DORMIR NO ES SINÓNIMO DE
DESCANSAR
menos cuando llevas a casa
el montón de basura y angustia
que no alcanzaste a fumar.
La vida es un estado de embriaguez peligroso
del que no siempre la resaca es curable
por eso el alcohol te regenera la memoria
al hacerte olvidar todo.
Como la fiesta donde el colado
es el que más goza,
así me siento en el mundo,
como una pulga adherida a la piel de las calles
que aprendió a comerse la bulla de los pitos
para poder sobrevivir.
Y ahí vas nuevamente
a poner la canción más triste
para que las esquirlas se esfumen
con cada escupitajo que expulse
tu desgastado hígado.
Las personas se acercan
a pedirte de tu trago,
y se marchan.
Al final la nada
tú y la larga avenida
otra vez,
solos,
en un extenso diálogo
balbuceante.
EL PÁJARO
Cuando niño,
encontré en un parque
un pájaro caído
al
que dentro de una caja
quise
abrigar sobre el televisor encendido.
Al
regresar a casa
éste
parecía un juguete;
incrédulo
y confundido
lo
cubrí con mis cobijas
y
dormí con él varias noches.
Le
hablaba
pero
nunca respondía;
lo
alimenté con trocitos de lombrices
pero
no picoteaba.
No
entendía
porqué
empezó a oler mal
que
inclusive llegué a bañarlo.
Cansados
de aquella carne en descomposición
un
día a la fuerza me lo arrancharon,
cercenando
así su cuerpo
de
cuyo interior muchos gusanitos a mis manos
cayeron.
Triste,
adopté
a esas criaturas
hasta
que la pena se me vaya
pero ella nunca se me fue
tampoco
los leales gusanos
a
los cuales alimento de mis lágrimas
para
que con sus heces
me
devuelvan a mi querido pájaro
pero
ese pájaro nunca vuelve
por
eso escribe estos poemas
para que lo encuentren.
LA RESACA DE VIVIR
Esto
de levantarme solo
de saberte
con el aliento mañanero
en
otras fauces
(quizá te esquiven
yo siempre me he conformado
hasta con el olor de la mierda).
Es verte
en los bares
feliz,
no
poder acercarme
y
tomar por el lado de la copa que bebiste,
simulando
un beso.
Estar
en esta barra viendo
cómo
funciona el mundo
y no
poder ser parte de él.
Las
decenas de bolitas
de
papel higiénico
tiradas
en el piso;
ser
el único que aún espera
tu
llamada embrutecida del amanecer
para
regalarme una sobra
o
completar lo que el otro no pudo hacer.
La
resaca diaria
ponzoñosa
es
el eco solitario de la habitación
la
cara de mi gato
que
me observa con hambre;
es
conformarme con la belleza universal
y no
descubrirla
a
cuentagotas
en
tus párpados
grises.
La
resaca de vivir
es
mentirme de poeta
y
sólo escribirte a vos.
Lanzar
piedras a tu ventana
y
que no salgas.
No
poder mirar
cómo
envejece
tu
nuevo lote de calzones
que
no leas este texto.
La
resaca de vivir
es tener que dibujar
constelaciones en el cielo
y ya no
hacerlo
con los
lunares de tu piel.
LA SUSTANCIA DEL SILENCIO
La
música es un esqueleto
que
sostiene la pesadez
de
nuestra carne
y
nos da una forma
no
física
para
identificarnos
en
medio de la constante
deformación
del
espacio
y de
los sonidos
que
configuran
el
eco de la realidad.
El
músico es un soldado cósmico
al
servicio de la languidez
del
silencio
y yo un náufrago
que se sostiene
en la sustancia
de esa nada.
DE TODOS LOS LOROS
aquel
que no repite lo que decimos
ni
piensa aquello que pensamos
está
condenado al olvido.
Por ello
el mundo está lleno
de
amores enjaulados y
de
aves exiliadas que vuelan desplumadas
en
un abismo de dagas.
La
poesía es un puerto
para
alas sangrantes.
APUNTES SOBRE EL TRABAJO
El trabajo hará de ti un hombre, libre y digno
-me decían-
Lo
recuerdo ahora,
atado
a mi computador,
cuando
el reloj ha marcado
las
03:40 de la madrugada
y mi
chica gime
en otra cama.
Alexander Ávila Álvarez.
Ecuador, 1986. Escritor, psicólogo y músico. Ha publicado en “Oniria Cia. Ltda.” (Mecánica
Giratoria, Cuenca, 2014), “Apuntes sobre el Incendio” (Ninacuro Cartonera,
Cuenca, 2013); así como en varias revistas de literatura tanto digitales como
físicas. Finalmente, dirige el proyecto “Luna Verde Editorial Independiente”,
en la ciudad de Macas.