; Rojo Siena, 2013) y La luz que no se cumple (Artepoética Press, 2014), y
coautor de la antología Casi una isla: Nueve poetas yucatecos nacidos en la
década de los ochenta (SEDECULTA, 2015). Actualmente colabora como dictaminador
en la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea.