RUBÉN FALCONI





Marco Solis


cinco

-Un verano, un adiós, un barco que se hunde y no regresa nunca- me dijiste. Mientras tu máscara de cuervo se confundía con la noche, un aura de santo te iluminó la cabeza. Después de tirar el último puño de arena, apagaste la luz del cementerio y Saturno te acarició la frente como si fueras un niño mudo en su primera clase.

ocho

Todos éramos un equipo pero Schroeder tenía algo especial: Te gustaba la perfección de sus escalas, la armonía de los acordes, la proporción del contrapunto. Por eso lo dibujabas mirando la región donde los murciélagos copulan y desaparecen. Pero en el dibujo ya se alcanzaba a percibir algo: En las esquinas del estadio había una tormenta a punto de meterse por tus ojos.

diez

Desde el día que Saturno besó tu frente palideciste. Adquiriste la enfermedad y la visión de las tempestades: Un océano terrible parpadeando venas de luz y sombra. Ese día te diste cuenta que la noche te había dotado de alas, Charlie Brown, en compañía del relámpago podías ver más lejos que nosotros.

catorce

Al frente, el bateador,
la noche arriba.
Lluevan, cielos,
derrúmbense las nieblas sobre el parque
Charlie Brown en la loma (Tango de otro viudo). Eduardo Lizalde

Por las noches te encorvas en posición fetal para escuchar la canción de las madres que mueren en el parto. Pero las imágenes siguen en tu cabeza: Su cuerpo cortado por el diamante, su perfil victorioso recostado sobre la loma, su mirada absorta por un espacio de flores y de cuervos. ¿Extrañas ese espacio, Charlie Brown? ¿Es por eso que aún dibujas los polígonos?

dieciseis

Woodstock, no corras. El home fue robado por el diablo. Ten cuidado con esa curva Woodstock, las espirales son la cartografía de las danzas sagradas. Si ves los ojos del pitcher fantasma no te desvanezcas Woodstock: sus cuencas están incrustadas de espejos

dieciocho

Sueñas en la arquitectura musical del pianista y que en el centro del diamante se yergue, poderosa, Lucy. Ella lanza una curva y al abrir el guante, el pitcher fantasma ve volar pájaros agusanados. Al despertarte lleno de sudor, gotas de semen corren por tus muslos.

veinte

Ni el piano de Schroeder, ni el delirio
de los besos robados a Lucy,
ni la melancolía de tu cuarto vacío
no fue tu camisa zigzagueante
ni los juguetes cargados
con el hechizo de tu miseria
ni siquiera tu muerte
pudieron devolverte Charlie Brown,
a ese mundo sin adultos.

 Poemas del libro: Regresa a casa, Charlie Brown (Ediciones El Humo, 2019)





Rubén Falconi (México DF, 1983) poeta y cronista. Co autor del Panorama de Poesía Mexicana (2009), también es autor del libro El Árbol del Ahorcado (Fondo Editorial del Estado de Querétaro/Calygramma, 2014). Durante 2017 fue Mención Honorífica de La Crónica como antídoto de CCU Tlatelolco. Textos suyos aparecen en revistas y periódicos Nacionales así como en distintos medios digitales.



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