SILVIA MADERO

El hombre

El hombre tendido en calle
con tres dientes en los gajos de una mandarina moribunda
San Francisco en el pecho
sobre una piel en huesos

El hombre con el sucio cuerpo
al lado de un vagabundo perro
con el mal metido entre ojo y ojo
el dedo índice apuntándole, de dios

El hombre débil, tendido por el sueño
ciego por condición propia
escupe al cielo para sentir vida
cuchilladas en descenso

El hombre ya no escucha
música que sale de su pecho
tiene un lobo aquejado
canta una tristísima canción de rota boca

El hombre con espinas en el cuello
camina derecho y ríe
la resignación del hombre enfermo es que el mal no abandona.

De/solada

Tengo la muerte derramada
herida de luz busco tu sombra
Me gustas toda nocturna

Amaste todos los colores antes que el negro
y aquí estás hecha una coladera
por donde sale el amor y entra el desconsuelo

Abres la puerta y entra la vida
Nacen flores de mi pecho
me sientas sobre tus hombros
para acercarme un poco al cielo

Confiar en ti es desconfiar de Dios.


Espejo

Cantas una canción infantil desde dentro
mientras duermo e imagino posibles escenarios
unas sillas despatarradas en una casa nuestra
tus pies poblando todo el suelo
y yo volando sobre ellos

Tienes ese aroma nuevo a tierra que hace vida
aun así te meces en mis vaivenes de mar muerto
te siento latir y no puedo
deseo no ser mujer que quiere
solo ser mujer herida

Camino y vas conmigo
aun ahora que ya no te siento
te pienso, te quiero y deseo que no me guardes un rencor ajeno
perdón vida mía, perdón.

Está extraño el mundo
A Marco Antonio Montes de Oca

¿Qué piensa el que apenas va llegando?
el que afila los dientes en la cuna
sabrá dios, dios sabe
más ojos que lágrimas, el espejo
un insulto ante tanta humanidad disfrazada

El hombre después del hambre
las generaciones de la carne
rasgando hueso, dejando polvo
vendados solo por el vientre

El hambre al hombre
Doradas las insignias sobre tu pecho de mártir
donde mi cuerpo descansó más de una noche

¿Qué piensa el que apenas va llegando?
sucesor de la muerte, con un luto que de enorme
no cabe en sus pantaloncitos de tierna locura
Baja los parpados de donde cuelga el mundo
y abre la herida para encontrar la vida: caliente e íntima.

Hermano

Soy feliz de que existas, hermano
con los pies sobre la tierra
y el crudo en las manos

Hemos erigido pueblos enteros
y vestido de muerte
entre ruinas de oro y piedra

Hemos creado leyes que nos rigen
y silencian la voz herida

Me da gusto que existas, hermano
saber que no estoy solo
mirar en el espejo un sinfín de evoluciones

Tus miedos son los míos
y el tiempo pesa igual en ambos
la moneda nos azota el hambre
y las guerras la historia

Soy feliz de que existas, hermano
aun a pesar de que hay quienes no se alegren de nuestra existencia
y cada día nos den por vida la muerte

Beberemos a sorbo todo el odio
y caminaremos en pro de nuestra existencia.

I

Yo abrí los ojos un día de octubre
con todo el peso de la vida encima
sobre el Madero y el Aguirre
creciendo con el hambre y las nalgas rojas

La infancia nos llovió recio
entre religión y desencuentro
mirando a través de las rendijas de los ladrillos del patio
marchita habla sola

Imitando al viejo roble sobre el sillón
ocultándose en las historias de otros
evadiendo lo que somos
el espacio de los que no vinieron al mundo.

II

Hoy amanecí muriendo, cariño
con la luz desvanecida
y el infierno tan temido

Afuera hace frío
sobre las aceras llenas de nostalgia de cantina

Anoche escuché mi nombre
y lo vi moviéndose entre las sábanas
como un pájaro sin alas

Con piedad miré mi rostro
y vi huesos y vi años
y el sombrero de mi padre

Prepárame un café, cariño
que esperaré despierto que el llanto del reloj cese.

Solos/homos

I

La lluvia cae con el peso de quien llora hondo
el nombre de mi madre resbala sobre mis hombros
intento huir, pero es inevitable huir de lo terrible

Hay nada en las calles
la noche está bajo mi vientre
vierto un pedacito en mi boca y camino más ligera

II

¿Dónde estarán todos los hombres que amaron alguna vez esta tierra?
que se posaron fértiles sobre mi fortaleza
aparecen sus nombres a voces ausentes, pero solo está tu rostro
tu rostro con dientes infantiles de leche tibia

te quiero con la soberbia de ser mujer
y erigir mi cuerpo en tu templo de hombre

III

Somos tan inevitablemente solos
mientras dormimos e imaginamos que alguien nos vigila
el miedo es nuestro único acompañamiento

Eres ahora, después serás un espacio de nuevo
yo seré vacío, también
seré polvo en él

Querer no basta
hay que deshacerse de uno primero
y para eso la vida no es suficiente. 


Triapa
A Roque Dalton
Lavaría tus pies de crucificado
con mi llanto de mujer dolida
y mis manos de patria errante

Esculpiría en tu cuerpo todos los cuerpos
de las olvidadas sombras sapiens
sin escuela y sin madre

Buscaremos la corona debajo de la tierra
como perros bramando al porvenir
tratando de silenciar las vergüenzas

No te han sabido nombrar
solo el espejo te conoce
dicen que eres un país desaparecido en unos centavos

Tenemos los labios tan secos y llanos
de tanto besar la tierra

Somos lo que otros no fueron
pero con el mismo miedo a dios infinito

Estamos destinados al llanto

Afuera llueve sobre tu cuerpo
cuando dejas la puerta en la que me cierro
y no digo mi nombre por miedo a reconocerme

El origen llama
pienso en su vientre
y en el dolor de su arrojo

Lavaría tus pies de crucificado
pero en mis manos se hallan dos clavos.




Silvia Madero (1991) nació y creció en Culiacán, Sinaloa (Ajúa). Actualmente es estudiante de la Licenciatura en Letras Hispánicas en Guadalajara (UdeG). Ha publicado en medios impresos como Timonel, Elipsis, RíoDoce, El Astillero, entre otros. Actualmente trabaja para la revista literaria Letrarte.gob.mx. 


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