Sobre las aves nacidas en cautiverio
Nos construyeron jaulas
en placas de lata
escribieron nuestros nombres
con almuerzos junaeb nos
etiquetaron a todos
cada uno era un código de
barra siguiendo una secuencia binaria
nos ordenaron por sexo,
por número, por edad
nadie nos preguntó si
pensábamos volar o si nos gustaba la lluvia
o cuánto detestábamos los
llantos de nuestros hermanos menores
apenas roto el vientre
por el parto
me situé detrás de sus
rodillas
una trampa de carne y
pecas de forma convexa
había que permanecer
callado
llegábamos a distintos
espacios pero el escenario se repetía
las alas rotas
el rostro muerto
la caja vacía de mi pecho
cada día una herida me
fragmentaba más
nos subimos al auto sin
retorno para mirar
cómo se encendían las
calles a nuestro paso
mientras nos baleábamos
en la villa
quemamos la niñez y la
juventud al mismo tiempo en que conocimos el sexo
escondimos nuestras
culpas entre las piernas
cortamos los hilos con
cuchillas
repetimos la escena:
a algunos les dimos
apellido
a algunos los quisimos
más a que otros
por ese intento de
permanecer
nos llenamos de gestos
triviales simulando afecto:
estábamos rotos y las
jaulas también
quemamos el volantín de
dragon ball un día en el parque de los reyes
para hacer desaparecer la
infancia
y que las pérdidas se fueran
volando
como los pájaros
para siempre.
Ave migratoria
El sentimiento de escape
afloró por dentro
vomitamos la fe en
nuestros centros laborales
comenzó el período de
urgente migración
aprendimos los viajes
el comportamiento de las
nubes nos marcó el camino
vimos casas color
hospital
poblaciones saqueadas
dejar nidos abiertos,
pájaros llorando es la cruz
hijos repartidos por los
árboles
nunca aprenderán a volar
no conocerán sus raíces
mamá dijo que las lágrimas
se acaban
cuando no quedaban
llantos nos tomamos de las manos
conmemorando a los que
olvidaron la ruta
haber conocido el vuelo
implicó abrir una herida ascendente
y con su nombre se
inauguraron los naufragios
ya no hay carreteras
habilitadas
somos autoexilio
destierro
segregación
somos migración
abrimos el pecho en el
momento del traslado
para encontrarnos en la
miseria misma
se quebraron las
estaciones del año
las paradas de autobuses
no tienen fecha de retorno
las crías esperan
mandamos algo de cariño
epistolar
pero el dolor gana
el dolor siempre persiste
en un latido constante
acompasando maquinaria pesada
en una fábrica cualquiera
en un país que no es el
nuestro.
Cardenal
Abriste fuego en dos
disparos
me atravesaste el pecho
en dirección noreste
rozando músculos y
órganos
mientras trazabas mapas
de sangre en mi cuerpo
bifurcación que va
desde el centro y me
atraviesa continentalmente
hierve al interior como
mamífero en celo
el corazón se desgarra en
la penumbra
grito sordo que trato de
emitir
me doblo, me fragmento,
me destruyo
mientras intento agarrar
el aire con las manos
caigo desde un puente
hacia atrás
pero atrás no hay nada,
sólo un vacío desolador
que no es capaz de
contenerme
porque ni mi propio peso
sirve para demarcar el límite
del dolor y del fuego que
abriste dentro mío.
Zorzal
Cuando tengamos un hijo
no sé si le ponga nombre
tal vez lo aborte o lo
escupa cuando me acuerde de algunas calles
que transito normalmente
si se hace de noche no sé
si le ponga tu nombre
porque va a tener tus ojos
y eso me dolerá en los míos
y será como un hijo que
no quieres conocer
porque sabes que tendrá
mis colores
entonces rayaremos las
murallas
lo subiré a mi espalda y
caminaremos a paso vacío por calles fragmentadas
no sabrá caminar y yo le
enseñaré a levantar los brazos para pedir perdón
o quizá lo deje en algún
hospital de niños
para que le tejan
chalecos de miel y le hablen sobre los papás
que nunca tuvo pero que
vendrán a buscarlo
mirará por la ventana y
llorará pensando en la mami del pelo negro
el único recuerdo que le
queda
cuando crezca irá al
colegio y buscará en cada aula a la profesora que lo abandonó
no se encontrará con su
padre hasta muchos años después
cuando se suba a la estación
sta. rosa de la línea 4A
y se encuentre con sus
ojos en los de hombre de bigote blanco
que mira hacia la
ventana,
mirará los grafitis
mirará al señor
y pensará en los
fragmentos de las calles recorridas
cuando su madre lo
llevaba al hombro
no le hablará a su padre
y tendrá que bajar de la
estación para poder llorar.
Cuervo
La única forma de romper
el vínculo
es la traición:
abrir el pecho
escindir la piel
penetrar el cuerpo
cortar las arterias
llegar al corazón
a la médula del dolor.
Julieta Moreno, (Buenos Aires, 1990). Ha
participado en los talleres literarios impartidos por Balmaceda Arte Joven,
sede Santiago de narrativa con Juan Pablo Sutherland, Poesía y performance con
Elizabeth Neira, Cuento con José Antonio Rivera y Escritura autobiográfica con
Gustavo Barrera. Ha sido parte de
diversos encuentros de poesía en los que destacan, en Balmaceda Arte Joven, en
la Biblioteca de Santiago y el encuentro internacional Trasandes (Mendoza
2011). Ha sido premiada con el tercer lugar de cuentos categoría escolar de la
Revista Grifo (2007) y Mención honrosa
en la Antología Décimo sexta de cuentos en movimiento (2008). Publicaciones de
ella han aparecido en la "Antología 10 años de poesía en Balmaceda"
editada por el Centro Cultural Balmaceda 1215. En el 2013 fue becada en la
Fundación Pablo Neruda. Forma parte del colectivo poético Niñas con Palillos,
proyecto ganador del Concurso Jóvenes Talentos 2014, organizada por fundación
Mustakis en conjunto con Balmaceda Arte Joven. Se desempeña como organizadora
de Lecturas para Pájaros, poesía, música y performace, en distintos centros de
eventos. Actualmente trabaja en su proyecto poético Aviario.