CEMENTERIO
EN LA CIUDAD
Tras
de la reja abierta entre los muros,
La
tierra negra sin árboles ni hierba,
Con
bancos de madera donde allá a la tarde
Se
sientan silenciosos unos viejos.
En
torno están las casas, cerca hay tiendas,
Calles
por las que juegan niños, y los trenes
Pasan
aliado de las tumbas. Es un barrio pobre.
Como
remiendos de las fachadas grises,
Cuelgan
en las ventanas trapos húmedos de lluvia.
Borradas
están ya las inscripciones
De
las losas con muertos de dos siglos,
Sin
amigos que les olviden, muertos
Clandestinos,
Mas cuando el sol despierta,
Porque
el sol brilla algunos días hacia junio,
En
lo hondo algo deben sentir los huesos viejos
Ni
una hoja ni un pájaro. La piedra nada más.
La
tierra.
¿Es
el infierno así? Hay dolor sin olvido,
Con
ruido y miseria, frío largo y sin esperanza.
Aquí
no existe el sueño silencioso
De
la muerte, que todavía la vida
Se
agita entre estas tumbas, como una prostituta
Prosigue
su negocio bajo la noche inmóvil.
Cuando
la sombra cae desde el cielo nublado
y
el humo de las fábricas se aquieta
En
polvo gris, vienen de la taberna voces,
y
luego un tren que pasa
Agita
largos ecos como bronce iracundo.
No
es el juicio aún, muertos anónimos.
Sosegaos,
dormid: dormid si es que podéis.
Acaso
Dios también se olvida de vosotros.
DESEO
Por
el campo tranquilo de septiembre,
Del
álamo amarillo alguna hoja,
Como
una estrella rota,
Girando
al suelo viene.
Si
así el alma inconsciente,
Señor
de las estrellas y las hojas,
Fuese,
encendida sombra,
De
la vida a la muerte.
AMOR
OCULTO
Como
un tumulto gris del mar levanta
Un
alto arco de espuma, maravilla
Multiforme
del agua, y ya en la orilla
Roto,
otra nueva espuma se adelanta;
Como
el campo despierta en primavera
Eternamente,
fiel bajo el sombrío
Celaje
de las nubes, y al sol frío
Con
asfodelos cubre la pradera;
Como
el genio en distintos cuerpos nace,
Formas
que han de nutrir la antigua gloria
De
su fuego, mientras la humana escoria
Sueña
ardiendo en la llama y se deshace,
Así
siempre, como agua, flor o llama,
Vuelves
entre la sombra, fuerza oculta
Del
otro amor. El mundo bajo insulta.
Pero
la vida es tuya: surge y ama.
PÁJARO
MUERTO
Sobre
la tierra gris de la colina,
Bajo
las hojas nuevas del espino,
Al
pie de la cancela donde pasan
Jóvenes
estudiantes en toga roja,
Rota
estaba tu ala blanca y negra,
Inmóvil
en la muerte. Parecías
Una
rosa cortada, o una estrella
Desterrada
del trono de la noche.
Aquella
forma inerte fue un día el vuelo
Extasiado
en la luz, el canto ardiente
De
amanecer, la paz nocturna
Del
nido allá en la cima.
Inútil
ya todo parece, tal parece
La
pena del amor cuando se ha ido,
El
sufrir por lo bello que envejece,
El
afán de la luz que anegan sombras.
Si
como el mar, que de su muerte nace,
Fueras
tú. Una forma espectral de ti vislumbro
Que
llora entre los aires los amores
Breves
y hermosos de tus días idos.
Ahora,
silencio. Duerme. Olvida todo.
Nutre
de ti la muerte que en ti anida.
Esa
quietud del ala, como un sol poniente,
Acaso
es de la vida una forma más alta.
Luis Cernuda, (Sevilla, 1904 - Ciudad de
México, 1963) Poeta español, una de las figuras fundamentales de la Generación
del 27. Su obra se inscribe dentro de una corriente que muchos han calificado
de neorromántica, pues la sensibilidad, melancolía y dolor que destila su
poesía se halla siempre dentro de unos límites de serena contención, a la
manera de G. A. Bécquer, pero con características matizadas por una aguda
actitud de la mente, rasgo esencial de la generación a la que perteneció.