*
Madre,
sueño con mi cadáver todas las noches.
De mi vientre cuelgan dos seres que no
quisieron nacer.
He renunciado a todo lo que me hacía
infeliz.
He renunciado a todo.
He renunciado.
Solo hasta que te arrancan a dos manos el
esternón
abres los párpados
y barres las costras secas
que tapizan el piso de tu cuarto.
Solo hasta que alguien mete su mano en tu
ombligo
y extrae una víscera sangrante
que late caliente al aire
conviertes en arcilla la casa
y la intentas moldear
o la aplastas de una vez.
Madre,
tengo veinte y tres años
y parece un siglo.
Sueño con mi cuerpo tieso
todos los días.
He renunciado a tanto y
¿por qué
estas ganas de llorar?
¿Por qué las heridas
suturadas se abren y sangran otra vez?
¿Por qué el silencio
que diseca mis huesos?
¿Por qué la puerta sigue cerrada
frente a mi rostro?
He renunciado a mí.
He renunciado.
Me abandoné cada tarde.
Yuliana espera por mí
en alguna estación lejana.
Impaciente;
se come las uñas,
los dedos.
Yuliana se come.
Madre,
sigo hablando de mí
a la gente
como si esto importara.
Como si la manta se levantara
y me dijeran
que deje de llorar
que todo fue una broma de mal gusto,
que ahora puedo reírme
a carcajadas de mí
y de mi vientre.
Que todo ha sido una broma
de muy mal gusto.
Que esto no soy yo
que afuera de la manta
hay vida en serio.
Madre
he renunciado a todo lo que me hacía
infeliz.
¿por qué la muralla sigue creciendo?
Madre,
no debí salir de tu vientre.
Mira mis huesos.
Mira su fragilidad.
Mira los días
que se posan lilas
bajo mis ojos.
Mira mis manos
transparentes.
La muralla tiene vida.
A mi alrededor todo exhala más vida que
yo.
*
Mi cuerpo
está aislado del resto de los cuerpos por una vitrina de vidrio. Ella me abstiene
de oler, tocar o sentir a nadie que no sea yo. Todo lo habita el frío. El
silencio me anuda el alma. Quisiera poder cantar mi dolor al mundo. Pararme en su
ombligo y que por mi boca salgan los muertos, que cargo desde la infancia.
Cadáveres que me arrastran los pasos. Almas errantes saltándome de neurona a
neurona. De oreja a vientre. De manos a pies. Necesito cantarle mi dolor al
mundo, que mi voz casque huesos. Que canten los muertos conmigo. Coro unísono.
CAÍDA LIBRE
A Michelle/Dorian
donde quiera que esté.
Hace frío afuera.
Las luces de ésta ciudad parecen querer mi rostro.
Mis ojos intentan buscar tu cuerpo en la inmensidad de esta noche infestada de neblina.
Hermana,
te veo corriendo
tu sonrisa se ha convertido en un pájaro de hierro adornando una iglesia
que le sirve de refugio a los desahuciados.
Hermana,
siéntate a ver el horizonte
mientras el viento te trenza el pelo
y tus muslos se estiran para que el sol te tatúe sus rayos en tu piel.
Escuché tu llanto en letras
cada día desde que partí.
Te Escuché pedirme ayuda sin pedirla,
lo supe
y seguí mi danza ardiente por las calles que claman mi nombre.
Dejaré que madre te siga buscando en hospitales,
morgues,
prostíbulos,
dejaré que siga estirando su mano a lo oscuro
con los ojos cerrados
tanteando en lo desconocido
tratando de hallarte.
Dejaré que el resto de familiares se pregunten
el porqué
de tu vuelo sin retorno.
Seguiré escuchando al otro lado del teléfono
el llanto de todos los que no saben nada de ti
y temen que tu cuerpo sea disputado
por camioneros borrachos en las carreteras
de este país que odias con tus huesos.
Hermana
hay algo creciendo en mi pecho que me canta al oído,
tiene tu voz e incluso tu aliento
me canta Phoenix
como tú lo hacías en el baño,
en esas duchas largas
de lunes por la noche.
Hermana hay un lugar para ti en este planeta,
lo sabes
por ello
has salido a buscarlo
sin dejar rastros de dónde queda ese sitio.
