Bisiidu’ naa ganaxhiee’ casi
mani’
nadipa’ ne xhiana
Bisiaalu’ naa ruaalu’
ni raxha beela lade’ ra go
yaa
Gupa chaahue’ rinni ni
guceeza guendariati nisa stiu’
lu guelabeeu’
Gunaxhiee yuuba’ ni biaana
ra bizaalu’ xhuga guidilade’
Beedxe gucalu’ luguia’ya’
ne bisiidu’ naa ganaxhiee
casi ridunaxhii mani’
ne guirá runi gasti’
*
Me enseñaste a amar como las
bestias
con fuerza y con rabia
Me acostumbré a tu boca
que a mordidas arrancaba
trozos de mi carne
Cuidé mi sangre para calmar
tu sed
en las noches de plenilunio
Amé el dolor con que tus
garras
dibujaron signos en mi piel
Fuiste tigre sobre mi cuerpo
y me enseñaste a amar
como se aman las fieras
con todo y por nada
MIS AMORES MUERTOS
Cuando tenga que contar la
historia de mis amores muertos
quizá nadie me recuerde
junto a ellos
porque no mostraré
fotografías íntimas
ni hablaré de carretas en el
campo junto al paraje de los lagartos
No mencionaré los amaneceres
en Laollaga o en un bar
Hablaré de los nombres que
me habitan siempre
Víctor Carlos o Anselmo
y diré que los extraño
insoportablemente
que la vida sin ellos es
difícil
que ahora no peleo por dioses zapotecas o griegos
que no he vuelto a leer
sobre cementerios marinos
para no recordar que mis
amores muertos están
y ahora nadie dice “mi niña”
ni me da un beso en la frente
Nunca más esas tardes de
sábado en las que llovían palabras
como las estrellas que
despacio pueblan el cielo
o como los corchos con aroma
de vinos añejos
entintando los labios de la
noche
una colección en aumento
cada fin de semana
La hamaca en la que nos
recostamos se pudre bajo las tejas
recordando una voz ronca y
escandalosa
No hay más discusiones en la
cena
sobre las ensaladas o la
carne
ni finalizan con un canto de
tenor aficionado
No hay quien me devuelva los
paseos por la playa
ni las instrucciones para
conducir mejor un auto
porque mis amores muertos
están
y ahora nadie cuida que la
electricidad en mi casa funcione bien
o que haya percheros en la
pared para colgar la ropa
Ya no suena el teléfono para
invitarme a leer poesía
para pedir una
traducción revisar un texto
invitarme a celebrar
cumpleaños en el jardín o junto al mar
Por eso ahora que nadie
revisa mis poemas
escribiré que maldigo mil
veces al cáncer y al infarto
que las arterias no deberían
colapsar nunca
que es necesario que alguna
ley le haga caso a los poetas
cuando demandamos que los
pulmones sean liberados de todo mal
para dejarnos respirar a
gusto aunque haya contingencia en la ciudad
o que el estómago tenga como
único trabajo
procesar ambrosías que la
boca le prodiga
sin dejar espacio para
albergar ninguna célula maligna
porque los hombres a los que
amo deberían ser eternos
ya que es terrible
escribir poemas
para mis amores muertos
Irma
Pineda. Escribe poesía en diidxazá porque no quiere olvidar el idioma que le da
la vida. Le gusta vagar por el mundo pero procura vivir en Juchitán, Oaxaca,
porque ahí está su ombligo y se consigue buen mezcal.
Poeta,
ensayista y traductora binnizá. Es profesora en la Universidad Pedagógica
Nacional (unidad 203-Istmo) y en el proyecto docente México Nación
Multicultural de la UNAM. Es autora de varios libros de poesía bilingüe
(zapoteco-español), como Xilase Nisadó/Nostalgias del mar (SEP, 2006); Doo yoo
ne ga’ bia’/De la Casa del ombligo a las Nueve Cuartas (CDI, 2009) y Guie’ ni
Zinebe/ La Flor que se Llevó (Pluralia-INBA), entre otros. Ha sido becaria del Fondo Nacional para la
Cultura y las Artes y ha formado parte
del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México. Sus ensayos han sido
publicados por la Universidad de Siena, Italia, la Unistmo, la DGCP y el
Colegio de Guerrero A.C. Su obra traducida al inglés, alemán, italiano,
portugués, serbio y ruso, aparece en diversas antologías de América y Europa.
Asimismo ha participado en recitales y
eventos académicos en foros y universidades de Asia, América y Europa.