Carta guardada
Madre, lo que he elegido para no volver a ese lugar
te espantaría
te espantaría mi noche sin rumbo
te espantaría lo fácil que se me da quebrarlo todo
muchas veces he soñado que me confieso
esa biblia incrustada en la infancia me hizo pedazos
me pienso arrodillada en tu lecho de muerte
diciéndote cómo no he vivido la vida
ni un poco como querías
Madre, si vieras la intensidad
con la que merodeo por estas calles
tu angustia se tornaría aún más insoportable
¿qué hice mal? dirás
¿qué hicimos mal?
Y mi padre se levantará
a alguna hora siniestra de la madrugada
para revisar los ruidos de la culpa
madre, no he vivido la vida como querías
me sedujeron las manchas más terribles
madre, no he vivido la vida como querías
y creo que lo volvería a hacer
I
Me quedé sin trabajo
sin país
sin comida
Se fue incluso el perro-poeta
lo extraño ahora
aunque no lo quería
Se fueron todos
nadie avisó
están todas mis casas vacías
Quedó nada más un espejo
donde ella me mira
me mira
me mira
II
Encontré una vieja libreta de listas
vengo escribiéndolas hace algún tiempo
Listas interminables
el supermercado
los textos pendientes
esta lista en particular me hizo llorar
tendría que recordar más seguido
dejar de usar tanta autodefensa
Fueron algunas las cosas que necesité
una mochila para cargar los libros
ropa interior que no estuviese raída
un shampoo sin olor a detergente
Taché cada elemento con alivio y tristeza
como para enviar un mensaje en el tiempo
para decirme que mejora
todo mejora
al menos un poco
Tendría que recordar más seguido
para que las penas no aparezcan de golpe
III
Mejor te conocía en otro momento
o siendo otra
Llegaste tarde
ya estoy rota
No busco más refugios
ni brazos que me tomen
estoy sola
estoy sola
estoy bien
Muerte a la musa
Quería ser el fantasma
entre los poetas llorones
quería mi nombre apareciendo
en las noches de embriaguez
y coleccionar cada poema
en mi guarida de lágrimas
pero las musas son tan solo instrumentos
me rehúso a ser la madre de los poetas
a acariciarles la vida cada vez que sufren
el amor es hermoso porque muere
y no hay que quedarse siempre
aunque haya sido promesa
Roxana Landívar (Guayaquil, Ecuador, 1997). Estudiante de Letras en la Universidad de Buenos Aires. Ha escrito dos poemarios inéditos: Desechos/Deshechos y Fractura primaria, los relatos Demolición, Diario de Rosa, Graciela y Cementerio. Participó en los Ciclos de lecturas “La Hoguera” y “MAPPA”. Sus textos están incluidos en la II edición de la revista digital “Cráneo de Pangea”.
Colaboración: Sara Montaño Escobar