ARTURO ZAFRA MORENO


Nos queda eso y aquello

Pies como salmones
                      salmones
                             salmones
y mujeres que saltan de los vagones del tren
y abrazan a sus amantes en medio
de una guerra.
Cuántos sueños perdimos en aquella cena
en la que cuatro mujeres no nos soportaban y
cuatro hombres eran apuestos y galantes y estúpidos.
Ya sabemos cómo acabó aquello.

Pero nos quedan bonos de metro y algunas piezas
de ajedrez aunque solo sean peones
y la botella que encontramos en la cuneta de la autovía.
Nos queda algo en el bolsillo y una muleta a la vuelta
de la esquina, esperando
                            esperando
                                  esperando
a que algunos de nosotros vuelva a meter el pie
dentro de las fauces del cocodrilo y encima lloremos
y culpemos al cocodrilo.
Nos quedan tantas cosas...

Una estatua de Buda en el salón, ya sabes
aquella con la barriga oxidada, y un jarabe caducado
que creo que era para la tos o para las hemorroides.
No sé
       no sé
            no sé,
aún tengo la certeza de que alguna paloma dejará caer
un billete de 20 o de 50, o explotará la caja fuerte
de algún banco cuando pasemos por ahí.

Aún nos quedan tantas cosas...
incluso esperanzas.

El de la no despedida

No me pilló por sorpresa.
Llevaba semanas viéndolo venir
y al final cumpliste.
No te puedo culpar por nada de aquello.
Pero, joder, ¿te tuviste que ir anoche?

Justo la noche en la que más pudiste demostrar
de lo que eres capaz, tu fortaleza y
voracidad más impenetrable. Tu lado
más real y auténtico y mágico.
Sí, mágico.

Descubrí que tu color es el rojo
y que sabes qué carrera quieres estudiar
pero desconoces tu futuro y tus deseos.
Tienes sueños pero eres demasiado despierta.

Ibas de aquí para allá y no conocías a nadie,
pero se te veía tan cómoda y natural...
Todos los tíos te miraban con ojos golosos
y tú mirabas a alguno con la misma impaciencia.
No me importaba. Sé que no eras mía.

Y abrazaste a un chico como si se fuera a caer
dentro de tu alma y pusiste la cabeza en su pecho
mientras él te miraba y se os veía tan enamorados.
Y yo estaba sentado en las escaleras con un quinto
y hablando con un tipo que acababa de salir
de proyecto hombre.

Pensé que eso era una despedida. Los tres lo pensamos.
Tu chico, tú y yo.
Cuando no era más que un saludo, el comienzo
de algo, algo, de algo,
que ninguno sabemos con certeza.
Os soltasteis y desapareciste.
Volviste a casa.

Sabía que te irías
pero al menos te podrías haber despedido.
Anoche me dejaste como una luciérnaga muerta
flotando en un vaso de agua.


Contracultura por la privada, únicos

¿Odioso, verdad? Los jóvenes que van de bohemios
y creen promover la contracultura
como si fueran los únicos que han despertado
de un sueño.
Conozco a un grupo en particular que se encierra en el bajo
de uno de sus miembros
al que llaman el búnker, y fuman marihuana
mientras alguno de ellos toca la guitarra
e incluso hay uno que toca el violín
y beben cerveza de buena marca
mientras creen que ahí fuera estamos todos siguiendo patrones
y no tenemos ningún tipo de personalidad.
Todos llevan palestina y alguna rasta
y van de indomables e incomprendidos
y escuchan música indie o rap underground
mientras se van pasando el porro y ríen
ríen mucho
porque son únicos y nadie más es capaz de criticar
la sociedad moderna como ellos
utilitarista y elitista y podrida y despreciable.
Visten ropa holgada y no creen en la superficialidad.
Incluso defienden la paz en el mundo
y culpan de todo a la guerra.

Varias veces he hablado con alguno de ellos
y agarraban con fuerza la idea de que todos los policías
eran unos hijos de puta
cuando en su vida los han tocado.
Ni tan siquiera los han cacheado.
Pero toman drogas y son jueces.
Recordadlo.

