Consumación
Tlacoyo
tlacoyito rico,
chiquitito de mi amor.
tlacoyito rico,
chiquitito de mi amor.
Desearía tenerte
sobre el vientre ahora
inspeccionando el territorio
donde caerás muerto,
desecho en mi deseo mortal
y animal,
al mismo tiempo.
inspeccionando el territorio
donde caerás muerto,
desecho en mi deseo mortal
y animal,
al mismo tiempo.
Tu cuerpecito azulado
como de otro planeta
tendría que tener
una nave espacial consigo,
y no tiene nada.
como de otro planeta
tendría que tener
una nave espacial consigo,
y no tiene nada.
Tlacoyito rico,
mis manos lejanas imaginan el blanco sobre ti,
y la humedad
como un estanque verde y lamoso debajo tuyo;
dentro de ti,
la tierra negra como una joya sucia y
preciosísima que guardas,
caliente el cuerpo
caliente,
me quemas.
mis manos lejanas imaginan el blanco sobre ti,
y la humedad
como un estanque verde y lamoso debajo tuyo;
dentro de ti,
la tierra negra como una joya sucia y
preciosísima que guardas,
caliente el cuerpo
caliente,
me quemas.
Prometo buscarte en
un caballo blanco
cual princesa idiota en un cuento de hadas,
o en el metro
o en el tren
que no es lo mismo.
cual princesa idiota en un cuento de hadas,
o en el metro
o en el tren
que no es lo mismo.
Tlacoyo,
mi boca y tú sufren lo mismo,
mi boca amarilla y tapatía
lejos del ardor de tu comal refugio
te desea,
y sin preguntarte de cerca
ni mi aliento sobre ti
ni mi estómago vacío,
ni tu suavidad entre mis fauces,
imagino que me dices palabras cachondas
de bestia salvaje y azul.
mi boca y tú sufren lo mismo,
mi boca amarilla y tapatía
lejos del ardor de tu comal refugio
te desea,
y sin preguntarte de cerca
ni mi aliento sobre ti
ni mi estómago vacío,
ni tu suavidad entre mis fauces,
imagino que me dices palabras cachondas
de bestia salvaje y azul.
Chiquitito de mi amor
no lo niegues,
también me deseas.
no lo niegues,
también me deseas.
Pobres de nosotros.
El halcón negro
Me duele la piocha
del rodillazo que me diste anoche,
cuando me lancé de la tercera cuerda y descendí
volando por metros y metros en caída libre
topeme con tu rígida, firme y durísima rodilla en mi piocha cartílago.
cuando me lancé de la tercera cuerda y descendí
volando por metros y metros en caída libre
topeme con tu rígida, firme y durísima rodilla en mi piocha cartílago.
¡Crac, crac!
Se oyeron dos crujidos en el universo
uno de la mandíbula y
otro del impacto,
¡crac! Y el eco en las paredes resonó en el edificio,
todos debieron enterarse,
todos debieron haber pensado que el mundo se partió en dos,
o que dos estrellas chocaron allá en lo alto.
Se oyeron dos crujidos en el universo
uno de la mandíbula y
otro del impacto,
¡crac! Y el eco en las paredes resonó en el edificio,
todos debieron enterarse,
todos debieron haber pensado que el mundo se partió en dos,
o que dos estrellas chocaron allá en lo alto.
“¿Te rompiste un
diente?” preguntaste con casual asombro,
levanté el rostro y secándome los ojos en silencio
te miré a la cara,
y yo atónita,
con la boca llena de tierra,
llena de noséenquémomento,
llena de mequivoqué, debí lanzarme de la segunda cuerda,
llena de teamo, pero te haré una llave “cavernaria” como venganza.
levanté el rostro y secándome los ojos en silencio
te miré a la cara,
y yo atónita,
con la boca llena de tierra,
llena de noséenquémomento,
llena de mequivoqué, debí lanzarme de la segunda cuerda,
llena de teamo, pero te haré una llave “cavernaria” como venganza.
Mi herencia es el vuelo del halcón negro,
mi herencia es saber dónde y saber cuándo volará el halcón,
cuándo y a qué altura efectuar la caída,
a qué distancia,
cómo desplegar las alas,
cómo.
y me repito: la luchita es la luchita y nos quedan dos caídas más.
