Una
cama
La
noche tiene la forma de un grito de lobo.
Alejandra Pizarnik
He dormido sobre la banqueta
del mundo
sobre cuerpos muertos de
miedo
envuelto en cobijas de
lluvia
en azules agujeros de fuego
en la cárcel compartiendo el
calor
que raya las caras sin ojos
entre las blancas piernas de
la muerte
en el frío hocico de la
noche
en el dulce calor de la
mentira
flotando en el océano del
hambre
en la caricia fría del óxido
mientras sueño con una cama
para recordar la tierra.
En
cada movimiento
Alcánzame al otro lado de la
calle
al otro lado del sol
aunque se pierdan las líneas
de los pasos
en el arrastrar del olvido
sembramos en medio de la
calle
un árbol consciente de sí
mismo
que prefirió arder antes que
ser un recuerdo
Crujen los pájaros de música
honda
y las manos quedan como
mariposas
rotas entre sus alas
un temblor de palabras lo
inunda todo
el contorno de los cuerpos
es tan azul
que no necesitamos la luz de
la calle
Recuerda tu vida así
sin un plan trazado
tumbando los muros a gritos
en cada movimiento
en cada impulso de la sangre
que nos recuerda que no soy
el mismo
que te dio a probar la
lluvia.
Si te fijas bien el mundo no
existe
es una sombra en tu nuca
el inconcluso sueño de dios
que despertó con miedo
al verse solo.
Me
olvido
No
tengo dinero ni recursos ni esperanzas.
Soy
el hombre más feliz del mundo.
Henry
Miller
Me olvido
paseo como un rumor
como esa confesión que era
mejor callar
navego a la deriva
cierro los ojos y me dejo
llevar por el incendio
Cielo abierto es una tumba
cuando tus huesos son de
piedra azul
nadie ha podido ver mi
corazón
pero juran que ahí está
entre el hierro y la sange
el metal
y el mantra
Me olvido del ciego y del
leproso
cuando me ato una nube al
cuello
y me dejo caer al sol o al
pavimento
a las montañas o a los ríos
da lo mismo.
El
cuerpo es una campana
El cuerpo es una campana
y
vibra
oscuro ruido de guitarras
el canto del incendio de
cada árbol en la conciencia
la voz del otro que es tuya
aunque se vaya al final
Esos pájaros emigran a otro
cielo
su sonido se apaga en voces
despeñadas
blanco abrazo de tempestad.
Perdí
la llave
Perdí la llave de la
tranquilidad
chupando mi soledad salvaje
vomitando toda luz de la
entraña
nací muerto como todo el
mundo
devoré los ojos de mi
madre
como todo niño
mamé violencia en la casa y
la televisión
rompí cada ventana
que me recordaba a mi padre
fui educado con las manos
amarradas
hasta que descubrí el fuego
Voy a quemarlo
todo.
Fantasma
Cuando era niño temía a la
oscuridad
hasta que una noche apagué
la luz
y decidí esperar al miedo
tanto esperé que me
acostumbre al silencio
mis ojos pudieron ver cada
sombra
cada fantasma buscando una
puerta
una salida hacia la luz
Todo eso lo recuerdo ahora
que el miedo ha vuelto
dejo una luz prendida
o cierro bien la ventana
y recuerdo a esos fantasmas
que como yo siguen buscando
una puerta
que como yo nunca la van a
encontrar.
Poemas seleccionados del
libro Fincar los abismos
Paulo Gaytán (Torreón Coahuila, 1975) Poeta y promotor
cultural. Sus poemas y cuentos han aparecido en diversas publicaciones del
país. Es autor de los poemarios Round de sombra (Ediciones bajo el mezquite,
ICOCULT, 2009) De Profunda piel (Siglo XXI, Escritores coahuilenses, cuarta
serie, 2011) Fincar los abismos (Instituto Mexiquense de Cultura,2014)
Su obra aparece también en
las antologías poéticas Coral para Enriqueta Ochoa (ICOCULT 2009) Bosquejo de
la noche, colectivo NIT (Dirección Municipal de Cultura,Torreón, 2012) y Poesía ahora: nueva poesía coahuilense
(Editorial Atemporia 2014).
Colaboración: Jesús García Mora
Colaboración: Jesús García Mora