Ciudad.
“Amanece. / Se abre el poema. / Las aves
abren las alas.
(…) La ciudad despierta.
La ciudad se levanta.
(…) Se abren puerta cartas. / Se abren diarios
La herida se abre”.
(…) La ciudad despierta.
La ciudad se levanta.
(…) Se abren puerta cartas. / Se abren diarios
La herida se abre”.
“Gonzalo
Millán – La ciudad - fragmento”
Lo previo
(((escrito)))
ha sido un ensayo
de nacimiento.
…
Sin pies o manos
retina como caldera
y un cuerpo que abre paso
Barthes dice
contemplar la lucha libre “con asombro y predilección este
artificio deportivo, sometido en su estructura misma, al asíndeton y al
anacoluto, figuras de la interrupción y del corto circuito”
…
La calle,
a fuerza de motos repleta
con violencia.
Payasos a ciento-cincuenta
kilómetros por hora,
de un lado ponen a
prueba la rabia
del otro suena el
gong
y ella,
pierde control…
Otra historia de
hermanos que se interrumpe: Hah!
¿No te gusta lo que escuchas eh? ¿Te hace enfadar? ¿Y qué piensas hacer al respecto?
Bien, Kaneda ¿QUÉ PIENSAS HACER AL RESPECTO?
Edificio de palabras…
disparos quiebran rostros y la maquinaria… un cartel inmenso de Cola
antecede la ciudad de neón…
toda una experiencia el vivir aterrado ¿no es así?
Eso es ser un esclavo.
El paisaje de esta factoría
(una lágrima bajo la lluvia) no es más
que una clausura,
y ella…
un tráfico de
revelaciones pospuestas
como el sonido para
un ciego,
como ebrias miradas
que mienten ante un origami de unicornio…
…
Por encima de
cerros, plástico y verbo…
Un replicante, la
pandilla, un torpe niño y el detective,
van pariendo el dolor…
Todos
esos momentos, se perderán en el tiempo…
[por sus prontuarios no los conoceréis]
And
I'll tell ya, things aren't quite the same
When I'm rushing on my run
And I feel just like Jesus' son
And I guess that I just don't know
When I'm rushing on my run
And I feel just like Jesus' son
And I guess that I just don't know
“Velvet Underground –
Heroin”
Encerrados
en un delirio caprichoso
jugamos
a tientas con un puzzle astillado.
Dormimos
este fracaso
Inconclusos
deseos,
apacentados
como
fichas que salpican en un mismo derrotero.
A
sabiendas contenemos
elecciones
poco usuales
y
juntos
cual
crédulos en carnaval
servimos
esta cena de preguntas
con
una respuesta encamada en tu lengua: “El
Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas
relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo,
supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues
no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y
cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de
comer!”
…cuánto
de lo aprendido ¿servirá?
escuchado,
deglutido
como un gusano mañanero
y
podremos… al final del día,
entender
siquiera, el paso que hay de aquí al sol.
[Otras lenguas me inspiran
un sagrado rencor]
what if they stole my
fingerprints?
“At the drive in Metronome Arthritis”
(…)Su
evolución y movimiento oscilatorio
el
crecimiento de sus vellos
la
ramificación de los extremos
y el
proceso nominativo de la carne
y
si no hay infierno
¿Dónde
está la carne?
La
realidad entre espejos es un coloquio
amatorio dejado al azar
<>
que
bien podrían ser cuchillos de barro o madera…
El
orden constituye la supremacía del vicio
y el
imperio de pequeños lagartos que alucinan ser un pequeño dios o algo más que
una cuerda tendida entre el mono y lo incierto.
Como
una ruleta asesina…
(…)
todos los organismos vivos me inspiran un sagrado rencor.
Intrigas
fabularias penden de esa trama
en
que morder la palabra
es
como hincar el diente sobre un lomo húmedo
FISURA
CANÍBAL CON OJOS DE INFINITO;
todo
apunta a su propia negación
el
génesis abortado de la indiferencia.
