JUAN ZAMUDIO




SOTAVENTO

No cortará mis cabellos
ni la yugular 
Llora frente a la TV
y la neblina en su mente
la neblina en la calle                       
o esa otra que se sospecha   
del otro lado del MSN     
le impide ver que en esta ciudad
los héroes sufren               
de histeria femenina     
y de la hirviente esclerótica.
Ella me espera                                
Con mano hecha de ojos la toco          
No sabe nada de la mano que dibuja
un puñal en el aire y no una casa
donde se acostó con una mujer
y recibía mis llamadas sofocando la risa.


AVENIDA

Estoy desnudo
Una pelota es lanzada       
violentamente
hacia esta esquina.

Nadie vendrá a recogerla.
Lo de la pelota lo inventé
pero que nadie vendrá 
Es cierto.
Estoy desnudo
con un cartel colgado al cuello
que dice
«Estoy desnudo»


EXTRAMUROS

Cuando la luz te sorprenda
en la cama   
articulando una melodía que 
viaja hacia la derecha y  
otra que viaja hacia la izquierda         
busca desesperadamente
la ventana
como gallo denso
que escapa de la tierra    
derramándose en la pared
como proclama
«Dolor y ojos en la memoria».


ZONA DARK

Yo soy Billy the Kid   
Luis Hernández

Billy the Kid ha vuelto       
con genitales estropeados
y corazón casto.
En tarde antediluviana
compra dulces
en la tienda de la esquina   
pero en la voz de los niños
ya no trajinan párvulos ángeles
agitando el fúlgido ardor
de las armas
menos cacerías de sombras
sino brevedad de ojos
óxido y descomposición              
de imágenes      
bajo turbio sol de enero.
El agua estremece al agua.
Billy the Kid, ladrón de bancos
eleva su delicada arma
como otro brote más de la tierra
hacia oriente
manchado de verdes cascos
Verde

ESPACIO EN BLANCO

Dios en forma de un hueso rojo
me habla desde allá
donde el otro que no seré
eleva su cometa en la inmovilidad
de la infancia.
Me habla desde allá   
donde el otro que no seré
lanza una esfera líquida
hacia atrás
sobre el abecedario
lo más lejos posible de su piel.
Lanza una esfera rupestre  
también hacia atrás
pero ésta demora en dejar caer 
su sombra 
y va a saludar a papá
blandiendo una espada de aire     
y clavándosela en el corazón.
A Dios en forma de un hueso rojo 
lo lanzo y vuelvo a encontrarlo
desde hace mucho.
Intento lanzarlo una 
y otra vez                              
por encima de esta duna.
Es imposible.
Quizás su polvo y el mío
sean materia de un mismo principio.
 Ahora entiendo lo que decía Dios
en forma de un hueso rojo 
«Al recuerdo y a la duna  
el viento demora en deshacerlos».

Juan Zamudio. Arequipa, 1980. Estudió Literatura en la Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa. Publicó el poemario Continuidad de los alfiles, 2009.


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