Odian las modas y a los ricos
pero una de ellas fue a la privada
y todos ellos estudian en la universidad
y en unos años formarán parte de la tan odiosa
sociedad. Pero seguirán fumando marihuana
y seguirán siendo únicos, como todas las personas
únicas que se juntan en corro y fuman y beben y cantan
sobre lo especiales que son.

Mierda.

Todo en orden

Ceniza en los pantalones
como estrellas de mar
y el cenicero desportillado por un lado y con un ojo morado
y las cortinas descosidas y con quemaduras
y el escritorio soñando con aviones
y la cama desecha y fumando en pipa
y los calcetines tirados como condones usados
debajo de radiador
y el coche bien aparcado en el Infierno
y los zapatos borrachos a base de orujo de hierbas
y el armario cantando ópera
y el suelo cansado de no caminar
y la silla avergonzada por mí
y yo me reclino sobre la silla y le quito la vergüenza
y las últimas armas ya están atornilladas y listas
y los hombres aún duermen
y tú y yo y todos y ninguno de nosotros
mirando por la ventana pensando si está a la altura
necesaria.

Y todo en orden.

Alma libre

Cuerpo libre
alma libre
mente libre
pensamiento libre
espíritu libre
amor libre

luego le dices que tiene
una carrera en las medias
y le jodes la noche.


Mi momento

Cuando lograba encontrarme
en la auténtica soledad
me encerraba en mi cuarto con el ordenador
y no hacía más que escribir poemas
unas dos o tres páginas de algún relato
o correos a editoriales y revistas.
Escribía y enviaba muchos correos,
como si lanzase bolas de papel
por la ventana.

Me bebía algún café o alguna cerveza
y siempre tenía la seguridad de que
después de ese cigarro
habrían otros tantos.

Ahora la televisión de la cocina cacarea
y los coches van y vienen por la calle
y los vecinos a veces hacen fiestas en sus piscinas
y me tengo que tragar los grandes éxitos
del verano.

Sé que no lo saben;
no saben nada,
pero están a punto de arrebatarme
mi momento.



La alternativa a la cena

Anoche cené con los duques de un cuento
y hoy me he despertado con un riñón
menos y con una ceja partida.
Ante todo, la noche fue maravillosamente
bien y no hay nada en este mundo
que me haga cambiar de idea.
                     
No sé qué más puede ofrecerme todo esto;
el tan majestuoso mundo real.
Hay jacuzzis a buen precio en alguna parte
y coches que nos hacen creer que ya hemos llegado
al futuro.
También tenemos la alternativa de Hollywood
o la del deporte profesional. Se supone
que hay montones de ideas nuevas, otros
planes. Un buen whisky, visitar La Habana,
ir a los grandes festivales de música, leer a E.L.James,
la semana de la moda de Madrid.
Elige una tecla y prueba a oír cómo suena.
Es así de fácil, me dijeron.

Bueno, la verdad es que los duques
y yo tenemos otra velada planeada
para el viernes que viene
y tampoco me duele tanto la cicatriz
del costado.




Arturo Zafra Moreno (1996, Caravaca de la Cruz, Murcia). Finalista en "I Antología Internacional de Poesía Contemporánea de Estudios Universitarios", finalista en "I Premio Internacional de Poesía Experimental Barco Ebrio", finalista en el "II Concurso de Poesía ¿Versamos?", seleccionado en "Por Amor a la Poesía", y seleccionado para aparecer en la antología poética V.E.R.S.O.S, promovida por el  concurso "+Poesía" de Ediciones DeLetras. Ha colaborado con varias revistas y sitios web de literatura como Letralia, Almiar, la antología universal de poesía Arte Poética: Rostros y Versos, Resonancias, Poesi.as, Espacio Luke , La poesía alcanza y Letras Salvajes. Autor de los poemarios Réquiem del licor (2015) y Viento embriagado (2015)

Entradas populares

Lxs más leidxs