Postergaciones tácitas
1. Llévense
a Jantipa
Todo
fenece
con
la crueldad
que
alimenta el final
de
nuestras vacaciones.
En
la claridad
de
los días soleados de mayo
y
de junio todavía
hay
blusas ligeras.
Terminar
es como se sabe
otra
manera de concentrar
universos
alcorzados
en
un alfolí.
Alguien
por favor
llévese
a Jantipa.
2. Galga abierta
Nariz
piel
palente,
blancas
barbas.
Adiós
verano del amor,
adiós
a lo que no te pertenece
y
a lo tuyo también.
3.
Arena en el camino
Cuando
se termine mi comida
iré
cada día
con
alguien
que
me haya querido.
Cundo
todos dejen de quererme
volveré
a trabajar.
Larga
faena
regreso
a casa,
ramas
en el suelo
arena
en el camino.
Cuando
vuelvas a tener hambre
búscame
y
suelta a tu perro.
4.
Óxido
Nadie
ha intentando
cortar
el árbol plantado
junto
a mi hijo.
Nadie
ha osado
quemar
el libro
escrito
junto a la hoguera.
De
noche
ningún
gato tiene color.
Ninguna
canción
se
canta de memoria.
Los
hombres
no
se atreven a maquillar
sus
cicatrices.
Mañana
pintaremos
de verde
tu
cuarto.
Por
la noche sostendremos la viga
el
alambre
los
cuadernos pautados.
El
emisor está cansado
la
mañana oxidada
en
las mandarinas
con
gusanos.
5.
Vitrina rota
Boquera
de caverna
antepecho
sellado.
Ocular
acojinado
afrietando
fauces.
Escapan
palabras.
Penetra
apacible el desasosiego.
Se
cumple la profecía
se
rompe la vitrina.
Mueren
todos
mis herederos.
Te
despides.
Se
cierra la puerta.
En
la calle
sigue
lloviendo
sin
tregua.
6.
Juegos de mesa
En
el cine
ya
no dan
permanencia
voluntaria.
En
la ciudad se borra mi nombre.
En
la noche
se
pierden las damas
chinas
e inglesas.
7.
Momentos de lucidez
Si
vienes siguiendo la pista,
espera.
Hay
algo importante
que
olvidé decirte.
Por
cada momento de lucidez,
habrá
dos garzas
oponiéndose
a morir.
8.
Cogollo en el omaso
En
el cobijo
contiguo
a la boardilla
retiré
la cástula.
No
encontré ningún cáliz.
La
luz
de
las cuatro de la tarde
montó
por el celaje.
Corita
contigua.
Sentí
brotar
un
socavón
en
el cogollo del omaso.
9.
Atreguados
Discurre
la
mitad de la noche,
todos
bailan.
Lentos,
posesos, depravados.
El
pulso potente
retumba
en el centro de la tierra,
buscamos
la paz de nuestros espíritus.
Hay
conmoción
al
levantar los pies del suelo.
Unidad
en el desconcierto.
A
nadie le importa
la
serotonina
ni
el sistema político
de
las aves
o
económico
de
los vagabundos.
Cerramos
los ojos
arriban
las visiones.
En
este mundo
una
muchacha está bailando
frente
a nosotros.
Restregamos
nuestros cuerpos
generamos
diferentes
mundos.
Una
línea de luz
divide
el horizonte,
agradecemos
que
el mundo siga vivo.
Estamos
danzando
la
doncella lleva lentes oscuros,
abalorios
fluorescentes
rutilan
con luz propia.
Hay
mandalas alrededor.
Algunos
chiflan
otros
piden perdón
mientras
repiten sus mantras.
La
experiencia
está
por empezar.
10.
Verano del mundo
Caminamos
mientras está nublado
pasamos
la estación de gasolina.
diferentes
modelos de autos
surcan
el camino
a
nuestro alrededor.
Tarde
llovida
de
verano en el mundo.
El
sol desaparece
detrás
del Cerro de la Virgen
de
los Vientos,
es
el mismo monte
que
subí
junto
a mis colegas
de
la escuela primaria.
Caminas
rápido
Te
adelantas.
Le
ladras
a
cualquiera de tu especie.
Buscas
bullas.
Llegamos.
El
primer dj está oprimiendo botones
berreas
ante
las bocinas
cagas
en
el dancefloor.
Es
momento de retirarnos
tu
madre nos está esperando.
Vladimir
Reyna: Es autor de Afuera hay un mundo (2003) y Oteando palestras (2014) ambos
de cuentos. Estudió diseño industrial en la Universidad Autónoma de
Aguascalientes, también la maestría en Enseñanza de lengua materna y la
maestría en Filosofía con especialidad en Filosofía de la cultura en la
Universidad Autónoma de Zacatecas.
Participó
en el taller de creación literaria en la Casa Terán de Aguascalientes
coordinado por Leticia Figueroa. En la actualidad cursa la licenciatura en
Educación secundaria con la especialidad en Español en el Centro de
Actualización del Magisterio de Zacatecas y es profesor de español en la
Escuela Secundaria Técnica No. 48 “Felipe Ángeles” en Zacatecas.