Mientras
seguiré dibujando
en las paredes de mi cuerpo
tu sonrisa desde niña
tu cuerpo redondo de adolescente
tus dientes alambrados
tus ojos con una línea gruesa sobre ellos
y esa mirada que derrite icebergs.
Seguiré dibujando
tu cuerpo sobre el espejo
y a tu lado el celular
de donde salía la voz de Cobain
y la tuya tratando de imitarlo.
Hermana
siéntate
donde quiera que estés
mira la noche
es nuestro regalo.
Recuerda las veces
que desnudas en mi habitación
me hablabas sobre los sueños que no podrías cumplir:
porque somos pobres,
porque nuestros padres no querían,
porque la escuela
y luego la universidad.
Ahora
espero que los tengas empacados
junto a las pocas cosas que te llevaste
y que los clasifiques
y empieces a comértelos
de a poco.
Hermana
hay un lugar
en esta ciudad
que me dibuja tu rostro perfecto,
me guiñas un ojo lentamente
te muerdes los labios
y te despides de mí
meneando tu mano
como un trozo de tela de chiffon
color púrpura
que se disemina junto contigo.
Yo le grito al viento
un te amo desgarrador
que sale de mi boca
como un suspiro de éter
y quiero que lo escuches
y sé que lo estás escuchando.
Hermana
donde quiera que estés
pégale un ojo a la noche
lo sabes
sabes que nos ama
y nos cuida.
Agárrate de ella
como a un equino salvaje y dómalo.
Cabalga riendo
con el corazón
latiendo helado en tu lengua.
Corre descalza donde quieras
ahora el mundo es tuyo
te lo has regalado.
No te preguntes
cuándo fue que empecé a escupirme de tus manos
nunca estuve en ellas,
no era yo la que emergía de entre tus piernas,
no era yo a la que sostenías entre tus brazos
a la vuelta del trabajo,
no era yo a la que le gritabas desde la cocina con cacerola en mano que
pise tierra.
Esa niña ha muerto;
llórale a ella,
rézale a ella,
porque yo no recuerdo tus pezones en mis labios
ni recuerdo ninguna canción que me hiciera cerrar los párpados
hasta guardarme bajo los antebrazos de Morfeo.
Yo recuerdo doscientos pedazos de mí,
haciéndose ceniza en el patio,
recuerdo el olor de las hojas crepitando
removiéndose unas a otras
bajo el manto rojinaranja
en el oscurísimo cielo de esta ciudad que odio,
que huele a sal
su sal me recuerda a la que estaba bajo mis rodillas
y tú
de frente
con cinturón en mano derecha
y en la otra,
las matemáticas que nunca pude digerir.
Yo recuerdo una llamada
y un grito de muerte a la hija maldita.
No te preguntes cuando me volví polvo de cadáver,
siempre lo fui,
por eso odio la efigie que levantaron
cuando apenas podía oler entre mis dedos,
por eso odié la presión de ser ejemplo y primogénita,
por ello trabajé duro para no serlo,
heme aquí
¡oh madre!
Ven y recuéstate cerca de la exhumación de mi carne.
*
Después del circo
cama vacía,
bebo en un bar
mugriento de la carretera,
para agazapar el
abandono de mi cuerpo,
la muerte se ha
parado a un costado de la estancia,
me mira con ojos de
fuego.
No volveré a tocarte
acabé de leer
doscientas veces la carta
para finalmente
decidir no enviarla.
Te tengo respeto,
aunque me masturbe
con tu ausencia,
te tengo respeto.
Que hermosa es la
casa sin el ruido
de la vergüenza que
siente una mujer
de cuarenta y dos
años
abrazada por el
desempleo
y la falta de amor
propio.
Ahora me soy extraño
no me reconozco
ni a estas paredes
de las cuales quiero
huir.
Me palpo el sexo
y lloro,
no sé si por la
conmoción
de tener en mis
manos la guarida de lobos
o porque sé que no
hay bocas que calmen su hambre.
Te extraño ¿sabes?
Ayer le hablé de ti
al pájaro que
dormía en mi lóbulo
izquierdo,
ahora yace decapitado.
*
Posé tres veces mis
muslos coloidales sobre ese frío congelador,
El soundtrack
festivo contrastaba con la ternura de iceberg de sus besos.
