VENIMOS DE GENTE MALA / JANIS JACOBO



Me quedé mirando los fetiches. Entendí:
yo también estoy en contra de todo.
¡yo también creo que todo es desconocido, es el enemigo!
¡Todo! No solo los detalles, las mujeres, niños, animales,
tabaco y el juego, ¡sino todo!.
-Pablo Picasso- 

La tarea pues de rendir cuentas (en primera instancia a uno mismo) y de explicar cierta naturaleza del hombre, es lo que Janis Jacobo señalará como cierta patología, cierta enfermedad y sin más cierta maldad, vivimos de gente, respiramos gente, y venimos de gente mala.
Así pues dicha tarea se vuelve necesaria, pues el habla se manifiesta como lo revelado y a su vez, el hombre como el ente que tiene la capacidad de engañar y desengañar.
Es entonces que surgen saltos (de una imagen a otra, de un escenario a otro), desde que una persona mira por encima de la barra de un bar a 20 grados, mirar cual cachorros en peligro a todos los especímenes dignos de ser manipulados al ritmo de la salsa…[1] quién forjo las patológicas imágenes, quienes creen que el mundo está lleno de teoremas.
Como se había mencionado en algún libro, no es lo mismo enfrentarse y retar a los teoremas pitagóricos que en su caso han sido demostrados y demostrados a través de los siglos, a enfrentarse a la metáfora de la poesía que no puede ser demostrada sin destruir los teoremas.
Potencias patológicas de la destrucción, de la reinvención de la existencia, porque la gene mala nos menciona que
La tierra engendra gusanos
y con ella alimenta a los niños
que andan a gatas buscando
a su madre.[2]
Que estemos atentos, pues
Venimos de gente mala
Desde ahora te prevengo
que si en algún momento
descubres que…[3]
que si descubrimos que, que nosotros, no somos pues los aquí presentes o la ascendencia que nuestra autora culpa con el poema leído, sino es un nosotros desde nuestra condición, y es pues en este sentido que el poemario es sacudidor, desde el título y es pues que este opta serlo de una manera peculiar.
Si bien es cierto que algunos intelectuales optan por caracterizar al hombre en su condición como tal, reduciéndolo a un ser solo racional, surgen varios  contras, pues para poder tener cierto acercamiento, apertura o donación (como lo dado), será necesario no dejar de lado su parte pasional, egoísta cómo lo más natural, e incluso insoportable, tediosa.
Ser un manojo de azares,
avispas, lloriqueos de infante,
sensiblería barata, tics,[4]

Y es en ese sentido que dichas imágenes y saltos terribles de algunos de estos poemas, dan cuenta de ello, pero de manera sutil. Se sigue mencionando:
Por eso,
el tedio,
es la medida de todas las cosas.[5]




Porque el tedio, esa babasa gris, es la medida de todas las cosas, por que el tedio, sería la mejor forma de librarnos de toda actividad, toda, sea cual fuere, pero el tedio llevado a sus últimas consecuencias revela pues nuestra condición quizás absurda en más de una ocasión, tenemos que estar activos para no encontrarnos, para no devenir en el tedio por el tedio. Así pues el habla, esto, que llamamos habla, Flatus vocis[6] , garantiza la posibilidad de estar en la publicidad de los entes, la apertura de las cosas, la donación de lo que está afuera de mí y no soy yo.

Y cuestiones absurdas, cotidianas, por demás muy comunes revelan pues en este sentido lo que se ha mencionado, tales que
Hay que resaltar, que no sabemos la
respuesta a situaciones elementales y
creemos entonces, que los
paquidermos colosales se ven mejor
en lentejuelas, o que el anillo se torna
impuro de ser usado en el pulgar…[7]
y es que la respuesta o la aparente respuesta, que nos manifiesta en primera instancia será:
Lo inevitable sucede
                                                      porque lo permitimos.[8]          
Y es pues que en este ir y venir de imágenes y saltos dentro del libro, será necesario ver, un ir y venir de escenarios, de breves historias hiladas, un ir y venir de gente, pero no de cualquier gente sino de mala, venir de gente mala.


Carlos Alberto Morales Peña





[1] Jacobo Janis, Venimos de gente mala, Ed. El humo, México, 2016, pp 9.

[2] Ibid. pp 26.
[3] Ibid. pp. 25.
[4] Ibid. pp. 30.
[5] Ibid. pp. 17.
[6] Flatulencias de la boca
[7] Ibid pp 12.
[8] Ibid pp. 43.

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