DANIEL OROZCO



¿DE QUÉ LADO ME ACUESTO AHORA?

¿De qué lado masca la iguana?

Se preguntaba seriamente Sócrates José



¡Qué importa! 
Dijo Aristóteles Ramón

Ya no hay misa de seis
Exclamó Quico Niches

Me dijeron que
Me duerma del lado derecho
Del cuerpo, no de la cama

Qué para que no se
A-pu-chu-rre
El corazón

Yo venía manejando la 
Acostada del lado izquierdo
Para hacer la digestión

¿y ahora quién diga
Que me explique
Quién tiene la razón?

Pues el mundo
Dijo Hegel
Y lo mandamos al cuerno
Por ser alemán




PUTO EL QUE
LO LEA,
Nancy y Juan
encerrado en un
corazón más cercano
al aserrín que a
los pulmones.
Un pene gigantesco
esperando las nalgas
del distraído,
que se guarece
igual que un
tigre entre el
pasto alto,
que una quijada
oxidada de acero,
entre la hojarasca
para matar a
un muchacho de
pena y de
canciones improvisadas o
mochilazos a la
salida.




UN CHOFER DEL TRANSPORTE PÚBLICO

El conductor del tren ligero tiene un espejo cuadrado y enorme colgando en cada estación
siempre más grande que su cabeza
para rascarse la barba, para medirse el mentón
la nariz
las orejas
los vellos que acarician el tímpano
y hacer una bitácora de qué tanto han crecido

El conductor del tren ligero mira el espejo que está en el extremo de cada estación
siempre más grande que la distancia entre el suelo y nuestras rodillas
para asegurarse que
a nadie se le caiga su helado
su hija pequeña
su pañuelo, su bastón
Para mirar que a nadie le simulen un auténtico guillotinazo francés
en su brazo, en una pierna, en su mochila rota, en su periódico que cubre unas tijeras de jardinero,
 ora una pala, ora un cepillo carpintero.
Si ahogamos el tono poético:
el espejo es un simulador de dios
dónde él ve que todo está bien
que cree que alcanza a ver por todos
            Me hace falta un espejo, cuadrado, enorme, de bolsillo
            de repente mirar a los que están atrás
            buscar que todos finjan una sonrisa
            ver por quién les ayude a recoger su cabeza
            ya que todos saben que dios no puede regresar
            sólo lo hace cuando ya está roma la navaja de la guillotina
Luego de que cayó alguna o dos cabezas a punta de golpes en lugar del corte limpio y elegante.





                    Daniel Orozco, Estudiante de la Licenciatura en Filosofía. Escritor.  

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