Debemos
viajar con poco equipaje,
casi desnudos
sin brújula
ni mapas
ni senderos.
Perdernos desde el primer
paso.
Nunca buscar el rumbo.
Perderse siempre es el
camino correcto,
deambular,
andar en círculos,
llenar cada grano de arena
de este desierto
con nuestros pasos.
Ese es el único camino
posible
para llegar al silencio,
al amor,
a la soledad,
a los cuerpos que se
abrazan,
a la sabiduría,
al olvido,
al alivio,
a uno mismo.
Perderse
y sentir las tristezas más
bellas del mundo.
Solo se siente tristeza por
las cosas hermosas.
La tristeza es la muerte de
todas las cosas bellas,
su canto fúnebre,
es andar por el mundo
sabiendo que todos los
sitios donde se pudiera llegar
son una futura ruina,
la semilla de un holocausto,
un pueblo fantasma,
una ventana rota
pero que aun así
brillan.
Andar perdidos desde el
principio.
El hombre nace llorando
y su llanto es una
premonición.
Todos los recién nacidos son
profetas del llanto del mundo.
Aquí,
en el llanto,
está el futuro:
míralo.
Dejo aquí,
en el lugar donde nos dimos
la mano por vez primera
mi equipaje,
mis ropas
y
este poema
que es todo lo que tengo.
Este poema
como un pozo de agua,
un árbol frutal,
un nido de cuervos,
una tela de araña,
un lodazal.
Dejo este poema
como una señal
de que todo lo bello
se pudre
y que con gran orgullo
puedo decir
que los besos que te di
son el charco de lodo más
bello de todos.
Ella
odia mis poemas de amor.
No los tolera
aunque sonríe dócilmente
cuando se los leo.
Dice entenderlos.
Los entiende a ciencia
cierta
y por eso los odia.
Sabe que no son poemas de su
amor
si no cicatrices de hace
siglos,
cenizas en mis manos
que limpio con hojas en
blanco.
Ella lo sabe y lo perdona.
Sabe que tengo miedo
de decir amor con mis labios
por tanto haber sido
mordidos.
Escribir de amor es hacer
arqueología,
visitar tumbas antiguas
para ver si aún quedan
flores.
Ella odia mis poemas de amor
y preferiría que hablara de
paz,
de guerra,
del hambre del mundo,
de la tristeza de las
naciones menos desarrolladas,
de la libertad,
de que el hombre no necesita
el amor para ser feliz
solo necesita paz
y justicia
y pan,
de que el hombre y la mujer
pueden vivir
sin desear un contacto
íntimo
que incendie sus almas,
que no hace falta,
que se ha escrito tanto del
amor
que no hacer falta decir ni
una palabra más,
que no hay amores nuevos.
Ella preferiría que hablara
de la nostalgia
o la alegría
o el odio que sienten los
pueblos entre si
sin mayor motivo que odiar
al odio del otro.
Yo busco en algún alfabeto
de una lengua desconocida
una letra,
un sonido que alcance a
decirle
lo feliz que me hace
y no la encuentro.
Amor,
en este idioma,
se escribe con la A de mi
nombre
pero suena más
su M
de miedo,
de mordedura,
de migaja,
de mirador,
de místico,
de menos,
de mientras,
de mujer,
de mentira,
de mía,
de mi.
Escribo para encontrar un
verso,
una palabra, una letra que
alcance a decir
todo lo que veo
cuando ella dice mi nombre
aunque ella odie los poemas
de amor
que tratan de decir con
palabras
lo que debiera ser dicho con
besos.
Todo
es pequeño si lo comparas con el universo.
Soy solo hormiga al medirme
con los astros,
sombra al compararme con las
estrellas.
Pero ¿cómo ver hacia abajo?
Decirme si hay otro sitio
donde poner los ojos,
donde descansar las manos.
Si aún hay en este mundo
un espacio que me contenga,
un nido donde reposar,
silencio en medio de esta
ciudad que grita hambrienta.
Soy la fuente de mi propio
dolor.
Cirio antiguo,
el humo de mi llama es mi
tristeza.
La grieta que llevo en el
pecho es mi oasis.
La grieta que llevo en el
pecho
la hice yo mismo rascando.
Soy mi condena señor,
mi enemigo.
Corazón hace una revolución
en mi contra.
Estoy atado por mi propia
carne,
soy mi víctima
y no me tengo piedad.
La piedad es para la gente
de alma frágil
y yo soy de roca,
montaña madre de mil
derrumbes
y me tengo fe,
me paro a mí mismo todos los
días al despertar,
soy un recién nacido que
nace a diario,
un niño que quiere hacer un
nuevo continente arrojando piedras al mar.
Y no me quejo de la
tristeza,
ella me ama y me acaricia
como un gato
y yo le canto.
Hacemos alquimia.
Escribir poesía es
transformar la tristeza en aves.
Poblar el cielo.
Ser el líder de una parvada
de alas negras,
las más hermosas.
Soy el pastor de un rebaño
de ovejas sin cabezas,
de un cortejo fúnebre.
Escribir poesía es renacer
en cada hoja
pero primero morir mil
veces.
Celebrar mi propio funeral,
compartirlo con ustedes
mientras leo los versos de
lo que será mi muerte un día.
Moriré de silencio,
de cáncer de silencio,
de síndrome de silencio,
de silencio tipo b,
del contagioso,
del que se propaga viendo a
la gente a los ojos.
Y no es la compensación.
Poesía es la resistencia,
la guerra civil de Adrian
contra Adrian,
la lucha del hombre
que tiene la nostalgia del
mar
contra las olas embravecidas
de una marea implacable,
del huracán que se agita en
mi pecho.
Adrián
Esparza. Estudió artes visuales en la Universidad de Guadalajara. Gestor
cultural, escritor y fotógrafo. Ha participado en la Feria Municipal del Libro
de Guadalajara y en varios encuentros de poesía joven del país. Coordinó
Readicción, ciclo de poesía en voz alta de febrero del 2010 a marzo del 2011 en
biblioteca LARVA y es reincidente organizador de Slams poéticos dentro de la
ciudad. Ha sido publicado en varias revistas como Bestia Magazzine (numero 2,
octubre 2009), Revista Moria (número uno, año tres, agosto 2012), La Gaceta
UdeG (sección “Zona Cero”, 13 de febrero de 2013), “Va de Nuez” (agosto 2013).
Fue compilado en La Otra Antología (recopilada por La Otra FIL en diciembre
2010); la Memoria del VII Encuentro de Poesía Caracol (en Tijuana, septiembre
del 2012), Antología de Poesía del Circo Literario 2013 (D.F., febrero del
2013); “El viento y las palabras” (octubre del 2014, Guadalajara) etcétera.
Cuenta con dos poemarios publicados: Los ojos de Medusa (octubre del 2010,
Editorial El Viaje) y Fractal (mayo 2015, Editorial Rojo Siena). Fue ganador
del 2° Premio de Poesía Emergente del Centro Cultural Malasangre en marzo del 2013. Fue Director de Relaciones Públicas
en Grupo Drakkar, colectivo multidisciplinario de Gestión Cultural, organizando
anualmente eventos como Comagon (feria de arte gráfico/narrativo), Cronopia
(encuentro de poesía y comic), entre otros. Actualmente trabaja en diversos
proyectos de poesía en voz alta y artes escénicas.