DANIEL ROJAS PACHAS


Ciudad.
“Amanece. / Se abre el poema. / Las aves abren las alas.
(…) La ciudad despierta.
La ciudad se levanta.
(…) Se abren puerta cartas. / Se abren diarios
La herida se abre”
.
“Gonzalo Millán – La ciudad - fragmento”

Lo previo (((escrito)))
ha sido un ensayo de nacimiento.
Sin pies o manos
retina como caldera y un cuerpo que abre paso
Barthes dice contemplar la lucha libre con asombro y predilección este artificio deportivo, sometido en su estructura misma, al asíndeton y al anacoluto, figuras de la interrupción y del corto circuito
La calle,
a fuerza de motos repleta con violencia.
Payasos a ciento-cincuenta kilómetros por hora,
de un lado ponen a prueba la rabia
del otro suena el gong
y ella,
pierde control…
Otra historia de hermanos que se interrumpe: Hah! ¿No te gusta lo que escuchas eh? ¿Te hace enfadar? ¿Y qué piensas hacer al respecto? Bien, Kaneda ¿QUÉ PIENSAS HACER AL RESPECTO?
Edificio de palabras… disparos quiebran rostros y la maquinaria… un cartel inmenso de Cola antecede  la ciudad de neón…
toda una experiencia el vivir aterrado ¿no es así? Eso es ser un esclavo.
El paisaje de esta factoría (una lágrima bajo la lluvia) no es más que una clausura,
y ella…
un tráfico de revelaciones pospuestas
como el sonido para un ciego,
como ebrias miradas que mienten ante un origami de unicornio…
Por encima de cerros, plástico y verbo…
Un replicante, la pandilla, un torpe niño y el detective,
van pariendo el dolor…

Todos esos momentos, se perderán en el tiempo…


[por sus prontuarios no los conoceréis]

And I'll tell ya, things aren't quite the same
When I'm rushing on my run
And I feel just like Jesus' son
And I guess that I just don't know
“Velvet Underground – Heroin”

Encerrados en un delirio caprichoso
jugamos a tientas con un puzzle astillado.
Dormimos este fracaso
Inconclusos deseos,
apacentados
como fichas que salpican en un mismo derrotero.
A sabiendas contenemos
elecciones poco usuales
y juntos
cual crédulos en carnaval
servimos esta cena de preguntas
con una respuesta encamada en tu lengua: “El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer!”

…cuánto de lo aprendido ¿servirá?
escuchado,
deglutido como un gusano mañanero

y podremos… al final del día,
entender siquiera, el paso que hay de aquí al sol.



[Otras lenguas me inspiran un sagrado rencor]
what if they stole my fingerprints?
“At the drive in Metronome Arthritis

(…)Su evolución y movimiento oscilatorio
el crecimiento de sus vellos
la ramificación de los extremos
y el proceso nominativo de la carne
y si no hay infierno
¿Dónde está la carne?
La realidad entre espejos  es un coloquio amatorio dejado al azar
<>
que bien podrían ser cuchillos de barro o madera…
El orden constituye la supremacía del vicio
y el imperio de pequeños lagartos que alucinan ser un pequeño dios o algo más que una cuerda tendida entre el mono y lo incierto.
Como una ruleta asesina…
(…) todos los organismos vivos me inspiran un sagrado rencor.
Intrigas fabularias penden de esa trama
en que morder la palabra
es como hincar el diente sobre un lomo húmedo
FISURA CANÍBAL CON OJOS DE INFINITO;
todo apunta a su propia negación
el génesis abortado de la indiferencia.

  

[Dios mío / De dónde sale / Tanta gente / Solitaria]
–jamás una comunicación nunca un saludo de cumpleaños, ni la menor señal de vida en común, ni un escupitajo en mi escudilla–
(Enrique Lihn – El escupitajo en la escudilla)

Los amo tanto…  que no los soporto
duele verlos caminar
sus bostezos
un estornudo que salpica la comida
y oír las carcajadas…
Los miedos al lograr un acierto
las victorias pospuestas entre cada problema que nos une.
No saben cuanto los amo
duele estar ungido por su carne
beber a sorbos de la sangre que se cuaja en un cordón dilatado
y mirar a cada momento –atravesado por el error, conteniendo la nausea- como se repite
cada hombre y mujer
… los viejos y sus palomas / las madres / las  iglesias / los vendedores y las frases
el payaso de la tele / los ciegos / las avenidas / los niños corriendo sin mirar a ambos
lados / el payaso de la radio / el tío del almacén/ los devoradores de chatarra / el payaso
de turno / las chicas de jeans ajustados y  el pastero de la esquina / los perros en la
esquina / las pelotas y la suciedad en todas las esquinas y rincones del mundo en que
acaba y empieza el amor
que nos tiene recogiendo del suelo,
colillas de humanidad.



[La risa / O el teléfono /Me pretextan /Hacia la vagancia]

I hear the sound of a gentle word
On the wind that lifts her perfume through the air
“Beach Boys - Good Vibrations”

