GERARDO OCEJO

Camino tarde por la calle
No puedo andar en línea recta,
Me tardo el doble en recorrer cualquier distancia

Veo cajeros
Valet parkings
Parques apagados
En una banca
Una pareja se empeña en desafiar
los límites de impenetrabilidad de sus cuerpos

Me hacen pensar en el tiempo que acabamos de perder
en la barra de un bar
diciendo las mismas frases que nunca funcionan
contra una pared de 100 decibeles

Quiero que signifique algo

pero en este momento
tú sigues en el bar
y ya no me importa lo que pienses
O si te intereso

En una esquina, los perros se han encargado de la basura

*
Encontré a un amigo de la infancia en Facebook

En las fotos de su cuenta
está su familia
sus hijos y toda una vida
que ya no compartimos

Lo agrego y nunca hablamos

Él pasa las tardes dando catecismo
en una escuela en Puebla
mientras yo pienso en pintar las paredes de las iglesias
con la frase
la mierda apesta
o
Cristo cogía con una puta
y le gustaba.

Me pregunto si piensa en mí,
si ve mi vida
y considera invitarme a regresar al camino del Señor.

Nunca lo hace.

¿Por qué no deja de ser mi amigo?
Quiero pensar que es imposible
olvidar las tardes soleadas
en que jugábamos basketball juntos
la cancha de una escuela desierta
y las nubes
que corrían sobre un horizonte
de retas a 21 puntos.


*

Qué importa que digan que no puedes nadar en el Océano Pacífico
que todo en él está muriendo por la radiación de Fukushima
si apenas hace dos días, en nuestras vacaciones
nos metimos indiferentes
e igual la pasamos bien, disfrutando perdernos entre una ola y otra






Gerardo Ocejo Vallin. 1980 Cd de México. Nació en el mismo hospital que en el que hicieron la cirugía facial del Chapo Guzmán. Toca la guitara y el bajo aunque en el fondo es baterista, prefiriendo utilizar los barrotes del metro y las mesas de trabajo para sus composiciones. Tiene el proyecto de comprar cuadras enteras de la ciudad de México para convertirlos en parques de estilo victoriano en donde la gente pueda jugar futbol y dormir la siesta. Un día apareció en el ensayo de los Kikin Fonseca y el Gringo Castro y decidió no irse nunca, causando la extrañeza del colectivo, el cual lo alienta a escribir más y le permite dar salida a su trastorno obsesivo-compulsivo durante los ensayos.

Colaboración: Jesús García Mora

Entradas populares

Lxs más leidxs