FERNANDO YACAMÁN NERI



TRITÓN

I  
                                                                                                                                               
Mi tío murió.
Desde entonces Tritón es mi abuelo.
En el mar desaparece.
“Te encontrarás con el demonio”.
Él no cree en las palabras de mi abuela.
Cuando regresa,
escucho romper las olas en su corazón.
Herido y sin voz,
me cuenta historias de magníficas medusas,
batallas con monstruos de abismo,
sirenas crean en sus labios tormenta.
Yo, cuando sea grande quiero contar esas historias.
Quiero tener más tatuajes que él.
Quiero ser tritón y tener las escamas más brillantes que él.
Una tarde lo convencí de llevarme.
La espuma cubrió mis ojos,
entraba por la boca.
La muerte me abrazó.
Yo quería seguir,
pero mi abuela apreció en la orilla.
“Si te llevas al niño te quedas sin mujer”.
Mi abuelo me soltó y se fue con el mar a sus espaldas.


II

Mi abuela amanece frente a la fotografía de mi tío.
La corona de cempaxúchitl se ilumina por un cirio,
y un santo que todo lo observa.
En el beso que mi abuela deja en la fotografía nace la noche.
“Vieja loca, tu brujería pa otro lado y dame de comer”.
Ella, maldice el día de su boda,
y deja marcadas sus huellas en las tortillas.
Yo, me quedo frente al altar donde transcurren los días y se hace la noche.
En el altar donde escucho la respiración de mi tío.


III
  

IV


Mi abuela me enseñó a sopear las conchas en el café.
Hablar de la muerte viendo a los ojos.
Cuando el cielo esté despejado podremos ver a mi tío.
El café ha perdido su sabor.
La muerte a veces nos acompaña en la mesa
A veces rasga los ojos de mi abuela,
a veces se mete en mi cabeza y no me deja dormir,
a veces apaga la luz del cirio en el altar de mi tío.

V


Cuando pregunto sobre mi tío,
mi abuelo contesta que no quiere saber más,
y desaparece en las olas.
Yo pienso que quiere olvidarse de nosotros.



VI

Mi abuelo no regresa.
“El mar es un suicidio”.
Dice mi abuela con el rosario en la mano.
“El mar es el campanario de la muerte”.
Los rayos del sol iluminan el latido del océano.
¿Escuchas las olas?
La llama del cirio se apagó.
El santo cayó de altar y ha perdido la cabeza.
Mi abuela cada atardecer conjura.
“No pases  los atardeceres en el muelle,
los hombres se enferman de infinito,
los locos acaban en las orillas del mar”.
Al amanecer; peces muertos sobre la arena.

VII


Mi abuelo regresó y perdió sus escamas.
Mi abuela dice que es otro porque tiene el diablo en los ojos.
Por más que veo sus ojos no lo encuentro.
Yo creo que le arrancaron la lengua y por eso no habla.

VII


Mi abuelo reaccionó y me contó un secreto:

“El hombre que no conoce el fondo del mar, no se conoce a sí mismo”
-¿Y qué viste ahí?
Mi abuelo, por primera vez, se paró frente al altar de mi tío,
tomó su fotografía y le dio un beso.


FERNANDO YACAMÁN NERI (Ciudad de México, 1985)  Ha publicado dos libros de narrativa Ya quiero despertar (FOC 2014) y La pócima del diablo (Viernes Editores 2015). Su obra literaria se ha publicado en diversas antologías y revistas; nacionales y extranjeras. Con el apoyo del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Aguascalientes 2010, ha terminado y publicado en una antología su colección de cuentos Los ángeles del último sueño. Recibió el premio del segundo lugar Punto de Partida UNAM 2009, el premio Elena Poniatowska UAA 2009 y mención honorífica en el premio la Crónica como Antídoto UNAM 2014. Escribió la dramaturgia de la obra Destrozando el Tiempo que se ha presentado en diversos foros en la Ciudad de México. Su libro de narrativa El cuerpo de la noche (Casa Editorial Abismos) se encuentra próximo a publicarse.

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