ALFONSO AGUADO ORTUÑO

1)

Vivo en la avenida Carlos Marx. De ningún modo
soy marxista. Del Partido Popular tampoco.
Digamos que soy de mí mismo. Desde el octavo
piso planea mi balcón. Sentado frente a él
observo la ciudad porque no tengo otra cosa
que hacer. En una farola de doble cabeza
una paloma se asea entre sus excrementos.


2)


Un gran solar se abre frente a mi balcón. La crisis
borró los tímidos cimientos con matorrales.
Sólo los gatos se alegran de ello. Deambulando
van sigilosamente, sin dar cuentas a nadie,
libres, sin pagar impuestos, cazando ratones,
apareándose entre los escombros, quizá alegres,
aguantando la sed, comiendo de las basuras.

3)


Orientado al este, por mi balcón entra el sol
por las mañanas a raudales. En el invierno
os podréis figurar qué compañía tan grata.
A mi izquierda mi perrita duerme plácidamente.
El farias entre mis dedos humea con arte.
Abajo, en la carretera, dos coches se dan
de frente, los conductores salen y pelean.

4)

Vivo en una ciudad absolutamente fea.
Con los árboles podados todo es mucho peor.
Cuando se nubla la tristeza lo inunda todo.
Sólo te queda la esperanza de que diluvie,
de que el agua limpie, purifique, desinfecte
el polvo, la suciedad y los viejos fantasmas.
Hoy está nublado pero no va a llover. Cálmate.


5)

El autobús lleno de gente que no conozco
se para en el semáforo. Tras él una fila
de coches se va haciendo más y más alargada.
No conozco a sus conductores, no he acariciado
a los gatos del solar, las personas que cruzan
no sé quiénes son ni adónde van y la mujer
que tiende en ese balcón no sé cómo se llama.

6)

Un avión de pasajeros como suspendido
cruza el aire que respiro, dirección Manises.
Frustraciones, alegrías y deseos vuelan
hacia un destino: vivir. Yo en cambio discurro entre
barrotes escribiendo estos malísimos versos.
La cuestión es hacer algo. Si te paras, mueres.
Volar, escribir, huir de uno mismo, qué más da.

7)

Las catorce y veintinueve. La ciudad es menos
ruidosa. Desde el séptimo piso de la finca
de ladrillos rojizos, cuando más relajado
me encontraba reposando la comida, advierto
el salto al vacío de una mujer trastornada.
Rebota en el techo grisáceo de un coche y da
en el suelo. Me agarro a los barrotes con fuerza.

8)

La terraza de la finca ocre de al lado es como
una película muda pasada de moda:
Un marido gordo lee tumbado en la hamaca,
una mujer va de acá para allá con los platos,
un perro pachón duerme, un niño juega en la pila
de fregar con un barco y una joven atractiva
toma el sol y se broncea con sueños y amores.


Alfonso Aguado Ortuño  (España, 1954). Ha Publicado Heridas en el papel (Pequeña Editorial de Elche, 2006), Diálogos con el papel (Ediciones Frutos del Tiempo, 2008) –los cuadernos imposibles– Poemas con forma (Bubok, 2008), Poemas caseros (Bubok, 2008), Otra Poesía (La Sombra del Membrillo, 2009), Poemas desde mi jardín (Ediciones Frutos del Tiempo, 2010) –los cuadernos imposibles– Desde mi balcón (Editorial Frutos del Tiempo, 2012) –colección Lunara– Constelaciones (Editorial Frutos del Tiempo, 2014) –colección Lunara– Poesía Visual (Editorial Frutos del Tiempo, 2015) –colección Lunara poesía visual– De la soledad (Ediciones Babilonia, 2015) –Pliegos de la Palabra–
Publicó en  revistas físicas: Vulture, Revista literaria Fábula, Cuadernos del  Matemático, etc.

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