OLIVERIO GIRONDO

TU PELO.
Y el fervor,
la aquiescencia
del universo entero,
para lograr tus poros,
esa ortiga,
esa piedra.
Puedes juntar las manos.
Amputarte las trenzas.
Yo daré mientras tanto tres vueltas de carnero.

ÉL
¿DÓNDE estará?
¿Dónde se habrá escondido?
Creí que se ocultaba entre los ruidos.
Lo busqué.
Se había ido.
Sospeché que habitaba el desamparo.
Fui a su encuentro.
No estaba.
Pensé que su presencia me cegaba.
Me aparté.
No vi nada.
Esperaba encontrarlo en mi camino.
Lo esperé.
Aún lo espero.

VISITA
No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
la afición al misterio,
el culto a la ceniza,
a cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
para lo inhabitado.
Cuando venga a buscarme,
díganle:
“Se ha mudado”.

NUBÍFERO ANHELO
¿Si intentara una nube...
una pequeña nube,
modesta,
cotidiana,
transportable,
privada?
Quizás con el recuerdo,
el cansancio,
la pipa,
después de algunas noches
y de mucha paciencia.
¡Qué alivio el de sentirla debajo del sombrero,
o saber que nos sigue
como si fuera un perro!


NIHILISMO
NADA de nada;
es todo.
Así te quiero, nada.
¡Del todo!...
Para nada.

DESERCIÓN
SE fue el pasto,
el arroyo.
Se fueron los caballos.
Los árboles,
la casa,
los caminos se fueron.
La costa ya no estaba,
ni la mar,
ni la arena.
Me quedaban las nubes,
pero también partieron.

DICOTOMÍA INCRUENTA
SIEMPRE llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.
Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

VÓRTICE
DEL MAR, a la montaña,
por el aire,
en la tierra,
de una boca a otra boca,
dando vueltas,
girando,
entre muebles y sombras,
displicente,
gritando,
he perdido la vida,
no sé dónde,
ni cuándo.

RESTRINGIDO PROPÓSITO
DEMASIADO corpóreo,
limitado,
compacto.
Tendré que abrir los poros
y disgregarme un poco.
No digo demasiado.

SALVAMENTO
EL bermellón gritaba.
Gritaba el verde nilo.
El granate, el cobalto,
el índigo gritaban.
Del negro, al escarlata
corría el amarillo.
Se zambulló el celeste.
Me abrazó el colorado.
El ultramar oscuro
me tiró un salvavidas.
Pero el violeta inmóvil
me miró.
Me miraba,
con los brazos cruzados.



Oliverio Girondo, poeta argentino (1891 - 1967)


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