Previsiones para el sueño
17/03
noche de pensar en el futuro,
siempre
un clavado en las albercas vacías;
las
apuestas: voy a soñar con un gimnasio
y
su clase de zumba resguardada por cobijas de elefantes
y
tigres y leones; voy a soñar con mensajes de voz
desde
una reunión por la literatura,
y
no va a llegar ninguna de las palabras del fondo
a
mi oído estrellado en las albercas vacías;
cuando
despierte, habré soñado con aguas transparentes
a
través de las raíces de un roble donde cuelga,
lejos
de sí, un vestido de líneas paralelas
con
el logo de una empresa de telefonía
a
donde no serviría de nada llevar nuestros currículums.
El psiquiatra no tiene un consultorio
propio
Te
ves menos normal que lo normal.
La
recepcionista tenía un temor a las oraciones distantes.
Vi
a su hijo recorrer caras mías
tiradas
en la sala.
Morder
la planta venenosa,
un
seno oculto en un pajar detrás del cenicero.
¿Y
si tuvieras que decir un porcentaje?
Setenta
y cinco por ciento. Y luego
el
psiquiatra dijo que en la costa... [aquí algo sobre el calor].
Mi
lengua había probado un seno
de
leche bonita,
y
veía niños que no eran mis hijos
con
los ojos cerrados.
Cuando
me marché no dije adiós a nadie.
En
la TV una mujer miraba a la recepcionista
como
ella en su reflejo
de
puente, de río de piedras.
La
pereza de pensar,
la
hiedra en la puerta que me toca.
Imagen para K.
1
¿Me
repites que
no
estamos huyendo?
Dirás
lo que sea,
en
el agua
con
los trozos de hojas
muertas
que nunca
se
disuelven.
Y
en el fondo al suspender los dedos
en
el agua turbia / en la cara
lisa
de las piedras.
2
Ahora
cualquier
voz
va a decidir
el
acto de llover.
Distribuirse
de una gota
a
otra, de tus manos
a
donde se detienen.
3
No
la idea romántica
de
la luz cayendo
sobre
un
cuerpo
que gira.
Esta
no es la idea
romántica
de terminar
con
una piel más clara que la escena
junto
al agua cálida.
4
Habrías
de guiarme hasta la casa
de
paredes que
no
tienen sustento,
una
vereda con postes de luz
que
ya hemos derrotado.
Pero
más tarde hay
un
borrar constante y
todo
lo que toca tu piel
la
difumina.
Primer paso de baile
Un
largo cabello castaño se enreda en el cuello
Bajo
la regadera.
Una
hebra va de la barbilla y toca la clavícula.
No
habrá calma en quien te dice calma
mientras tiembla de las manos.
Por
eso de noche un largo cabello castaño se enreda en el cuello,
De
noche una hebra va de la barbilla y toca mi clavícula.
Yo
sé cómo creció esta flor,
Yo
sé en qué árbol tuve que meter los dedos
Bajo
la regadera.
A nadie nuevo habremos de
temer
Mi
hermana se encarga de no volver
el
rostro hacia los lados.
Detrás
de ella sé que de nuevo
ha
vuelto a cerrar
los
ojos por el sol.
En
la noche piensa en la bahía
que
no escuchamos, y habla a un tiempo
a
dos en voces.
El
afable
árbol
de una infancia que no deja
de
ceder.
Estampas vistas por afuera
1
Dos
horas observando al mismo personaje enfrente de la hoja. Una historia breve de
una sola página. Hombre de pie espera a otro hombre. Pero es una mujer quien
aparece. El fondo es blanco y tiene bruma; cierta abundancia de puentes
peatonales por los que cruzan personas vestidas de rojo, a rayas (naranjas y
blancas, rayas negras). Esto pasa a todos seguramente: la tentación de volver
al personaje hacia uno mismo y verse ahí, ojos que van de una pupila a otra.
Como un relevo en la consecución de los eventos.
2
La
diminuta idea de ver a un hombre morir. La escena completa es dos hombres
podando un árbol en una calle que se mueve siempre hacia los lados. Aquí vemos
la lucha en contra de la escalera y la posterior caída del hombre en una reja
con puntas afiladas. El traspasar de una punta por las sienes y una mirada vacía,
a punto de quedarse estática.
3
Una
mujer (muy joven) que camina por Ocean City, Maryland. Un breve viraje al
interior de sí misma a la vez que no puede encontrar, en la calle, algo para
mostrarme y que me mantenga entretenido. Pero no tiene por qué hacerlo. Le
empuja ese cambio de panorama, le empuja hacia ejemplos muy distintos de la
ansiedad. Por momentos quisiera que fuera, en la medida de lo probable, una
versión no agresiva de la vida para consigo misma.
4
Escucho
la impresión de un tecleo lejano que todavía habla de dos o tres días pasados.
El teclado existe hoy (esto debe de quedar muy claro) pero está completamente
orientado hacia la nada. Ahora estoy muy ocupado porque alguien recuerda
historias de sí y lee fragmentos de una vida escrita a lo largo de cuatro o
cinco años. Le escucho leer poemas escritos de corrido, encabalgados pero de
manera en que los ángulos se contradicen. En este punto no sé todavía nada
sobre las discusiones que tendremos acerca de las cosas. Yo estaré de viaje y
del otro lado se aferrarán a una idea de mí en la que estoy dispuesto siempre a
contestar las preguntas más estúpidas.
5
¿Tienes
esta certeza de saber a alguien escribiéndote? A mí me incomoda. Todo esto
mientras viajas de regreso a Maryland y yo pienso en la carretera larga y sin
escalas de la que me has hablado. Estarías presa en un proceso de pasarme a la
página, y llevas tu cuaderno sobre las piernas cuando un dolor te hace voltear
rápidamente una secuencia de hojas.
6
No
escaparás de una lectura pesada. Una persona siempre tuvo la voluntad de leerme
(por entonces trataba de volverla una persona alegórica y ya sabemos que
siempre sale mal), y su comentario era todas las veces un me has hecho escribir otra cosa diferente, me has hecho hablar de
aeropuertos en donde yo soy una reportera y se bajan dos o tres presidentes de
aviones privados, ¡en un lugar comercial! Suave, en una hora tengo que
dejar de escribir.
7
Lo
hago.
Román
Villalobos (Lagos de Moreno,
México, 1991) Licenciado en Humanidades con orientación en Letras por la
Universidad de Guadalajara. Autor del libro de poesía Pequeña ciudad eléctrica (Editorial Montea, 2016), co-autor del
poemario Pieza de paso (CULagos ed.,
2015). Antologado en Un canto me demanda:
memoria de poesía laguense (Ed. Papalotzi, 2011). Publicado en La Rabia del
Axolotl, Enter Magazine, Tenían veinte años y estaban locos, New Spleen, La
Cigarra, entre otros. Actualmente colabora como columnista en el proyecto
virtual Hýbris y trabaja como
productor en Radio Universidad de Guadalajara.