JAIME TZOMPANTZI





Elogio al dextrometorfano

1 de mis gatos, ser vivo superior,
me dijo que la eternidad es cerrar los ojos
Es muy tierno poseer el don de la teletransportación
Otro de mis gatos
Ser vivo favorito de la vida
me dijo:
Vas a ser el fantasma más guapo de tu colonia
Vas a encontrar el amor en un ovni.
Tengo 2 amigos enfermos
y cuando caminan por la avenida
son más grandes que los edificios
Tengo dos amuletos
y uno son tus ojos
y los tengo inyectados en mis brazos.
Una noche una desconocida me tomó del hombro y me dijo
“Eres moreno como la madrugada”
“Eres concupiscente como las rosas”
“Eres el chico de la neblina azul”
Y  todas las cosas a mi alrededor se sonrojaron
Y todas las cosas a mi alrededor se enamoraron de mí
Y a todas les rompí el corazón
Gracias imaginación por crear las drogas
                 Gracias por las abejas
                  Gracias por los amigos
Muchas gracias por las caderas



4 personas solas en el fin de la humanidad
y estaba  muy divertido en una fiesta
hablando sobre chicas y filosofía
cuando de pronto desaparecen todos


como desprendidos del álbum
como el seguro en la puerta del automóvil
como íconos del escritorio eliminados

estaba muy divertido en una fiesta
y creo que me quedé dormido
pero no recuerdo
y ahora sólo hay gelatina roja
temblando
pero cómo
si ya no hay nadie
estoy sólo frente a una multitud sin sombra
en un pueblo de fantasmas que me ignoran
veo un zombie,  primero me mira a los ojos
y luego  me evita
sigo caminando

en un prado rodeado de vacas un ovni pasa de largo

y las hermanas de la misericordia han muerto
reproduzco música y no quiero bailarla
se caen las cosas, los cables, los puentes,
no hacen ruido
estaba en una boda bebiendo mucho y ahora no logro ponerme ebrio
aunque he tomado ya 3 botellas del mejor vino
de superama
Estoy solo en mi cuarto del mundo y bailo feliz
y el templo del amor es aquí, aunque no existe ya el amor


Para escapar de un antro en ruinas te espero en la punta de la escalera.

Un terremoto derrumbará el antro donde trabajamos
y nos moriremos todos ,
como hermanitos que no se conocieron
que no sabían que iban a morir juntos en una fiesta,
que sus gritos amigos en el último momento
eran hace unas horas sólo el paisaje de una rumba aplastadora
que colapsó el edificio de nuestros nervios.
Un terremoto nos sepultará entre nuestras propias luces
Y pensaremos todos, un micro segundo antes de la angustia
En una verga o en un culo que no amamos,
pero que sinceramente idolatramos.

[A lo lejos de mi alma, sabré antes del siniestro que me gustaría salvarte
o mirarte desde las alturas en blanco y negro y ver cómo te salvas sola]

Nos moriremos a un paso del orgasmo todos tomados de las manos
Y creeré en mi propio vacío hermoso de ojos color de miel

(Tras el horizonte, en el día del apocalipsis,
un supermercado seguirá abierto)

Quiero a tu lengua en mi oído el día de la destrucción
Te esperaría en la barca en el principio de 1 lago para escapar del terremoto
En un lago que no exista en nuestros mapas,
o al que no vamos a ir porque la ciudad está programada
para desaparecer en nuestro último trago
{a la hora en que pensamos en arrecifes ocultos dentro de los departamentos}

Te esperaría en las calles de rodillas con todos mis músculos gritando
Pero en cada esquina una luz estroboscópica me hace sangrar.
Y en cada parpadeo una multitud lacerante me suplica.
Todo mi sentido mesiánico muere en las multitudes.
Pero a veces las multitudes cantan
y quizá toda la ciudad sea una fiesta que se derrumba
Y en el antro donde trabajábamos había terremotos todos los días
Y todas las multitudes me ignoraban.
Pero yo te veía correr entre la pista.
Y te veré correr entre mis muertos.


Jaime Tzompantzi. Ciudad de México (1994). Cree en los unicornios.

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