Como
quien no quiere la cosa, poemas de Alejandra Pizarnik, canciones de Pedro Nazar
Si
el silencio es una suma de palabras guardadas que hablan su idioma en algún
lugar refugiado o fugitivo, si de ese lugar inmaterial nacen los poemas como
cuerpos y si esos cuerpos son un susurro que la poeta esboza más allá de su
voluntad, una brisa del idioma que no alcanza el grito que la salve, ni el
alarido que la rescate de sus miedos, entonces, quizás, ese silencio que es
sólo una máscara pueda curarse en la boca de otros hombres, cuando el poema se
levanta y huye del papel hacia la lengua
viva. Puede que la trágica Alejandra aprenda a reírse si la cantamos. Esa fue
la tarea emprendida por Pedro Nazar: volver clara la luz escondida de
Alejandra, hacerla canción, desestigmatizar la pena y el cansancio de sus
versos, hacerla la niña que siempre quiso ser.
Así,
tras el recorte y subrayado que implica toda lectura, encontramos en este disco
las canciones de un lector encantado por la oscuridad que a través de la música
no hace sino revertir una esencia con el solo efecto de engrandecer las partes
del todo. Este disco, como pocas lecturas de Alejandra, se brinda, a su modo, a
ser juez y parte, y logra, sin buscarlo, ese sinsentido en el que no muchos
creemos: la justicia poética.
Analía de la Fuente