Todavía sufrimos esta fugacidad de la palabra.
Encaramados a la transparencia de juegos que a nadie importan
esperando a un amigo (a)
que pueda definir a golpes
Si es posible, si algo le interesa,
esta negligencia de errar a mordiscos, devorando a regañadientes la artificialidad del canto sin música y la retórica fuera de todo compromiso…
Todavía enjuagamos el sudor en camisetas percudidas y jeans bambas comprados en alguna feria fronteriza…
Y estrangular los verbos, a la luz de tales menesteres, no parece gran cosa,
El esfuerzo termina por convertirse en  un remedio barato a la hora de joder la médula del ocio
Y silbar en  la (su) oreja  recitando frases sexys de reconciliación… 
Es la alquimia más imbécil de todas
y ¿para qué seguir en ello como la larva sobre la carne?
¿Acaso hay goce?, ¿no te arrepientes de haber dado vuelta en aquella tonta esquina dejando al  azar… trajes, cenas y corbatas?   -Al menos yo lo hago a cada segundo-
Y me asomo al balcón… incluso si este es imaginario y la ciudad a sus pies un poema que se abre y cierra…
Y por mucho que un sueño terrible baje y haya que arremeter con furia sexual en contra / no a favor de la lectura,
en algo se soluciona este inoperancia de respirar a tranco largo…
y en cuartos color pastel, pasados a perfume barato / escuchando una cumbia a lo lejos y ruidos de  niños  gritando y ambulancias que compiten en alaridos…
puede que se esconda la explicación de tanta inopia insensata.
Construir ante el letargo la imagen de uno mismo corriendo semidesnudo en un círculo reducido para evitar esas pesadillas de círculos aun más estrechos…
Andar sin pasos  y no llegar por mucho que se corra en el aire.          
No aprendiste acaso la única lección importante de niñez.
Coyote nunca mires abajo cuando estás en el abismo de un gran cañón…


[Nunca salí del horroroso…]

Nunca he sido feliz / Pero, al menos, / He perdido / Varias veces / La felicidad
“Luis Hernández – Nunca he sido feliz”

…estos años, tan pocos si pensamos el universo… puedo afirmar con mayúscula irredención… he perjudicado a cuantos han estado junto a mí… niños, niñas, mi propia infancia ha sido un ruego machacado en el mazo de agonías y vamos todos como dementes moliendo sin delicadeza los órganos de quienes amamos / esos pequeños ojos que perciben los colores y el justo aroma sin una coartada, sin una espera, sin una noble indiferencia y la curiosidad es el arma que va colando a tiros mis pasiones sobre el cuerpo de esa niña astral que impregna de felicidad cada célula y cada cuerda de la materia en un plano que ya dios quisiera poder trazar en su arquitectura imperfecta pero él no tiene tus armas y la poesía es su lengua en mi garganta destrozando pliegue a pliegue las cavidades de la cordura que ve dilatarse sin paciencia y con emoción como un efluvio mágico y sangrante… una primera perdida (…) vengada a dientes y uñas…  pero todo tiene un fin y la amarga carnadura es la soledad de los otros y el infierno que somos todos en el mismo cuarto… ahogados por los roces y la conspiración del sudor sobre el pecho… No encuentro gracia mayor al rito de suicidarse… es mejor afrontar a diario esa tarea… Con la esclavitud de un sol que todos los días aparece en extinción por la misma irrisoria esquina.


[…el éter que nos trae la noche]

Es Martes / leo a Kristeva / (“la melancolía es esteril si ella no deviene en poema”). / Es Martes, / y hace un mes / mi mano izquierda / ardía en carne viva.
Martha Kornblith


y <> en su carne… tratando de descifrar las últimas doce noches… mientras, miras su rostro y las máscaras que usa para divertirse y <>… por eso lloramos, coordinando la angustia, libre, a saltos, dando mordiscos al vacío con la lengua quemada, ruinosa, vieja y solitaria, mientras conversamos con los adioses y <> irremediablemente en ambos, en el fracaso cuando escuches esta grabación o leas los obituarios como quien busca una pareja desesperado y <> en esas caderas y aquellos senos hermosos en la pista de baile, ese nombre que ella tiene para los amigos y su olor que aún conspira en tu contra mientras bebes uno, cinco o quizá diez años después… dibujando su silueta en el fantasma de las huecas carcajadas… “por qué me sigues, cuál es la necesidad de respirar en mi nuca, lo has juzgado tantas veces necesario… no tengo nada que ocultar… ya he vaciado todo lo que necesitabas saber y no he visto respuesta alguna que me satisfaga” (…) puede parecer ridículo… veo tu insaciable sonrisa… hurga sin tregua la desnudez… es tu hija, lo sabes, eres parte de ella aunque duela… (((y qué hay con eso, por qué lloras lindura… vamos, qué haces ahí… duermes en ese rincón acaso…))) recordando a tientas <>, rascando con las yemas las pulsaciones y los pasajes más oscuros como si fueses a regañadientes un héroe sobre lechos que encierran la pupila que fractura al infinito “pareces un manojo de acciones irremediables” y esa maldita prudencia es tu derrota… esa represión haciéndote uno con los vicios y la sensación categórica del abandono.


*
Despertarás con la sangre embrutecida y llena de pliegues… domado por el miedo y la soledad, descalzo, abandonándote mientras ebrio cantas una versión horrible de algún tema ya olvidado… reniegas como un (((eco))) estúpido y enfermo… maldices al mundo y sus misiles, las células y la memoria entre escombros agonizantes y seguimos caminando y seguirás riendo… no lo niegues… puedo verte con estas páginas en tus manos… incrédulo escuchándonos leer como si fuéramos respuestas posibles y <> en todas esas niñas anónimas que te han amado sin piedad y con una crueldad muy requerida en estos días y puede que entre aquellos cuerpos inmemoriales, que han dado forma y mesura a tu ancianidad precoz… haya un verdadero descanso.




Daniel Rojas Pachas (Lima-Arica, 1983) Escritor y Editor. Actualmente reside en México dedicado plenamente a la escritura y a cargo de la dirección del sello editorial Cinosargo. Ha publicado los poemarios Gramma, Carne, Soma y Cristo Barroco, y las novelas Tremor y Random. Sus textos están incluidos en varias antologías –textuales y virtuales– de poesía, ensayo y narrativa Chilena y latinoamericana. Más información en su weblog www.danielrojaspachas.blogspot.com


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