ESTHER M. GARCÍA

20/45

Estoy enamorada de un hombre
un hombre al que le salen alas por la boca
un hombre que corre entre el fuego que me incendia
entre las piernas
Yo tendría 20
tú tendrías 45
Estoy enamorada de un hombre
y su nombre me llena de ceniza la boca
y hace que la sal
amarga
blanca
delirante
fluya de entre mis piernas
Yo tendría 20
tú tendrías 45
Estoy enamorada de un hombre
de su barba
de su estómago flácido
de sus lentes
de su tatuaje en la mano
de todas las palabras que escribe
pero que jamás
me ha mirado
Voy a encontrar un sitio en donde pueda ocultarlo
:
una bodega
un pan
un recuerdo
una caja sellada
o dentro de mi sexo
de donde jamás podrá salir
.


La cerda

La cerda era tierna de carne y sentimiento
la cerda creía en el amor
El amor ese animal de andar despreocupado
lento
Ése animal que devoraba hasta el último hueso
y era peligroso
voraz
y en extinción
La cerda se aburría de la piara
se abría camino entre las verdes venas de las veredas
y se perdía lejos
muy lejos
allá donde duermen los cabellos del sol
Sus patitas rosadas prendían fuego a los campos
sus orejitas pequeñas percibían el sonido
del sexo recién hecho
y la concha rechoncha de la choncha chanchita
quería cochar gozar cazar cualquier cosa que la hiciera volar
lejos
muy lejos
ser una cerda en el aire


¿A quién buscas chanchita
chachita
muchachita
pequeña cerda de pequeñas patitas
y orejitas?

¿A quién buscas perdida en las verdes venas de las
veredas de la vida?


oink
oink
¿oink?


La cerda sonrosada
jugosa
y tierna
persistía
Seguía en la búsqueda
del amor
Ese sucio animal
que se revuelca en el suelo
escupiendo mil nombres

Ahí va la pequeña
ahí va
la gran cerda
con la concha a punto de reventar
hasta que encuentra a su amor
a su sucio animal

Y he aquí que su olfato la había llevado
hasta los pies de un hombre
y he aquí que el amor tenía ojos oscuros
como el lodo en que ella se revolcaba
y en las manos traía el arma para
matar
para amar

Qué hermoso era el amor
con sus manos tintas en sangre
con su instrumento tieso
(dale
duro
dale)
entrando y saliendo de su interior

El interior adiposo sanguinolento
y tierno

de la cerda
marrana guarra
puerca
que creía en el amor

La cerda hozaba
gozaba
era destrozada y desollada
Ella se venía y se venía
venía
y venía
(30 minutos)
como sucede durante la muerte
como sucede en el acto último de amor

La cerda era tierna de carne y sentimiento
Ahora la voluptuosidad de su carne jugosa
amorosa
está en un aparador


.
 Mujer solitaria cuidando a su madre
Christina Rico González
(Saltillo, Coah. 1980 – Zacatecas, Zac. (-) )

Dicen que su madre se volvió loca al nacer ella
que su padre se esfumó entre una nube negra de incertidumbre
e ida por cigarrillos a la tienda
—¡Ahorita vengo, no tardo! —dijo y pasaron 25 años
y nunca volvió

Todavía es fecha en que ella lo espera
vestida de niña detrás de la puerta
detrás del reflejo de su madre
de toda su amargura

La locura es un arma silenciosa
Juega a no querer herir a nadie
más que al enfermo
pero es mentira

Es una bala penetrando carnes              abriendo heridas
dejando rastros imperceptibles de sangre
por aquí y por allá

Un arma llena de municiones es su madre
y ella por defender el amor
o por obligación
deja pasar su vida anudada siempre al mismo cordel

la locura de mamá
que la embrutece bellamente ante los ojos de los vecinos
de los parientes
de los que alguna vez la han acechado con pasión
y luego fueron manchas en la memoria
borrones imprecisos

Cada noche su loca madre aulla hacia la luna
y ella besa el botón entre sus labios
con los dedos de su mano derecha
Todas las noches es la misma cosa
la misma tonada
el mismo ritual

Una aulla locura y otra se casa con la almohada
entre el sudor del “¿y si se enteran los vecinos y los tíos?”
Y el “¿Qué pensaría mamá de mí?”

Pero su madre ya no es
sino el abismo de otra cosa
que al final de un día cualquiera acabará consumiéndola
también a ella




Mujer ebria mirando las estrellas
Ana Garza Fernández
(Cd. Camargo, Chih. 1979 – Parras de la Fuente, Coah. 2030)

La que muere de poquito en poquito
entre trago y trago de mezcal       de cerveza    de ajenjo
de cosas imperceptibles para otros ojos
está ahí
al pie de la noche desnuda
con el maquillaje corrido
con lágrimas negras acariciando sus mejillas frías

La bella ebria mira arriba la pulsión estelar
pensando que ella es nada
sólo un trozo de carne rellena de puro dolor

A momentos observa su grasa elefantina y
su piel grisácea de ballena por donde
nunca surca la mano suave de algún amor

Sólo está la botella
El aliento etílico silbándole en su oído
el alcohol llenándole de rosas y jazmines las venas  el hígado
las inconexas ideas
En la fiesta está el ruido de las sonrisas estúpidas de borrachos
iguales a ella
No siente a la soledad que la chupa
como un hueso jugoso
ni a los lirios muertos que lentamente
le van creciendo en el corazón



Esther M. García (Cd. Juárez, Chihuahua, México, 1987). Licenciada en Letras Españolas. Publicó los siguientes libros: La Doncella Negra (La Regia Cartonera, 2010), Sicarii (El Quirófano Ediciones, 2013, Ecuador), (IMCS, 2014) y el libro de cuentos Las tijeras de Átropos (Editorial UA de C, 2011).
Parte de su obra ha sido antologada en Los Nuevos Perros Románticos (Ediciones digitales Ohcultos, Perú, 2010), México lindo y querido. Reunión actual de poesía mexicana con causa (Acequia va de nuez/UANL, 2011), Three Messages and a Warning (Small Beer Press, EU, 2011), Antología binacional de poesía sobre la violencia México-Colombia "Espejo de doble filo, 2014 y La piel del animal acorralado /Antología personal, (SEC, 2014.)


En el 2004 ganó la mención honorífica del Premio Estatal Julio Torri "¿Porqué es mi consentido?", en el 2008 ganó el Premio Nacional de cuento “Criaturas de la noche”, en el 2012 el premio estatal de cuento “Zócalo” y el Premio Municipal de la Juventud 2012, en el área de cultura, así como el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2014. Ha sido traducida al inglés y al francés.



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