1)
Vivo en la avenida Carlos Marx. De
ningún modo
soy marxista. Del Partido Popular
tampoco.
Digamos que soy de mí mismo. Desde el
octavo
piso planea mi balcón. Sentado frente
a él
observo la ciudad porque no tengo otra
cosa
que hacer. En una farola de doble
cabeza
una paloma se asea entre sus
excrementos.
2)
Un gran solar se abre frente a mi
balcón. La crisis
borró los tímidos cimientos con
matorrales.
Sólo los gatos se alegran de ello.
Deambulando
van sigilosamente, sin dar cuentas a
nadie,
libres, sin pagar impuestos, cazando
ratones,
apareándose entre los escombros, quizá
alegres,
aguantando la sed, comiendo de las
basuras.
3)
Orientado al este, por mi balcón entra
el sol
por las mañanas a raudales. En el
invierno
os podréis figurar qué compañía tan
grata.
A mi izquierda mi perrita duerme
plácidamente.
El farias entre mis dedos humea con
arte.
Abajo, en la carretera, dos coches se
dan
de frente, los conductores salen y
pelean.
4)
Vivo en una ciudad absolutamente fea.
Con los árboles podados todo es mucho
peor.
Cuando se nubla la tristeza lo inunda
todo.
Sólo te queda la esperanza de que
diluvie,
de que el agua limpie, purifique,
desinfecte
el polvo, la suciedad y los viejos
fantasmas.
Hoy está nublado pero no va a llover.
Cálmate.
5)
El autobús lleno de gente que no
conozco
se para en el semáforo. Tras él una
fila
de coches se va haciendo más y más
alargada.
No conozco a sus conductores, no he acariciado
a los gatos del solar, las personas
que cruzan
no sé quiénes son ni adónde van y la
mujer
que tiende en ese balcón no sé cómo se
llama.
6)
Un avión de pasajeros como suspendido
cruza el aire que respiro, dirección
Manises.
Frustraciones, alegrías y deseos
vuelan
hacia un destino: vivir. Yo en cambio
discurro entre
barrotes escribiendo estos malísimos
versos.
La cuestión es hacer algo. Si te
paras, mueres.
Volar, escribir, huir de uno mismo,
qué más da.
7)
Las catorce y veintinueve. La ciudad
es menos
ruidosa. Desde el séptimo piso de la
finca
de ladrillos rojizos, cuando más
relajado
me encontraba reposando la comida,
advierto
el salto al vacío de una mujer
trastornada.
Rebota en el techo grisáceo de un
coche y da
en el suelo. Me agarro a los barrotes
con fuerza.
8)
La terraza de la finca ocre de al lado
es como
una película muda pasada de moda:
Un marido gordo lee tumbado en la
hamaca,
una mujer va de acá para allá con los platos,
un perro pachón duerme, un niño juega
en la pila
de fregar con un barco y una joven
atractiva
toma el sol y se broncea con sueños y
amores.
Alfonso Aguado Ortuño (España, 1954). Ha Publicado Heridas en el papel (Pequeña Editorial
de Elche, 2006), Diálogos con el papel
(Ediciones Frutos del Tiempo, 2008) –los cuadernos imposibles– Poemas con forma (Bubok, 2008), Poemas caseros (Bubok, 2008), Otra Poesía (La Sombra del Membrillo,
2009), Poemas desde mi jardín
(Ediciones Frutos del Tiempo, 2010) –los cuadernos imposibles– Desde mi balcón (Editorial Frutos del
Tiempo, 2012) –colección Lunara– Constelaciones (Editorial Frutos del Tiempo,
2014) –colección Lunara– Poesía Visual
(Editorial Frutos del Tiempo, 2015) –colección Lunara poesía visual– De la soledad (Ediciones Babilonia,
2015) –Pliegos de la Palabra–
Publicó
en revistas físicas: Vulture, Revista literaria Fábula, Cuadernos del Matemático, etc.