Me tenté con la punta
de la lengua todos y cada uno de los dientes
albergados con seguridad en mi boca,
por fortuna,
ningún pedazo suelto
que mereciera la chimuela tentación de los chismosos,
ningún diente, hueso o pedazo de lengua naufragaba en mi garganta,
no había asunto de derrota,
no ríos de sangre,
no,
tampoco el trompo ni la náusea,
no el miedo.
Sonreí como muestra de triunfo ante la caída
y mirándome con ojos de amor preguntaste: “¿jugamos otra vez a las luchitas?”.
albergados con seguridad en mi boca,
por fortuna,
ningún pedazo suelto
que mereciera la chimuela tentación de los chismosos,
ningún diente, hueso o pedazo de lengua naufragaba en mi garganta,
no había asunto de derrota,
no ríos de sangre,
no,
tampoco el trompo ni la náusea,
no el miedo.
Sonreí como muestra de triunfo ante la caída
y mirándome con ojos de amor preguntaste: “¿jugamos otra vez a las luchitas?”.
Tlayudame a olvidarte
mientras estoy lejos de tu planeta
mientras estoy lejos de tu planeta
Para mis amigos del planeta
Juchitown, Oaxaca llenos de mezcal y bupu
Juchitown, Oaxaca llenos de mezcal y bupu
Nacida de las fauces de
Godzilla
te encontré
peligrosamente y hacía calor,
petróleo sobre la mesa
mantel de plástico y sudor,
Doña Tere mandil engrasado,
cenaduría de noche
casa de empeño de día.
te encontré
peligrosamente y hacía calor,
petróleo sobre la mesa
mantel de plástico y sudor,
Doña Tere mandil engrasado,
cenaduría de noche
casa de empeño de día.
Ardías.
Sobre las llamas
ardías
y el carbón sin piedad
y sin calma.
y el carbón sin piedad
y sin calma.
Negra,
negrísima noche
hoyo infinito en el abismo
que cae
y se rompe.
negrísima noche
hoyo infinito en el abismo
que cae
y se rompe.
Máiz prieto
gigante alimenta monstruos,
las flores dijeron otra vez
y el viento nos volvía locos,
una fiesta de punks juchitecos
mezcal y agua de jamaica.
gigante alimenta monstruos,
las flores dijeron otra vez
y el viento nos volvía locos,
una fiesta de punks juchitecos
mezcal y agua de jamaica.
Los poetas hablaban
de viajes
los poetas comían frijoles y maíz
los poetas vagando en la calle
los poetas
los poetas se llenaban las tripas de ti
insaciablemente,
eres demasiado grande para alimentarnos
y la oscuridad te besa el rostro
no le temes al fuego.
los poetas comían frijoles y maíz
los poetas vagando en la calle
los poetas
los poetas se llenaban las tripas de ti
insaciablemente,
eres demasiado grande para alimentarnos
y la oscuridad te besa el rostro
no le temes al fuego.
Tlayuda,
tu piel es morena
doradísima y caliente,
nos salvaste de la muerte de hambre
esa noche,
luego fuimos a bailar salsa
pensé en ti hasta las 3 de la mañana
y luego me fui a mi hotel.
tu piel es morena
doradísima y caliente,
nos salvaste de la muerte de hambre
esa noche,
luego fuimos a bailar salsa
pensé en ti hasta las 3 de la mañana
y luego me fui a mi hotel.
Y luego volví a mi
planeta
y te pensé
y te pensé más
y alguien me dijo
“esperamos el poema”
y aquí estoy de lejos
esperando volver a verte.
y te pensé
y te pensé más
y alguien me dijo
“esperamos el poema”
y aquí estoy de lejos
esperando volver a verte.
Paola Llamas Dinero (Guadalajara,
Jalisco, 1992). Estudiante de Letras hispánicas en la Universidad de
Guadalajara. Ha colaborado en diversas publicaciones nacionales e
internacionales como el blog Tenían
veinte años y estaban locos, revista
Órfico, Hysteria, entre otras. Amante de la poesía, el punk, internet y la
comida vegetariana. Está por publicar su primer libro“Bestia y fuego” (Mono ediciones, 2015) Actualmente tiene una
gatita llamada Georgina y quiere aprender a escupir fuego.
Contacto: Tumblr: paolallamasdinero.tumbl.com
Twitter: @mujerdiminuta
Colaboración: Jesús
García Mora