fin de la cita
se vuelca todo
hasta la vereda se vuelca
le falta una palangana donde
caerse muerta
otros pies que la sostengan
que no sean los mismos que
se tragan todas las noches mis escarpines
que no vayan a ser
se vuelca todo / todo se
vuelca
los techos
las ventanas
hasta la lluvia se vuelca
los ganchos de las cortinas
las plantas
las luces de los autos
les falta una zanja donde
desaparecerse
les falta hundirse
y se vuelca todo
la furia de las máquinas se
vuelca
los números en rojo de los
almanaques
la vajilla
las hamacas de los patios se
vuelcan
los balcones
los cierres de las valijas y
de las braguetas
los barriles / las ropas /
las prótesis capilares de las muñecas
las pieles de los mustélidos
se vuelcan
los huecos
las colas de los leones sobre
las teclas de los pianos
se vuelcan los lápices
las manchas
el humo de los sahumerios
los cajones de los muebles
las puertas / los pisos
las piedras
las cintas viejas del lado B
de los cassettes
los mástiles
se vuelcan los atlas / los
puestos de hamburguesas
las hormigas
los envases de litro y
cuarto de Gini Cola
los jarrones
las muestras gratis de
shampoo de los hoteles
las bicisendas
se vuelcan los nidos de los
pájaros
los fuegos
los nudos de las gargantas
las revistas / los abanicos
las revistas que sirven de
abanico
se vuelcan
les falta un punto donde
poder terminarse
el margen de alguna foto que
los amontone
se vuelca todo / todo se
vuelca
me falta una aguja con qué
despabilarme
me faltan el estuche /
las comillas
y no hago pie
me vuelco
quo vadis
de
dónde sale el agua que respiran los vidrios los días de invierno
el
hambre que nos causa la playa
adónde
va el viento cuando deja de seguirnos
adónde
las cartas
las
tarjetas de cumpleaños que nunca fuimos capaces de mandarnos
adónde
habría que reclamar las deudas que se tienen nuestros cuerpos
sobre
qué otras desnudas criaturas
acomodan
sus partes íntimas
adónde
están los bordes que le fuimos recortando al camino
los
cajones de manzana que no pudimos salvar
por
dónde corre la sangre mojada
por
qué sucias sábanas se revuelca su mancha
adónde
van los libros prestados
(a
veces leídos / siempre perdidos / nunca devueltos)
adónde
sus notas al margen
sus
índices manoseados
sus
verdaderos padres
adónde
duermen los peces cuando no están despiertos
cuando
no ahogan sus cuerpos en ollas hirviendo
adónde
van sus lágrimas
sus
otras aguas
de
dónde nacemos cuando ya hemos muerto
de
dónde salen los otros
cuando
los demás no nos piensan / ni nos adoran / ni nos fingen /
ni
nos pueden alcanzar
adónde
corren los verbos
y
las formas de los signos
cuando
no los podemos decir / ni atravesar / ni encender
de
dónde sale el suelo cada vez que el infierno
quiere
escaparse de los edenes
adónde
esconden tu nombre
cada
vez que el mío no se deja gritar
cada
vez que nos deja el viento
cada
vez que a los vidrios les empieza a faltar la respiración
después
de la playa
en
invierno
eslabones pie de atleta
desparramados sobre las
náuseas huecas de los retratos del cuarto
y
los rincones de los muebles
amontonaban los espejos sus
gritos y circunferencias;
caen más globos hacia los
techos
se aturden o se imantan los
discos de pasta / las órbitas de los mandala /
las siliconas y los ojos de
serpientes venenosas
los fondos de los vasos no
pueden dejar
de vernos pasar
él imaginó un blíster de
rostros gigantes en cuartos de gel sintética
un búnker de aros de espuma
donde apagarse las malas
furias,
los blancos y los negros,
la sed que lleva adentro
cada burbuja desnuda
cada
pedazo de algo en las paredes
escape en convoy
vuelve esa puerta a querer
viajarnos el adentro y el afuera
el viento no alcanza nunca
ni para cerrarla ni para
abrirla
ni
para espesarle el cuerpo
ni
para apedrearla
rojo el cielo de ese cielo
hueco
el blanco de ese guante
envuelto en manos
como roja la causa de toda
fuga
de
todo desplazarse
vuelve esa puerta a querer
irnos
amontonarnos a los costados
de los trenes
gritando andenes, pasajeros,
vías férreas
donde aplastarnos el rojo de
la impaciencia
los fuelles
de
las últimas monedas vírgenes
Vanesa Almada Noguerón
(Buenos Aires, Argentina, 1980). Tiene estudios en Letras y en Gestión
Cultural. Obtiene en 2008, el 1º Premio en el Certamen Internacional Poesía de
las Américas por su cuento corto “Final”. En 2012, es convocada por la Firma
Editorial de los Cuatro Vientos para integrar
la edición antológica Poetas y Narradores
Contemporáneos. En Octubre de 2013, la Latin American Intercultural
Alliance galardona su obra con el 1º Premio de su Certamen Anual de Literatura
Internacional, en el Queens Museum of Art de NY. En 2015, es invitada por la
Universidad de Sonora (México) como artista representante de la República
Argentina en el XX Encuentro Hispanoamericano de Escritores. Actualmente,
reside en Mar del Plata, pertenece al
equipo de redacción de revista cultural Poética
e integra el staff artístico del ciclo Arte
sin Aduanas. Parte de su labor en verso se encuentra también disponible en
las revistas de creación literaria Desnuca2,
La Avispa, Pangea (Ciudad de Salamanca) y Ergo
(Universitat de València). Su libro Entre
los ruidos (Baldíos en la Lengua, 2015) recoge algunas de sus más recientes
producciones.