[Dios mío / De dónde sale / Tanta gente
/ Solitaria]
–jamás
una comunicación nunca un saludo de cumpleaños, ni la menor señal de vida en
común, ni un escupitajo en mi escudilla–
(Enrique
Lihn – El escupitajo en la escudilla)
Los amo tanto… que no los soporto
duele verlos
caminar
sus bostezos
un estornudo que
salpica la comida
y oír las
carcajadas…
Los miedos al
lograr un acierto
las victorias
pospuestas entre cada problema que nos une.
No saben cuanto los
amo
duele estar ungido
por su carne
beber a sorbos de
la sangre que se cuaja en un cordón dilatado
y mirar a cada
momento –atravesado por el error, conteniendo la nausea- como se repite
cada hombre y mujer
…
los viejos y sus palomas / las madres / las
iglesias / los vendedores y las frases
el
payaso de la tele / los ciegos / las avenidas / los niños corriendo sin mirar a
ambos
lados
/ el payaso de la radio / el tío del almacén/ los devoradores de chatarra / el
payaso
de
turno / las chicas de jeans ajustados y
el pastero de la esquina / los perros en la
esquina
/ las pelotas y la suciedad en todas las esquinas y rincones del mundo en que
acaba
y empieza el amor
que
nos tiene recogiendo del suelo,
colillas
de humanidad.
[La
risa / O el teléfono /Me pretextan /Hacia la vagancia]
I
hear the sound of a gentle word
On the wind that lifts her perfume through the air
On the wind that lifts her perfume through the air
“Beach Boys - Good Vibrations”
Todavía
sufrimos esta fugacidad de la palabra.
Encaramados
a la transparencia de juegos que a nadie importan
esperando
a un amigo (a)
que
pueda definir a golpes
Si
es posible, si algo le interesa,
esta
negligencia de errar a mordiscos, devorando a regañadientes la artificialidad
del canto sin música y la retórica fuera de todo compromiso…
Todavía
enjuagamos el sudor en camisetas percudidas y jeans bambas comprados en alguna
feria fronteriza…
Y
estrangular los verbos, a la luz de tales menesteres, no parece gran cosa,
El
esfuerzo termina por convertirse en un
remedio barato a la hora de joder la médula del ocio
Y
silbar en la (su) oreja recitando frases sexys de
reconciliación…
Es
la alquimia más imbécil de todas
y ¿para
qué seguir en ello como la larva sobre la carne?
¿Acaso
hay goce?, ¿no te arrepientes de haber dado vuelta en aquella tonta esquina
dejando al azar… trajes, cenas y corbatas? -Al menos yo lo hago a cada segundo-
Y me
asomo al balcón… incluso si este es imaginario y la ciudad a sus pies un poema que se abre y cierra…
Y
por mucho que un sueño terrible baje y haya que arremeter con furia sexual en
contra / no a favor de la lectura,
en
algo se soluciona este inoperancia de respirar a tranco largo…
y en
cuartos color pastel, pasados a perfume barato / escuchando una cumbia a lo
lejos y ruidos de niños gritando y ambulancias que compiten en
alaridos…
puede
que se esconda la explicación de tanta inopia insensata.
Construir
ante el letargo la imagen de uno mismo corriendo semidesnudo en un círculo
reducido para evitar esas pesadillas de círculos aun más estrechos…
Andar sin pasos y
no llegar por mucho que se corra en el aire.
No
aprendiste acaso la única lección importante de niñez.
