ROXANA LANDÍVAR




Carta guardada

Madre, lo que he elegido para no volver a ese lugar
te espantaría
te espantaría mi noche sin rumbo
te espantaría lo fácil que se me da quebrarlo todo

muchas veces he soñado que me confieso
esa biblia incrustada en la infancia me hizo pedazos
me pienso arrodillada en tu lecho de muerte
diciéndote cómo no he vivido la vida 
ni un poco como querías 

Madre, si vieras la intensidad 
con la que merodeo por estas calles
tu angustia se tornaría aún más insoportable

¿qué hice mal? dirás 
¿qué hicimos mal?

Y mi padre se levantará 
a alguna hora siniestra de la madrugada
para revisar los ruidos de la culpa

madre, no he vivido la vida como querías 
me sedujeron las manchas más terribles
madre, no he vivido la vida como querías 
y creo que lo volvería a hacer

I

Me quedé sin trabajo
sin país
sin comida

Se fue incluso el perro-poeta
lo extraño ahora
aunque no lo quería

Se fueron todos
nadie avisó 
están todas mis casas vacías 

Quedó nada más un espejo
donde ella me mira
                            me mira           
                               me mira 



II

Encontré una vieja libreta de listas
vengo escribiéndolas hace algún tiempo

Listas interminables
el supermercado
los textos pendientes
esta lista en particular me hizo llorar
tendría que recordar más seguido
dejar de usar tanta autodefensa

Fueron algunas las cosas que necesité
una mochila para cargar los libros
ropa interior que no estuviese raída
un shampoo sin olor a detergente

Taché cada elemento con alivio y tristeza
como para enviar un mensaje en el tiempo
para decirme que mejora
todo mejora
al menos un poco
Tendría que recordar más seguido
para que las penas no aparezcan de golpe


III

Mejor te conocía en otro momento
o siendo otra 

Llegaste tarde
ya estoy rota

No busco más refugios
ni brazos que me tomen 

estoy sola 
estoy sola
estoy bien 


Muerte a la musa 

Quería ser el fantasma 
entre los poetas llorones
quería mi nombre apareciendo
en las noches de embriaguez
y coleccionar cada poema 
en mi guarida de lágrimas
pero las musas son tan solo instrumentos 
me rehúso a ser la madre de los poetas
a acariciarles la vida cada vez que sufren
el amor es hermoso porque muere
y no hay que quedarse siempre 
aunque haya sido promesa 




Roxana Landívar (Guayaquil, Ecuador, 1997). Estudiante de Letras en la Universidad de Buenos Aires. Ha escrito dos poemarios inéditos: Desechos/Deshechos y Fractura primaria, los relatos Demolición, Diario de Rosa, Graciela y Cementerio. Participó en los Ciclos de lecturas “La Hoguera” y “MAPPA”. Sus textos están incluidos en la II edición de la revista digital “Cráneo de Pangea”. 



Colaboración: Sara Montaño Escobar









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