Su temor y asco eran
palpables,
vomitó en mi lengua
canciones con hedor a hierba buena.
Soplé la cintura de
sus ojos y corté mis brazos (ríos de verbena putrefacta)
para calmar su
soledad.
Sus órbitas
calientes me buscan
por el telón de
cristal que separa la divina condición de poseedor y cliente frecuente.
Bebo todo cuanto pasa por mi cuello y cabalgo
un equino de ansiedades.
*
Me quedo a lamer
el hondo ombligo
envenenado
de la locura,
a besar los labios
sangrientos
de la soledad.
En multitudes,
busco la tristeza
tan a fin a mí,
cuando vuela
la intento
aprisionar,
la tomo por los
cabellos,
lloro y la obligo a
acompañarme,
a que traiga consigo
el deforme cuerpo
del insomnio,
que vengan en
comparsa
las violetas medias
lunas
bajo los secos ojos.
Pues ya no sé de
cortarle los talones a la noche.
¿Por qué no vivir
Bajo manto oscuro y
briza?
Busco la tristeza,
busco sus caderas
las palpo como a mí.
Busco muerte o
verso,
como mirarse
reflejado en un espejo
sin hallar
diferencia.
Las Ítacas de ambas
son la nada
*
La lujuria habla a
través de la barba petróleo de su mentón.
Las manos sudan
deseo.
Los labios escurren
frases impenetrables,
imposibles de
digerir.
-Cálmate, dolerá un
poco al principio- susurras macabro,
luego, el zumbido
perenne de la radio, me hunde en una sordera interminable.
-Calla, no querrás
despertar a los vecinos-
Tu navaja me corta,
y se ahogan mis
gritos en tu sudor.
No tienes barba, ni
tu lujuria se desprende de tu mentón.
Tus manos no sudan,
ni tu boca escurre.
Eres tan frio
que tiemblo
sin poder enterrar
en tu ovalada cabeza
de fotógrafo copular lo que pienso.
¿Pero qué pienso?
Mastico mis anhelos
en el ángulo sin luz
de mi cama.
Si pudieras adivinar
cuantas veces
te arranqué
con mis uñas
la pielecita
que cubre tu siempre
dispuesto pubis.
Estás saltando tan
alto y me mareas.
-Sin espectáculos
públicos- susurras otra vez,
tus labios tocan mi
tímpano
mientras me
desmiembras los dedos,
con tanta prisa para
evitar que te toque.
Callada me desnudo.
No es cierto,
ya no lo hago
me da miedo.
La lista no existe
ni las llamadas,
tampoco existen mis
pretensiones (papel tapiz de tus paredes).
Lo que existe es una
bestia,
con moño y camisas
oscuras… impermeable al mundo.
Pero yo no soy el
mundo.
Soy una pelusa gris,
fragmento de hoja seca
prendida en su
cuello.
No lo soy.
No soy.
Nunca seré.
-Calla, calla, no
querrás despertar a los vecinos-.
YULIANA ORTIZ RUANO (Esmeraldas, Ecuador, 1992) Co-fundadora
del colectivo de gestión cultural independiente Afroarte.
Consta en Antología La Muchedumbre de tu Risa de Carlos Garzón Novoa, Harawiq muestra de poesía ecuatoriana y
boliviana (Murcielagario Kartonera, 2015) Ha participado en: Festival
Internacional de Poesía Enero en la Palabra (Cusco, Perú 2016), Festival
Internacional de Poesía Sumpa
Vive (Salinas 2013), Festival de Poesía Joven Lauro Dávila Echeverría (Pasaje
2014). I Bienal Internacional de poesía Museo
Luis A. Novoa Naranjo (Guayaquil, 2014), Octava edición de Poesía
en Paralelo 0 (Ecuador, 2016). II Encuentro Internacional de Gestores
Culturales de la Universidad Luis Vargas Torres (Esmeraldas 2015). II
Festival de Literatura y Artes Plásticas (Riobamba 2015) Trabajó como locutora
cultural en la revista radial Visión
Esmeraldas. Ha
publicado, Silencio de Elith por
medio de la Casa de la Cultura Núcleo de Esmeraldas y SOVOZ “Poesía
Deforme” (Pirata Cartonera, El Salvador).