Coyote nunca mires abajo cuando estás en el abismo de un
gran cañón…
[Nunca salí del horroroso…]
Nunca
he sido feliz / Pero, al menos, / He perdido / Varias veces / La felicidad
“Luis
Hernández – Nunca he sido feliz”
…estos
años, tan pocos si pensamos el universo… puedo afirmar con mayúscula
irredención… he perjudicado a cuantos han estado junto a mí… niños, niñas, mi
propia infancia ha sido un ruego machacado en el mazo de agonías y vamos todos
como dementes moliendo sin delicadeza los órganos de quienes amamos / esos
pequeños ojos que perciben los colores y el justo aroma sin una coartada, sin
una espera, sin una noble indiferencia y la curiosidad es el arma que va
colando a tiros mis pasiones sobre el cuerpo de esa niña astral que impregna de
felicidad cada célula y cada cuerda de la materia en un plano que ya dios quisiera
poder trazar en su arquitectura imperfecta pero él no tiene tus armas y la
poesía es su lengua en mi garganta destrozando pliegue a pliegue las cavidades
de la cordura que ve dilatarse sin paciencia y con emoción como un efluvio
mágico y sangrante… una primera perdida
(…) vengada a dientes y uñas… pero
todo tiene un fin y la amarga carnadura es la soledad de los otros y el infierno
que somos todos en el mismo cuarto… ahogados por los roces y la conspiración
del sudor sobre el pecho… No encuentro gracia mayor al rito de suicidarse… es
mejor afrontar a diario esa tarea… Con la esclavitud de un sol que todos los
días aparece en extinción por la misma irrisoria esquina.
[…el
éter que nos trae la noche]
Es Martes / leo a Kristeva /
(“la melancolía es esteril si ella no deviene en poema”). / Es Martes, / y hace
un mes / mi mano izquierda / ardía en carne viva.
Martha Kornblith
y
<> en su carne… tratando de descifrar las últimas doce
noches… mientras, miras su rostro y las máscaras que usa para divertirse y <>…
por eso lloramos, coordinando la angustia, libre, a saltos, dando mordiscos al
vacío con la lengua quemada, ruinosa, vieja y solitaria, mientras conversamos
con los adioses y <> irremediablemente en ambos, en el
fracaso cuando escuches esta grabación o leas los obituarios como quien busca
una pareja desesperado y <> en esas caderas y aquellos
senos hermosos en la pista de baile, ese nombre que ella tiene para los amigos
y su olor que aún conspira en tu contra mientras bebes uno, cinco o quizá diez
años después… dibujando su silueta en el fantasma de las huecas carcajadas… “por qué me sigues, cuál es la necesidad
de respirar en mi nuca, lo has juzgado tantas veces necesario… no tengo nada
que ocultar… ya he vaciado todo lo que necesitabas saber y no he visto
respuesta alguna que me satisfaga” (…) puede parecer ridículo… veo tu
insaciable sonrisa… hurga sin tregua la desnudez… es tu hija, lo sabes, eres
parte de ella aunque duela… (((y qué hay con eso, por qué lloras lindura…
vamos, qué haces ahí… duermes en ese rincón acaso…))) recordando a tientas
<>, rascando con las yemas las pulsaciones y los pasajes
más oscuros como si fueses a regañadientes un héroe sobre lechos que encierran
la pupila que fractura al infinito “pareces
un manojo de acciones irremediables” y esa maldita prudencia es tu derrota…
esa represión haciéndote uno con los vicios y la sensación categórica del abandono.
*
Despertarás
con la sangre embrutecida y llena de pliegues… domado por el miedo y la
soledad, descalzo, abandonándote mientras ebrio cantas una versión horrible de
algún tema ya olvidado… reniegas como un (((eco))) estúpido y enfermo… maldices
al mundo y sus misiles, las células y la memoria entre escombros agonizantes y
seguimos caminando y seguirás riendo… no lo niegues… puedo verte con estas
páginas en tus manos… incrédulo escuchándonos leer como si fuéramos respuestas
posibles y <> en todas esas niñas anónimas que te han
amado sin piedad y con una crueldad muy requerida en estos días y puede que
entre aquellos cuerpos inmemoriales, que han dado forma y mesura a tu
ancianidad precoz… haya un verdadero descanso.
Daniel Rojas Pachas
(Lima-Arica, 1983)
Escritor y Editor. Actualmente reside en México dedicado plenamente a la
escritura y a cargo de la dirección del sello editorial Cinosargo. Ha publicado
los poemarios Gramma, Carne, Soma y Cristo Barroco, y las novelas Tremor y
Random. Sus textos están incluidos en varias antologías –textuales y virtuales–
de poesía, ensayo y narrativa Chilena y latinoamericana. Más información en su
weblog www.danielrojaspachas.blogspot.com