FERNANDO PESSOA



EL MISTERIO de las cosas, dónde está?
¿Dónde está que no aparece
para mostraros al menos que es misterio?
¿Qué sabe de eso el río y qué sabe el árbol?
Y yo, que no soy más que ellos ¿Qué sé de eso?
Siempre que miro las cosas y pienso en lo que los hombres
piensan de ellas,
Río como un arroyo que suena fresco entre las piedras.
Porque el único sentido oculto de las cosas
Es que no tienen ningún sentido oculto,
Es más extraño que todas las extrañezas
Y que todos los sueños de los poetas
Y los pensamientos de todos los filósofos,
Que las cosas sean realmente lo que parecen ser
Y que no haya nada que comprender.
Sí, he aquí lo que mis sentidos aprendieron solos: —
Las cosas no tienen significado: tienen existencia.
Las cosas son el único sentido oculto de las cosas


ME METO y cierro la ventana.
Traen el candelero y dan las buenas noches,
Y mi voz contenta da las buenas noches.
Ojalá que mi vida sea siempre así:
El día lleno de sol, o suave de lluvia,
O tempestuoso como si se acabara el Mundo,
La tarde suave y los grupos que pasan
Observados con interés desde la ventana,
La última mirada amiga puesta en el sosiego de los árboles,
Y después, cerrada la ventana, prendido el candelero,
Sin leer nada, ni pensar en nada, ni dormir,
Sentir la vida correr por mí como un río por su lecho,
Y allá fuera un gran silencio como un dios que duerme.

CUANDO YO no te tenía
Amaba la naturaleza como un sereno monje a Cristo.
Ahora amo a la Naturaleza
Como un sereno monje a la Virgen María,
Religiosamente, a mi modo, como antes,
Pero de otra manera más conmovida y próxima...
Veo mejor los ríos cuando voy contigo
Por los campos hasta la orilla de los ríos;
Sentado a tu lado observando las nubes
Las observo mejor—
Tú no me arrancaste la Naturaleza...
Tú no cambiaste la Naturaleza...
Me trajiste la Naturaleza junto a mí,
Porque existe la veo mejor, pero la misma
Porque me amas, la amo del mismo modo, pero más,
Por escogerme para tenerte y amarte,
Mis ojos la miraron más demoradamente
Sobre todas las cosas.
No me arrepiento de lo que antaño fui
Porque aún lo soy.

TU SILENCIO es una nao con todas las velas pandas...
Suaves, las brisas juegan en las flámulas, tu sonreír...
Y tu sonreír en tu silencio es la escalera y las andas
Con que me finjo más alto y al pie de cualquier paraíso...
Mi corazón es una ánfora que cae y que se parte...
Tu silencio lo recoge y lo guarda, roto, en un rincón...
Mi idea de tí es un cadáver que el mar trae a la playa...,
y mientras tanto
Tú eres la tela irreal en que yerra mi arte el color ...
Abre todas las puertas y que el viento barra la idea
Que tenemos de que un humo perfuma de ocio los salones...
Mi alma es una caverna henchida por la marea alta,
Y mi idea de soñarte una caravana de histriones...
Llueve oro mate, mas no afuera...En mí... Soy la Hora,
Y la Hora es de asombros y toda escombros de ella...
En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora...
En mi cielo interior nunca hubo una única estrella...
Hoy pesa el cielo como la idea de nunca llegar a un puerto...
La lluvia menuda es vacía... La Hora sabe a haber sido...
¡No hay nada mejor como un lecho para las naos!... Absorto
En su alienarse de sí, tu mirar es una plaga sin sentido...
Todas mis horas están hechas de jaspe negro,
Mis ansias todas talladas en un mármol que no hay,
No es alegría ni dolor este dolor con que me alegro,
Y no es buena ni mala mi bondad a la inversa...

EL POETA es un fingidor.
Finge tan enteramente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
En el dolor leído sienten bien,
No los dos que el poeta tuvo,
Pero sólo el que ellos no tienen.
Y así por las vías rueda
Gira, para entretener la razón,
Este tren de cuerda
Que se llama corazón.

Traducción: Miguel Ángel Flores

Entradas populares

Lxs más leidxs