DANIELA JAIMES-BORGES

 

QUISIERA

 

Quisiera entonar los himnos de Novalis.

Con tal consuelo avanza

la vida hacia lo eterno.

Recordar que la espuma es otra piel,

pero la vida avanza

y mi eternidad es suya.

Si me quedo dormida

escuchándote, Rubén,

si me recuerdas todos los días,

estaré.

Pero el olvido va hacia lo eterno

y la noche

sin consuelo,

dejándonos atrás.

 

 

 

DESAMPARADA

 

La desamparada

vive debajo de la mesa,

su familia está comiendo,

hay velitas para su cumpleaños.

La desamparada

espera el abrazo,

sólo perdona al tiempo

porque es el culpable.

La desamparada se ilusiona

cuando en casa alguien le deja pan

en el horno,

hasta que sabe que no era para ella.

La desamparada

construye su casa

en la caridad

de otros,

esa morada de papel

que puede desplomarse

en los pliegues de sus costillas.

La desamparada

está remendada

por el fino hilo de las sobras

que le pudo pelear a un perro.

La desamparada

nunca está sola,

se acompaña de un dulce

que la anestesie de su enfermedad

y de su dolorosa cura.

La desamparada

ya no sabe de fe,

porque la hiel perfuma su sangre.

La desamparada

le dice adiós a todo esto

que es algo que no existe.

 

ESPADACHÍN

 

Yo no sabía que el conejo estaba ahí,

la liebre tampoco,

(esa liebre que es lo salvaje

en el corazón de un conejo)

cuando buscaba a Alicia.

En el cielo había caracoles blanquísimos

y un espadachín tieso

a un costado del paisaje.

Todos corrieron

sin advertirme.

Salvaban sus cabezas y sus patas,

dejando el camino libre

entre la espada y yo.

Salté furtiva con el bullicio

hacia un riachuelo

y desemboqué en otro pequeño bosque

sin miedo,

con mi cabeza,

sola.

 

 

 

QUIERO

 

Quiero que mis perros me esperen,

detrás de la puerta,

con sus patas delanteras

firmes.

Quiero que duerman antes

y sacudan su lengua,

después de haber bebido el agua

que les dejé.

Quiero llegar y verlos,

en el lugar de siempre

tosiendo fuerte,

soltando a pedazos el pelaje.

Quiero que se vayan acercando a mí,

granizo de perros,

y caigan a mis pies

descoloridos

y nada firmes.

Quiero ver a las bestias soñando

y yo convirtiéndome

en el perro más grueso:

absoluto.

 

 

 

ELLOS

Los que olvidan

mueren de hambre,

pierden las ganas

antes de descender,

antes de servirles

se esconden,

ya no les das

un café tibio,

apenas unas galletas que vencieron ayer,

un jabón con escamas,

botones sueltos

sin hilos

como la memoria

que ELLOS perdieron.

 

Poemas del libro: Poemas de una niña (Colombia, 2021)

 


Daniela Jaimes-Borges (Caracas, Venezuela, 1981). Profesora de Artes Escénicas (UPEL) y magíster en Estudios Literarios por la Universidad Central de Venezuela. Profesora de Lengua Española y Literatura en la Escuela de Idiomas Modernos de la misma universidad desde el 2008. Dramaturga, actriz. Merecedora del Premio de Autores Inéditos Monte Ávila Editores, 2009, mención Dramaturgia, por su libro Breves. Premio Municipal de Literatura, 2011, mención Dramaturgia, por el mismo libro. Ganadora de la beca Panorama Sur, Argentina, 2012. Su obra ha sido traducida al inglés y portugués. Su trabajo ha sido publicado en antologías nacionales y revistas digitales dentro y fuera de Venezuela. Desde el 2016 lleva a cabo el proyecto audio-poético Voz de otra Voz.

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